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TribunaSusana Pérez Quislant

Octubre rosa

Es triste pensar que este Ministerio de Sanidad ha estado más preocupado por legislar sobre el uso del cannabis que sobre este tema y que solo haya aprobado estos medicamentos ante la enorme presión ejercida por estas mujeres

Actualizada 01:30

El mes de octubre se tiñe todos los años de color rosa a nivel internacional como símbolo de sensibilización sobre el cáncer de mama con el objetivo de aumentar la atención y apoyo a la detección precoz y el tratamiento de esta enfermedad.

No hay duda de la gran importancia de dar visibilidad y concienciar sobre la prevención, porque no debemos olvidar que más de dos millones de mujeres en todo el mundo son diagnosticadas cada año de cáncer de mama. Sin embargo, no todo puede quedarse en un mes y un color. Detrás del cáncer de mama hay mucho más.

Hace unas semanas pude conocer y escuchar a un grupo de mujeres diagnosticadas con cáncer de mama metastásico, que es el tipo de cáncer de mama más grave que hay, y me llamó mucho la atención el lema que usaban: «Es sencillo, sin medicamentos nos morimos».

Y con este lema, duro y desgarrador, este grupo de mujeres valientes ha luchado durante meses para conseguir que el Ministerio de Sanidad incluya, por fin, dos medicamentos revolucionarios para tratar el cáncer de mama metastásico que hasta ahora tenían que financiar las propias pacientes y que cuesta la friolera de 5.500 euros cada 21 días, lo que supone unos 90.000 euros al año y que, lógicamente, muy pocas de ellas pueden permitírselo, por lo que tienen que añadir este problema a sus ya muchas preocupaciones.

Este grupo de mujeres sabe bien lo que es escuchar en una consulta una de las peores noticias que se pueden recibir, saben bien lo que es enfrentarse a un diagnóstico de cáncer de mama metastásico y saben bien lo que es el miedo y la desesperanza, pero también saben que pueden elegir cómo sobrellevarlos y, como buenas guerreras, decidieron que ese miedo y esa desesperanza no las iba a paralizar y empezaron a pelear.

Estaban en plena lucha contra la enfermedad cuando, además, tuvieron que empezar una segunda batalla. En este caso, una guerra administrativa para pedir algo tan justo como la financiación de los medicamentos Enhertu y Trodelvy, porque estos dos nombres son la esperanza para los sueños que aún les quedan por cumplir, la de ver a sus hijos crecer y la de seguir disfrutando de una vida que merecen y que un día creyeron acabada al no poder acceder a los medicamentos que el Ministerio de Sanidad les negaba en la Sanidad pública.

Este grupo de mujeres empezaron a movilizarse el pasado mes de julio y, acostumbradas a librar duras batallas, a vencer el miedo y levantarse ante las dificultades, no se dieron por vencidas ni un solo día y comenzaron a recabar firmas que apoyaran su petición, llegando hasta 158.000, acudiendo al Senado y a la Asamblea de Madrid, buscando altavoces que les ayudaran a que todo el mundo conociera que su esperanza y sus posibilidades de vivir pasaban por la financiación de dos medicamentos que el Ministerio de Sanidad se negaba a financiar. Gracias a su tesón, a su fuerza y a sus ganas han conseguido que el pasado día 26 de septiembre por fin se aprobara la financiación de los tratamientos que les ayudan a vivir.

Es triste pensar que este Ministerio de Sanidad ha estado más preocupado por legislar sobre el uso del cannabis que sobre este tema y que sólo haya aprobado estos medicamentos ante la enorme presión ejercida por estas mujeres. Es triste pensar que en lugar de estar tranquilas con sus familias, empleando toda su energía en cuidarse, hayan tenido que emprender otra batalla, la más justa, y pelear también contra la ministra de Sanidad.

Tomemos conciencia real del cáncer de mama y, especialmente, del metastásico, porque detrás del color rosa hay millones de mujeres, auténticas guerreras, que como en el caso de España saben librar duras batallas, y que han conseguido que la ministra, médica y madre no haya tenido más remedio que escucharlas y ocuparse de lo que de verdad importa.

  • Susana Pérez Quislant es diputada y secretaria tercera de la Mesa en la Asamblea de Madrid
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