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Cosas que pasanAlfonso Ussía

División de opiniones

Sánchez ha viajado, desde los sucesos del estercolamiento en Paiporta, por todo el mundo y España, pero no ha querido volver a Valencia, por si las moscas. El Rey lo ha hecho, y con toda la Familia Real, pero son dos maneras opuestas de analizar las cosas

Actualizada 01:30

Toreaba Rafael El Gallo, hermano de Joselito,en Madrid. Como dicen los apoderados para disculpar una mala tarde de su torero, «no tuvo un buen lote». El buen lote se lo llevó don Rafael, entre improperios y almohadillazos. Llegado al Hotel Victoria, trepó por las escaleras a su habitación, se duchó, se vistió de paisano y bajó al bar a tomar una copa, donde le esperaban algunos de sus incondicionales. —¿Qué ha pasado, Rafael? ¿Qué ha sucedido, maestro? —Pues nada, una sensación agridulce. División de opiniones—. ¿División de opiniones, maestro? Yo estaba ahí, y le han despedido con una bronca monumental y unánime—; —Pero con división de opiniones— insistió don Rafael; —unos en mi padre y otros en mi madre—.

Intentar simular situaciones nada confusas mediante la farsa, es mal negocio. Siempre resplandece la verdad. Se representaba en Cabra por una compañía de actores aficionados el Tenorio de Zorrilla. En la vida real, el actor que encarnaba a Don Juan Tenorio estaba locamente enamorado, y no correspondido, de la actriz que representaba a Doña Inés de Ulloa. Y en la famosa escena del sofá, Don Juan intentó acercamientos y toqueteos que jamás se hubiera atrevido a intentar en privado. Ello produjo en Don Juan una transformación paulatina de una parte de su cuerpo, y se oyeron las primeras risas y cuchicheos entre el público. Don Juan, azorado y azarado, intentó eliminar el disparatado abultamiento que se dibujaba en sus apretadas calzas mediante acoplamientos simulados, pero el asunto no se arreglaba. Al fin, entre el público, un espectador le gritó: —¡Don Juan, no te «jurgues», que es peor!—. Y la función fue suspendida entre una tronante división de opiniones.

En Cerler ha ocurrido lo mismo. División de opiniones. Sánchez, que después de lo de Paiporta no ha vuelto a mirar ni visitar Valencia, ha descansado de su descanso durante unos días en la estación de esquí de Cerler, púlpito de Banasque, en la provincia de Huesca. Poca nieve y muchos aficionados al esquí, sin contar entre la multitud a sus cincuenta escoltas, todos ello notables esquiadores. Se ha alojado, junto a su esposa la tetraimputada, en el hotel Casa Cornel, propiedad de un concejal del PSOE. Un hotel exclusivamente dispuesto para ellos, según nos cuenta en su crónica para El Debate Iranzu García Vergara. Toda la estación, tomada por la Seguridad de Sánchez, el guepardo de Paiporta. El restaurante «La Solana», propiedad del concejal socialista, abierto exclusivamente para Sánchez, y lo mismo el bar «La Taberna», clausurado a cal y canto para que Sánchez y su enamorada tetraimputada pudieran cenar ahí sin malas miradas, gritos ni descalificaciones personales. Sucede que entre desayuno, comida y cena en los locales del emprendedor y poderoso concejal socialista, tenían que esquiar. Y en las pistas les esperaban las gentes, que les dijeron de todo. Sánchez vestía una elegante chupa acolchada azul celeste y la tetraimputada vestía de sol y bosque, amarillo brillante y verde de hayas en el renuevo. Bastante torpes en sus movimientos sobre la nieve, dicho sea de paso. No reproduzco le relación de adjetivos que tuvieron que oír porque nos hallamos en días de paz y esperanza.

Sánchez ha viajado, desde los sucesos del estercolamiento en Paiporta, por todo el mundo y España, pero no ha querido volver a Valencia, por si las moscas. El Rey lo ha hecho, y con toda la Familia Real, pero son dos maneras opuestas de analizar las cosas. Lo cierto es que la parejita también adelantó su regreso, porque no es agradable hacer un «slalom» entre insultos y definiciones ajustadas. División de opiniones.

Unos en su padre y otros en su madre. Pero lo malo, es que casi todo dedicado a ellos, los esquiadores sufrientes. Ya, sin ellos, Cerler ha vuelto a su ser y como además de todo lo que son, también son gafes, se han quedado en Benasque sin nieve.

El único que ha ganado algo, el concejal de Hostelería. Y ella, acurrucada en el hombro derecho de su esposo, preguntándole durante el vieje de retorno a La Moncloa.

Pit Pit, he notado que no nos quieren como tenían que querernos.

Eran cuatro gatos ultraderechistas.

División de opiniones.

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