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Cartas al director

La sofística está de moda

Los sofistas de la Grecia antigua se consideraban a sí mismos maestros en sabiduría. Valiéndose de su dominio de la retórica simulaban saber de todo. No buscaban la verdad, sino la apariencia de saber con razonamientos engañosos.

Actualmente vivimos un renacimiento de la sofística. La nueva apariencia de saber se nutre de la información masiva de internet. Estar muy informado se vende como saber y ser culto. Se ha separado el conocimiento, que emana de la investigación científica y filosófica, de los saberes populares comúnmente aceptados. La sofística vuelve unida, como antes, al relativismo. Coincido con Marta Luquero en que hoy sobran sofistas y faltan filósofos; abundan los sofismas y escasean los axiomas. El arte de la persuasión no suele estar al servicio de la verdad, sino de los intereses de quien habla y de los de su grupo político. Lo confirman los argumentarios que se asignan desde arriba cada día a los miembros de algunos partidos para ser utilizados en el Parlamento y en las ruedas de prensa.

Actualmente, casi nadie se atreve a suscribir el «yo solo sé que no sé nada» de Sócrates. Los programas televisivos están ocupados a veces por comentaristas políticos omniscientes. La sofística está de moda en una época en la que se prioriza el aprendizaje práctico, los conocimientos útiles y una visión del mundo que, como durante la primera sofística, es creencia, no una verdad incuestionable.

Gerardo Castillo Ceballos

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