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03 de julio de 2024

mañana es domingoJesús Higueras

«Se decía que estaba fuera de sí»

Saber ser independientes del pensamiento de moda no significa despreciar a los demás creyendo que somos superiores; todo lo contrario: les escuchamos pero al final tomamos nuestras propias decisiones «en conciencia»

Actualizada 04:30

Curiosamente, al principio de su vida pública , fueron familiares de Jesús los que quisieron retirarlo de su misión, porque «pensaban que estaba fuera de sí» (Marcos 3,21); es decir, creían que se había vuelto loco ya que su conducta y enseñanza se saltaba todos los cánones de los bien pensantes de su tiempo. Les resultaba incómodo reconocer que aquel Maestro joven y desconocido era capaz de cuestionar sus vidas y su religiosidad.

También le ocurre lo mismo a los santos de cada generación, pues su «radicalidad» molesta a todos aquellos que ha conseguido convertir el seguimiento de Cristo en algo confortable. Pero este fenómeno le sigue ocurriendo a todos aquellos que viven un encuentro real con Cristo crucificado y resucitado, un encuentro que marca un antes y un después capaz de cambiarles la vida. No cambia el carácter o los defectos, sino que cambia la visión más profunda del sentido y el valor de las cosas que van ocurriendo en nuestra historia personal.

Es difícil estar con Cristo y que después todo siga igual, ya que el Señor se queda dentro de nosotros de un modo más patente y nos acompaña en el sincero deseo de intentar ser más coherentes con la buena noticia que nos ha entregado. Entonces nos llaman también locos porque rompemos los moldes clásicos del bienestar cristiano. Te dirán: ¡No hace falta que vayas tanto a la iglesia! ¡No tienes por qué ayunar! ¡Ocúpate más de nosotros que te necesitamos! ¡No tienes vocación a la santidad, eso es un cuento de locos! Y al final si no les das la razón te clasifican en el grupo de los locos, los fanáticos o los radicales.

Por supuesto que es doloroso que los que más nos quieren se cuestionen nuestra vida de fe, pero es una prueba de la que salimos fortalecidos, pues hemos elegido a Dios antes que a los hombres. Saber ser independientes del pensamiento de moda no significa despreciar a los demás creyendo que somos superiores; todo lo contrario: les escuchamos pero al final tomamos nuestras propias decisiones «en conciencia», es decir, teniendo en cuenta las enseñanzas de Jesús que iluminan nuestro camino interior. Los cristianos estamos en medio del mundo, pero no somos del mundo, pues éste es un tirano que pretende someter a sus intereses a todos los hombres. No olvidemos que Jesús es la única fuente de libertad interior. Sólo con Él somos capaces de ser nosotros mismos, sin presiones ni mentiras.

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