Barcelona va de mal en peor. Dejando a un lado el problema del independentismo, que no es culpa de Ada Colau (o no del todo), la Ciudad Condal está inmersa en una espiral autodestructiva de inseguridad y suciedad en sus calles. Y eso sin hablar de que, desde que Colau llegó al ayuntamiento, el consistorio carece de cualquier tipo de proyecto económico. Los empresarios ya han intentado transmitírselo una y otra vez a la alcaldesa, sin suerte, al igual que también el gremio de hoteleros, que teme que la gestión de Colau acabe con el turismo. Los últimos en expresar su malestar con la deriva que está tomando la ciudad han sido los propios vecinos, que hasta llegan a denunciar en la última encuesta municipal que las calles son insalubres. Con lo que ha sido Barcelona y en lo que la están convirtiendo.
El presidente del Gobierno vuelve a contradecirse. No es algo que sorprenda, porque estamos acostumbrados a que prometa algo y después se retracte para hacer lo contrario, pero esta vez la corrección es para bien. O, por lo menos, lo parece. Sánchez, que juró y perjuró que derogaría la reforma laboral de Rajoy cuando llegara a Moncloa, dejó caer este domingo después de la reunión del G-20 en Roma que solo modificaría «algunas cosas» que, según él, se habían hecho «mal». En la batalla interna que mantiene el PSOE con Podemos en el Gobierno, por el momento se ha impuesto la cordura y no harán caso a Yolanda Díaz, que quería eliminar por completo la herencia de Rajoy. Habrá que ver, eso sí, cuáles son exactamente esos «cambios» que acaba haciendo Sánchez, pero le daremos el beneficio de la duda.
Las leyes deben proteger el derecho a la vida. Y, como en demasiadas ocasiones no lo hacen, por suerte hay quien lo defiende a capa y espada. Heidi Crowter es una activista provida que en estos momentos busca apoyo (popular y monetario) para apelar en los tribunales la ley del aborto que rige en Reino Unido. Actualmente, los padres tienen la posibilidad legal de interrumpir el embarazo incluso unos días antes del nacimiento si detectan que el bebé tiene una enfermedad como el síndrome de Down. Crowter nació con dicha dolencia y eso no le ha impedido tener una vida normal, estudiar en el mismo colegio que sus hermanos y pelear ahora por defender el derecho a vivir de los que aún no han llegado al mundo. Todo un ejemplo.
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