Benedicto XVI, el Papa que no esperaba «un camino tan largo», cumple 95 años
El Pontífice emérito celebra su cumpleaños en el convento Mater Ecclesiae, en los jardines del Vaticano, donde reside desde 2014
En febrero de 2013, cuando renunció al pontificado, Benedicto XVI estaba muy débil. El hecho de sufrir la traición de su propio secretario, de gestionar la crisis de los abusos en la Iglesia y otros casos de corrupción interna le habían desgastado muchísimo. Por ello, nueve años después ha confesado a su secretario que «no esperaba que la distancia, el camino desde el último día de pontificado, hasta la puerta de San Pedro (en el cielo), fuese tan largo».
Joseph Ratzinger celebra su 95 cumpleaños el sábado 16 de abril. Lo hará en el monasterio Mater Ecclesiae, dentro del Vaticano, donde convive con su secretario, George Ganswein, y cuatro personas consagradas del movimiento Comunión y Liberación llamadas Carmela, Loredana, Cristina y Rosella. Son personas dedicadas a la oración y a la atención material del Papa emérito, con quienes también colabora durante el día sor Birgit Wansing, secretaria de Benedicto, que pertenece al instituto de Schoenstatt.
La relación entre los dos papas no podía haber sido mejor
La jornada del cumpleaños del Papa emérito normalmente se llenaba con la presencia de algunos amigos de Baviera, que venían expresamente para pasar ese día. Durante años era habitual contar con el hermano de Ratzinger, fallecido hace dos años, así como con otros invitados, pero la pandemia y la avanzada edad del Pontífice emérito han truncado esas tradiciones.
Armonía, respeto y cordialidad
En esta ocasión, el Papa Francisco ha anticipado su visita al monasterio a la tarde del miércoles, la jornada anterior a un Triduo Pascual cargado de eventos. Ha acudido a felicitar personalmente a Ratzinger, al que desde el inicio de su pontificado ha considerado como «un abuelo sabio, que siempre aporta experiencia». Por su parte, el Papa emérito asegura que desde que Francisco fue elegido pontífice, «la amistad no solo se ha mantenido, sino que se ha intensificado con el tiempo».
El responsable de la Sala Stampa del Vaticano durante los años de Benedicto XVI, el padre Federico Lombardi, ha comentado recientemente que la relación entre los dos papas «no podía haber sido mejor». A su juicio, «los escasos tres o cuatro momentos donde a algunos les ha parecido que pudiera existir cualquier diferencia o malentendido, desaparecen literalmente en los más de ocho años de plena armonía, respeto y cordialidad, continuamente renovadas por las dos partes».
Un duro último año
Desde el monasterio Mater Ecclesiae dejaron muy claro, desde el primer día, que el Papa emérito no iba a admitir ninguna crítica al Pontífice vigente. Cualquier atisbo de presentar un círculo crítico o nostálgico en torno a Benedicto ha sido rechazado de plano. De hecho, Benedicto XVI ha insistido siempre en que «en la Iglesia solo hay un Papa».
Dentro de un clima de paz, de oración y estudio, Ratzinger considera que su papel en esta tierra ya está cumplido. El último año, con las acusaciones de no haber actuado bien en casos de abusos cuando era arzobispo de Múnich, ha sido duro. Pero al menos ha servido para volver a pedir perdón a las víctimas y recordar su especial dedicación a la prevención en este terreno durante su pontificado.
El Papa emérito, a día de hoy, está muy débil de salud. Pero, como bien dice su secretario, «la fuerza de sus ojos, la intensidad y vivacidad de su mirada y de su mente es increíble».