Los despropósitos

Los despropósitos más temprano que tarde suelen toparse con la terca realidad. Pero..., como si de una película de aventuras se tratase, los siete paladines de causas medievales obnubilados por el lancero mayor del remoto condado, fustigan sin tregua ni pausa a los abanderados de los sin causa o, casi sin la causa que no sea mantener el poder.

Mas, incluso ya en los tiempos medievales llenar las faltriqueras propias recurriendo a las inopias y desventuras ajenas sirvió de poderoso emulsionante, nada que hoy haya perdido vigencia, a pesar de los siglos, hechos, relatos y cuentos transcurridos.

A veces la sensatez intenta jugar con los tiempos y, desencantada con este siglo XXI, ilusamente intenta trasladarse a aquellos romantizados torneos medievales en los que los caballeros blandiendo sus lanzas romas pugnaban por el virgen velo de la dama.

En estos tiempos, sin embargo, la áspera realidad, tan poco dada a treguas pretéritas ni a asuntos corteses, más bien estila por un desenfrenado punching ball de los caballeros políticos de la tabla cuadrada en aras de quebrar la pertinaz verticalidad del Poder: ¡¿Hasta cuándo!?