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Fátima E. Fernández

Una revisión del curso y del discurso político que han gobernado 2024

El orden regulatorio es contradictorio al caos, aunque en ambos pueda reinar cierta armonía

Actualizada 09:11

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante una sesión de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante una sesión de control al Gobierno en el Congreso de los DiputadosEuropa Press

La economía es política y la política es todo y nada al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto. Los asuntos públicos invaden toda la vida pública, si se permite la redundancia. Y es que lo público es común a todos: el pegamento de una sociedad que aspira a una convivencia cívica, aun perdiendo ciertas libertades y teniendo que atender a una serie de normas. El orden regulatorio es contradictorio al caos, aunque en ambos pueda reinar cierta armonía, cuya existencia depende de la cohabitación entre ambos territorios.

¿Qué ocurre cuando se combina una coalición sin silencio mediático, estando este peor percibido que la energía nuclear? Tenemos las actas, aunque no al verificador, pero es que se nos presupone una economía resiliente. Aún no hemos llegado a ser sin Europa, pero la vida pública quiere darnos una segunda oportunidad con Teresa Rivera a la cabeza por si el 25 fuera año electoral. Recordemos que más del 50 % de las leyes aprobadas derivan de directrices y decisiones europeas. Desde luego, ¡qué envidia por aquellos que ya pueden volar!

Avecinábamos una nueva legislatura marcada por la inestabilidad y unas alianzas complejas y así se ha dado. Ya por aquel entonces se conocía que la fiscalidad y la inflación serían los grandes protagonistas de la que ya es la XV Legislatura. El volumen de iniciativas estaba claro a finales de marzo, mes en el que el ministro Félix Bolaños presentaba el Plan Anual Normativo: su aspiración era aprobar un total de 198 iniciativas, de las cuales el 75 % serían Reales Decretos, mientras que el resto debían ser leyes ordinarias u orgánicas (43 y 6, respectivamente).

Tal y como afirmábamos al inicio de estas líneas, la economía lo impregna todo. Ello implica que sean varias las carteras involucradas en el juego político más allá del Ministerio de Economía:

El chantaje de Junts

El Ministerio liderado por la vicepresidenta Montero no lograba sacar adelante su propuesta de partida de gasto. Junts marcó territorio porque el (des)concierto autonómico era real, a pesar de las esperanzas de Moncloa. Así, las cuentas del ejercicio 2023 fueron renovadas de manera automática. Se sabe que, dada la posición política global, los independentistas habrían tirado de chantaje como recurso para, entre otros, que el Ejecutivo no subiera los impuestos; una medida que quería contribuir a la dependencia de España con Europa.

Niveles de productividad

El Congreso Internacional del Trabajo fue testigo de la promesa que Díaz hizo a los madrileños: «Madrid se convertirá en la capital global del trabajo decente» y ello ocurrió a pesar del trono que Ayuso ostenta.

En paralelo, la que iba para presidenta —y se quedó en el quinto puesto en el ranking de traidores de P. Iglesias— se comprometió a reducir la jornada laboral, una medida que ha despertado bastante malestar entre los empresarios, los cuales están frenando cualquier tipo de acuerdo. Ya existe un anteproyecto de reducción de jornada, aprobado en Consejo de Ministros. Sin embargo, quedan muchas dudas sobre su aplicación y posibles flexibilidades, así como cómo se materializará la mejora de la conciliación y productividad.

Su conquista, en cambio, ha sido varias subidas del salario mínimo interprofesional (SMI), hacia los 1.190 euros mensuales, y lo volverá a hacer en 2025. Cierto es que no hay fecha ni porcentaje de incremento cerrado, pero las propuestas sugieren un aumento del 5 %. Y es que la gallega está convencida en que el SMI alcance el 60 % del salario medio, según lo establece la Carta Social Europea.

Determinantes económicos

Aun con todo, el consumo de los hogares, el turismo y las exportaciones han tirado de crecimiento. No obstante, las cifras identifican márgenes de mejora en la productividad por trabajador y las inversiones. Los datos publicados hace una semana por el Instituto Nacional de Estadística (INE) confirmaron la resistencia de nuestra economía. A pesar de la incertidumbre global, el PIB creció durante el tercer trimestre a un ritmo sólido (3,3 % interanual). ¿Significa esto que 2024 ha sido el año de Sánchez?

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