En su declaración televisada, que recordó por momentos a lo peor de la pandemia, el presidente del Gobierno renunció al mando único y descargó toda la responsabilidad de la crisis en el presidente de Valencia, Carlos Mazón. La frase «si necesita más recursos, que los pida» pasará a los anales de la dejación de funciones. Ser presidente es mucho más que menear el Falcon por medio mundo o movilizar la Fiscalía y la Abogacía en auxilio de tu mujer imputada. Ser presidente implica liderar la respuesta que demandan los ciudadanos que están pagando el Gobierno más numeroso, caro e inoperante de lo que va de siglo.
Nadie va a culpar a la ministra de una de las tormentas más copiosas desde que hay registros, pero no es mal momento para recordar que desde su ministerio se ha firmado destinar 2.500 millones de euros (se dice pronto) a un plan para la demolición de azudes y presas «obsoletas». Sin saber qué entiende exactamente por «obsoletas», mientras los expertos en obras hidráulicas dicen que con 15 millones de inversión anual bastaría para proteger la zona, Ribera sigue en pie con su carísimo e ineficaz empeño.
La CE ha adjudicado al consorcio SpaceRise el diseño, la entrega y las operaciones de IRIS², un sistema pionero de conectividad multiórbita de la UE. El ambicioso proyecto servirá para desarrollar una constelación de satélites que dará la réplica al Starlink de Elon Musk. Dicho consorcio está formado por Hispasat, cuyo consejero delegado es Miguel Ángel Panduro; Eutelsat y SES, junto con otros miembros principales. Este hito representa un paso crucial hacia el establecimiento de una infraestructura europea de comunicaciones segura y autónoma. La representación de España a través de Hispasat tiene una gran importancia a todos los niveles y sitúa a nuestro país en una posición de liderazgo en este ámbito estratégico.
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