Cartas al director
Tiempos recios
En 1978 nos dimos una Constitución democrática que ha resultado ser un pacto entre caballeros. Y cuando han desaparecido los caballeros y su lugar lo han ocupado maleantes, la Constitución, de la que tan orgullosos estábamos tantos, incluso los que no llegamos a tiempo de votarla, esa Constitución de todos y para todos se ha mostrado débil, desprotegida, sin solución frente al enemigo. Partíamos de la base del respeto y no se pensó nada para defenderla de quienes quisieran derogarla por la vía de los hechos o con triquiñuelas propias de regímenes totalitarios.
Se basaba el pacto en el respeto a la libertad ideológica y nadie pensó qué ocurriría si sólo una ideología era la buena y el resto eran expulsadas. Nadie previó que el presidente del Gobierno actuase para sí en vez de para su país. Y por esto nadie limitó su discrecionalidad a la hora de nombrar al fiscal general o al presidente del Banco de España. No hay un mecanismo de defensa de la Constitución frente a los que la asaltan. Incluso muchos esperaban que lo fuera el Rey, sabiendo que no estaba la Corona tampoco pensada para eso. Así que solo quedan la prensa y los jueces. Y a por ellos van quienes pretenden instaurar un nuevo régimen. No son los jueces de derechas, son de Derecho. No es la prensa de derechas la que miente mientras la del régimen dice la Verdad. No es la derecha la que está dando un golpe de Estado blando. Son tiempos recios para los que aún creemos en la democracia liberal.