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Cartas al director

A mesa puesta

Si el pueblo es pobre y España es pobre porque tiene una deuda de 1.625.000.000.000 de euros, antes de condonar las deudas de las Comunidades Autónomas de 83.259.000.000 y asumirlas el Estado, o sea tú, yo y ese vecino que te cae gordo, Carlos VII, Rey de la dinastía Carlista, decía que «vivan pobremente el Rey y sus ministros». Se le olvidó profetizar como deberían vivir los representantes sindicales, que aparte de no dar palo al agua, en el tiempo que vivimos, viven como maharajás, a costa de las subvenciones que recibe del Gobierno, o sea del Estado, otra vez tú, yo y el vecino que te cae gordo.

Y es que están apareciendo los gastos en restaurantes y hoteles de los líderes y allegados sindicales y nunca caballeros se vieron de suites, viandas, lechos y corramos un tupido velo sobre otras bagatelas, tan bien servidos. Y es que en este país de nuestros pecados el tradicional oficio de pícaro o buscón está siendo monopolizado por políticos y sindicalistas, de manera que bien precisaríamos que la prensa y otros medios luchen por su libertad, que los escritores afinen su ingenio y atinen con sus sátiras para azote de quien lo haya menester y que el pueblo se despierte y avive el seso, compañeros.

Pablo Naranjo

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