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Reyes Magos 2

Reyes ante el Rey: la `magia´ que acontece en Belén que lleva a los sabios a postrarse ante Dios

La epifanía del Señor, celebrada el 6 de enero y conocida popularmente como el día de los Reyes Magos, es el momento en el que los hombres doctos inclinan la cerviz ante la majestad de un Niño

«Los Reyes Magos, los sabios de su época, los poderosos del mundo, llevaron riqueza, pureza y exclusividad en sus cofres, y se rindieron ante un nuevo poder. Reconocieron una nueva realeza. Dieron a conocer al mundo que el poder del niño Dios era diferente, y se inclinaron ante un crío que yacía entre animales porque no había encontrado acomodo entre los hombres. Fue el anuncio de un nuevo poder, el que todos esperaban. Ese fue el regalo que nos hicieron los Reyes Magos, el regalo de hacernos visible y reconocible una nueva realeza».

Con esta precisión de padre de familia que se ha visto interpelado en multitud de ocasiones por sus hijos ante la pregunta de quiénes son realmente los Reyes Magos,  Armando Zerolo explicaba desde sus Cartas de la Ribera por qué los reyes magos no son los padres. 

La epifanía del Señor, celebrada el 6 de enero y conocida popularmente como el día de los Reyes Magos, es el momento en el que los hombres doctos inclinan la cerviz ante la majestad de un Niño.

Guiados por el curso de los astros, Melchor, Gaspar y Baltasar, cuyos nombres aparecieron por vez primera en el mosaico del siglo VI en la basílica de San Apolinar el Nuevo, llegaron según la tradición cristiana hasta Belén. 

La lectura simbólica de este pasaje del Evangelio de San Mateo, la señaló Benedicto XVI como una imagen que representa al pueblo en busca de su Rey «en el camino hacia Dios, a la búsqueda de su reino de la paz, de la justicia, de la verdad y de la libertad».

Tal y como recogen nuestros compañeros de COPE, el ahora Papa emérito, en el capítulo IV de su libro La infancia de Jesús, dedicado a Los Magos de Oriente y la huida a Egipto, recrea el contexto histórico y geográfico en el que se produce la Adoración de los Reyes y una explicación de quiénes eran esos «Magos venidos de Oriente» a los que se refiere en las sagradas escrituras. 

Reyes Magos

Cath

Viaje a Belén a petición de Herodes

Tras el nacimiento de Jesús de Nazaret, acudieron a rendirle homenaje, no sin antes hacer una parada en el palacio de Herodes, tal y como se recoge en Mateo 2 (1:12). 

Habiendo nacido Jesús en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando: «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo». Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó y toda Jerusalén con él; convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: «En Belén de Judea, porque así lo ha escrito el profeta:  «Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres ni mucho menos la última de las poblaciones de Judá, pues de ti saldrá un jefe que pastoreará a mi pueblo Israel»». Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles: «Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo». Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino y, de pronto, la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se retiraron a su tierra por otro camino.

Estos magos actúan ante la majestad de Dios reconociendo su autoridad por encima de lo terreno, dándole la espalda a Herodes, experimentando la epifanía, años más tarde nuevamente revelada frente a Pilato, cuando el nazareno dice que su reino «no es de este mundo» y que las leyes y razones que atan a los hombres, inclusive la propia muerte, no opera con Él. 

Este días de celofanes y papeles rasgados nos recuerda, como decía Zerolo, que, en efecto, los Reyes Magos no son los padres. Que a nosotros ocupa el administrar y gestionar la `magia´ que hay cada 6 de enero pero no el suplantar la identidad –ni mucho menos los actos– de unos hombres sabios que supieron identificar en las estrellas el secreto que está escondido en los cielos y que, desde hace 2021 años, se revela en cada altar, en cada pesebre doméstico, en cada acto de amor que renueva la alianza por nuestra parte del pacto sin fisuras que Dios hizo con los hombres desde el principio de los tiempos. 

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