Basílica de San Francisco de Asís, Italia
Estas son las dos basílicas papales 'extranjeras' que desafían la tradición romana
Asís y Pompeya esconden algo más que restos arqueológicos o el cuerpo de un santo: son ciudades conocidas por albergar dos templos que están bajo la jurisdicción directa del Papa
«Todos los caminos llevan a Roma», dice el viejo proverbio, pero desde Roma, esos caminos también se extienden hacia otros lugares de profundo significado espiritual. Asís y Pompeya son dos ciudades italianas que, aunque distantes de la capital, están indisolublemente ligadas a su legado religioso y cultural.
Las basílicas papales de San Francisco en Asís y la Virgen del Rosario en Pompeya comparten con ella un vínculo histórico y espiritual que refuerza el testimonio del sucesor de Pedro más allá de las murallas de la Ciudad Eterna. Estos templos, venerados por miles de peregrinos, reflejan la universalidad de la devoción y la fe cristiana que emana desde el corazón de Roma y se despliega a lo largo de toda Italia.
¿Qué es una basílica papal?
Una basílica papal es una iglesia de gran importancia que ha sido designada por el Papa debido a su relevancia espiritual e histórica. Estas iglesias tienen privilegios litúrgicos especiales, como la posibilidad de ganar indulgencia plenaria cuando se visitan durante los Jubileos, como el que tendrá lugar en 2025. Roma alberga cuatro basílicas papales mayores: la de San Pedro, en el Vaticano; la de San Juan de Letrán; Santa María la Mayor; y San Pablo Extramuros.
La basílica de San Pedro, en el Vaticano, es de suma importancia por ser el lugar de la tumba del apóstol Pedro, el primer Papa. La basílica de San Juan de Letrán, como catedral de Roma, es el lugar de la sede papal y la «Madre de todas las Iglesias», y tiene un rol central en la vida eclesiástica de la ciudad.
Santa María la Mayor es notable por ser una de las primeras iglesias dedicadas a la Virgen María, erigida tras el milagro de la nevada milagrosa en el siglo IV. Finalmente, San Pablo Extramuros alberga los restos del apóstol Pablo, el 'apóstol de los gentiles' y ciudadano romano que murió decapitado. Estas basílicas fueron elegidas debido a su profundo vínculo con la historia del cristianismo y la vida de los santos.
San Francisco recibe los estigmas en el monte Verna, de Giotto
Asís y Pompeya: las ciudades protagonistas
La basílica de San Francisco en Asís es un emblema del catolicismo y de la vida de un santo que, según cuenta la tradición, fue el más parecido a Cristo. Promovió la humildad, la pobreza y una sencillez de vida basada en la Providencia. Construida en su honor, la basílica alberga su tumba y está adornada con frescos de maestros como Giotto, que narran la vida del santo.
Es quizá por el impacto significativo de san Francisco en la historia de la Iglesia y la vida religiosa en la Edad Media, con la fundación de la orden de los franciscanos, que el templo fue declarado basílica papal por el Papa Pío XI el 15 de julio de 1926. Este lugar, impregnado de solemnidad, se ha convertido en uno de los centros de peregrinación más importantes.
Imagen de la Virgen de Pompeya
Por otro lado, la basílica de Nuestra Señora del Rosario, ubicada en Pompeya, es un santuario mariano que atrae a millones de peregrinos cada año. La construcción de la basílica comenzó en 1876, gracias a las donaciones de los fieles que aportaban un centavo al mes. Inaugurada en 1901, el Papa León XIII la elevó a basílica pontificia.
Inicialmente, contaba con una nave central, cuatro capillas laterales y dos en cruz, pero el creciente número de peregrinos llevó a la ampliación de la basílica con dos naves adicionales, dándole un aspecto similar al de las grandes basílicas de Roma. A pesar de la erupción del Vesubio en 1944 y las amenazas de destrucción durante la Segunda Guerra Mundial, la basílica se salvó de ambos desastres. Tres Papas visitaron el santuario: San Juan Pablo II en 1979 y en octubre de 2003, Benedicto XVI en 2008 y Francisco en 2015.
