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El nuncio apostólico del Vaticano en España, Bernardito C. Auza

El nuncio apostólico del Vaticano en España, Bernardito C. AuzaEuropa Press

El nuncio del Vaticano expresa las «reservas» de la Iglesia a la Agenda 2030

El significado que da al término 'género' o incluir el aborto como un derecho de salud sexual son algunos de los puntos de la Agenda 2030 que el Vaticano rechaza

El nuncio apostólico de la Santa Sede en España, Bernardito C.Auza, ha subrayado este viernes que el Vaticano comparte la mayoría de objetivos y metas que recoge la Agenda 2030, pero ha recordado que expresó «reservas a algunos de los conceptos» sobre sexualidad y familia y en sus metas de implementación.

En una conferencia en la Universitat Abat Oliba (UAO CEU) en el marco de la Festividad de la Conversión de San Pablo, el nuncio ha señalado que expresó reservas al uso del término 'género', que para el Vaticano se circunscribe al «criterio biológico de mujeres y hombres».

También mostró sus reservas al uso de la palabra 'empoderar' en uno de los objetivos de la Agenda 2030, que hubiera preferido promover para «evitar una visión descoordinada de la autoridad como poder, en lugar de como servicio».

Bernardito C.Auza ha negado la interpretación de que en el objetivo sobre el derecho a la salud sexual y reproductiva se incluya el aborto, señalando que «ningún documento de la ONU jamás ha mencionado el aborto como derecho».

Ha afirmado que la Santa Sede participó y presentó propuestas en el proceso de negociación de la Agenda 2030, aprobada finalmente en 2015, pero también sus «reservas» sobre aspectos que recogía el texto.

Auza ha afirmado que el Vaticano «creía y sigue creyendo en las buenas intenciones» detrás de los esfuerzos de la comunidad internacional para crear una agenda que responda a los desafíos más urgentes para transformar el mundo y que cristalizó en 17 objetivos de desarrollo sostenible (ODS) y más de un centenar de metas.

Idealismo y metas inalcanzables

El diplomático ha asegurado que los objetivos de la Agenda 2030 son «apreciables y buenos, unos más fundamentales que otros», y en ese sentido ha señalado que quizá haya demasiados objetivos, lo que pone en peligro relegar aquellos que pueden considerarse fundamentales.

Ha señalado que se vislumbra un «excesivo idealismo» en alguno de los puntos, que pueden llevar a metas inalcanzables en 2030, y ha puesto como ejemplo que hubiera abogado por incluir erradicar la pobreza extrema y no a la pobreza en todo el mundo.

«El verdadero problema es la pobreza extrema. Hay pobrezas muy dignas», ha aseverado, señalando que hubiera formulado menos objetivos para centrar la energía en ellos.

También se ha referido al peligro del «nominalismo declaracionista», de declaraciones con buenas intenciones que no se implementan, y de lo que ha denominado una cierta 'colonización ideológica', con la que se busca imponer un modo de vida.

Auza ha subrayado que lamentablemente en la actualidad hay «más polarización y menos debates» en las organizaciones multilaterales.

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