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03 de julio de 2024

mañana es domingoJesús Higueras

«Al verlo ellos se postraron»

Decía el cardenal Ratzinger que «todo conocimiento que no lleve al amor es inútil», ya que hoy en día podemos obtener información de casi todo, pero no amar a casi nadie

Actualizada 04:30

«Es mi amigo íntimo». Este título sólo lo damos a esas personas en las que confiamos tanto que somos capaces de compartir con ellas lo que realmente sucede dentro de nosotros: nuestras penas, deseos, dificultades y alegrías. Cuando muestras tu intimidad a alguien quedas realmente expuesto, pues te arriesgas a ser herido, mal comprendido e incluso ridiculizado. Por esta razón no son muchos los amigos íntimos que cada uno podemos tener. Pero Dios quiere que su relación con cada ser humano sea única, especial y plena, por lo cual da a conocer su intimidad contándonos cómo es Él por dentro: Trinidad.

Celebramos mañana la fiesta de la Santísima Trinidad después de haber vivido el tiempo de Pascua y la venida del Espíritu Santo, porque sólo llenos de ese Espíritu de la verdad podemos asomarnos a la intimidad divina.

Nuestro Dios no es un ser solitario que, aburrido, decide crear el cosmos y la humanidad para estar así entretenido. Sabemos que no es así, porque Jesús nos habló del Padre, de sí mismo como ser divino y del Espíritu Santo. No son tres dioses, sino tres personas que suceden en el único Dios.

Enseña la Iglesia que son tres personas en una única naturaleza divina. Tal vez esta definición sea fría o difícil de asimilar, pero lo que sí podemos entender es que Dios es un ser relacional, que su divinidad consiste en relaciones personales: el Padre conoce al Hijo, el Hijo ama al Padre y ese amor es el Espíritu Santo.

Saber que Dios es un misterio de conocimiento y amor nos invita, pues somos creados a su imagen y semejanza, a cultivar y crecer en nuestras relaciones personales mediante el conocimiento y el amor. Decía el cardenal Ratzinger que «todo conocimiento que no lleve al amor es inútil», ya que hoy en día podemos obtener información de casi todo, pero no amar a casi nadie.

Dios nos da a conocer su intimidad para que seamos capaces de amarle con más profundidad. Él nos dice a cada uno «tú eres mi amigo íntimo porque te he dado a conocer todo lo que sucede dentro de mí» . Celebrar la fiesta de la Santísima Trinidad es acoger esa intimidad divina, entrar en ella y dejarnos llevar por ese torrente de amor que sucede en su interior, de tal modo que seamos capaces de hacer de Dios nuestro hogar.

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