Emilia, la jubilada manchega que sacó a más de 70 exmenas de la calle
Empezó su tarea en el barrio de Hortaleza, donde hace unos cuantos finales de año, se apiñaron en torno a su mesa en Nochevieja más de 14 chavales. Hoy cuenta con una casa de acogida en Toledo
Emilia salió a la calle a pasear al perro como cualquier otra tarde por el barrio de Hortaleza. Cuando iba dirección al parque, solía encontrarse con algunos chicos, ex menas, que habían salido de los centros tutelados y que de un día para otro se habían visto en la calle. Una tarde, en uno de los bancos, se encontró con varios de ellos muertos de frío. Los convidó a tomar un chocolate caliente por la zona. Cuando llegaron a un bar, la chica que había tras la barra, permitió entrar a Emilia y al perro, pero no a los chicos, a los que reprendió de forma grosera. Visto esto, Emilia tomó una decisión. «Cuando vinieron a mi casa no te quiero ni contar la cara de mi marido cuando abrí la puerta y aparecí con dos muchachos, de Costa de Marfil y Bangladesh», cuenta Emilia, divertida, al otro lado del teléfono.
Su marido, Luis, ya sabía de las actividades de su mujer y poco a poco, aquel pequeño acto de acogida, junto a otros vecinos que también querían echar un cable, fue convirtiéndose en una red vecinal dispuesta a atender a estos chavales que, en un inicio, solamente habían subido al piso de Emilia a merendar.
El punto de inflexión definitivo fue en la Nochevieja de hace unos años. «La recuerdo como una de las Navidades más especiales de mi vida», cuenta Emilia. La voz de que aquella noche, en un piso de la zona, las puertas de casa estaban abiertas para quien lo necesitase, se corrió y en un piso de no más de 70 metros cuadrados del barrio de Madrid, Luis, Emilia y 15 personas en situación de calle vieron llegar el año nuevo que daría luz a Somos Acogida, la asociación que ha quedado de estos actos de generosidad.
La Puebla de Almoradiel
En un paseo por su pueblo, Emilia y Luis tuvieron una idea. Al ver que había tantas casas que se alquilaban a un precio asequible, decidieron llevarse a los chicos que había tirados por las calles de su barrio a 143 kilómetros de distancia, en particular, a La Puebla de Almoradiel.
La iniciativa, para sorpresa de Emilia, tardó poco en encontrar acomodo entre las instituciones de la localidad manchega, que fueron haciendo pequeñas aportaciones y a ayudar a Emilia para sacar su proyecto adelante. Fruta, leche, una tarjeta de compra, algo de dinero. Emilia gestionó en sus inicios este proyecto igual que con una gran familia. Madre de tres hijos, fue hablando y acogiendo a cada uno de los ex menas que se encontraba en situación de calle para ofrecerles una alternativa donde formarse, convivir y tener un techo para poder salir adelante.
«Es lo más bonito que he hecho en mi vida, no te puedes imaginar la de veces que lloro», confiesa Emilia. «No es fácil porque son adolescentes, unos chiquillos, en una situación muy complicada pero cuando les miras a la cara y ves esas sonrisas, cuando ves cómo te tratan a ti, con cuanta gratitud, y que el pueblo donde han nacido los acoge tan bien, pues es algo para estar agradecido».
Hasta la fecha, por Somos Acogida, han pasado 70 jóvenes que hasta la llegada de Emilia, Luis y todos los vecinos que no miraron con indiferencia su realidad, vivían en la calle y sin ninguna perspectiva de futuro más que esperar la deportación a sus países de origen.