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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Anestesia

El 10 de enero, con el mundo libre anestesiado, con Edmundo González, presidente electo de Venezuela vendido por 100.000 dólares y con María Corina Machado en el potro de tortura, el tramposo canalla renovará su mandato

Actualizada 01:30

Europa callada. Los Estados Unidos, a lo suyo. Las naciones libres de América, anestesiadas. El 10 de enero, el tramposo asesino Nicolás Maduro, contundente perdedor en las elecciones de Venezuela, será proclamado presidente mientras el mundo admite con su inacción y su flojedad la usurpación de poder en el Palacio de Miraflores. En ese salón horroroso presidido por un retrato de almanaque del traidor y asesino, antes que libertador, Simón Bolívar. La única esperanza está en manos de esos millones de venezolanos que votaron a Edmundo González y temen por sus vidas. Pero los venezolanos ya han demostrado su coraje y su valentía, y eso lo saben los que han sobrevivido a las celdas de tortura y las prisiones del olvido. Madrid y otras ciudades de Europa, están siendo ocupadas por decenas de miles de venezolanos. Bienvenidos sean nuestros hermanos de la otra orilla. Pero los afincados en España y en Europa no preocupan a Maduro. Molestan e irritan los que pueden llenar las calles de Caracas a sabiendas del peligro que asumen exigiendo al tirano perdedor que se vaya y al ganador que se quede. Para quedarse hay que estar. Y Maduro ya ha amenazado a quien le venció en las elecciones, siempre asesorado por esa cosa blanda y maligna que en España se conoce por Zapatero. Zapatero y Sánchez. Sánchez y Albares. Zapatero, Sánchez , Albares y Úrsula Von der Leyen, que ha sido la encargada de anestesiar a la Comisión Europea.

Maduro se ha superado a sí mismo. Y ha ofrecido, mediante decreto, 100.000 dólares a quien le entregue a Edmundo González. Un presidente que pierde pone precio a la cabeza de un presidente que le ha vencido. Pero se aproxima el día 10 de enero, y el mundo occidental, las naciones libres, los gobiernos democráticos permanecen callados, anestesiados, ajenos a la poca vida y mucha muerte que hoy se disputan los venezolanos estafados, engañados y defraudados por el animal comunista.

No obstante, el objetivo principal de Maduro y sus aliados no es Edmundo Sánchez, el vencedor de las elecciones. Es María Corina Machado, la insistente, magnífica y heroica mujer capaz de salir a la calle al frente de la libertad. Muchos han quedado en el camino. Algunos, abrumados por el cansancio. Los más, torturados, envilecidos y asesinados en las prisiones de la bestia. Con un mundo libre anestesiado, todo se puede conseguir.

Maduro y su régimen comunista —muy enriquecedor para ellos—, tiene secuestrado a su pueblo. No ha podido mostrar las actas electorales de su falsa victoria, porque no existen. Sí las ha paseado por el mundo Edmundo González, pero al fin y al cabo, con todos los negocios turbios, la corrupción y los sobornos, esas actas no son otra cosa que papeles del pasado. Venezuela se está desangrando en la oscuridad. Aquella descripción perfecta de don Mariano Téllez-Girón, en los últimos años de su vida. «Las venas, con poca sangre. Los ojos, con mucha noche». La única solución es que una parte de las Fuerzas Armadas venezolanas se levanten contra el golpista, contra el tirano, contra el dictador, contra el criminal. Y que el mundo libre apoye a quienes arriesgan sus vidas para asegurar la vida de Venezuela. Europa está en lo suyo. En las chorradas.

El 10 de enero, con el mundo libre anestesiado, con Edmundo González, presidente electo de Venezuela vendido por 100.000 dólares y con María Corina Machado en el potro de tortura, el tramposo canalla renovará su mandato mientras las naciones seguirán dando la espalda al sufrimiento de Venezuela, con España a la cabeza de la ignominia.

La legitimidad, anestesiada.

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