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Entrevista a Lola Resique

Lola Resique, durante su visita a El DebateThorun Piñeiro

Entrevista a Lola Rosique, médico y madre de cuatro hijas

«Ante la tumba de Carlo Acutis, noté una paz indescriptible. Sabía que me curaría del cáncer»

En 2022 le descubrieron implantes de tumor desperdigados por varios órganos. Le pidió al «influencer de Dios» que obrara un milagro... y ya ha sido testigo de varios

«En la fe hay suficiente luz para aquellos que quieren creer y suficientes sombras para cegar a los que no», observó el matemático y físico francés Blaise Pascal. En el tema de los milagros ocurre lo mismo: los hechos objetivos y verificables se entremezclan con otros no tan obvios y, quizás, subjetivos, sin duda para que se cumplan esas palabras de Jesús en el evangelio de San Marcos (4, 12): «Para que, por más que miren, no vean, y por más que oigan, no entiendan, no sea que se vuelvan a Dios y sean perdonados».

Lola Rosique es una médico pediatra de Murcia; tiene 44 años, 4 hijos y un quinto que ha adoptado: el beato Carlo Acutis. Tiene su lógica: Lola se descubrió un tumor que se había extendido por toda la cavidad abdominal y del que se recuperó. No de modo milagroso exclusivamente –la medicina y la ciencia tuvieron mucho que ver–, pero sí durante unos episodios salpicados de elementos sobrenaturales.

— Gracias a Dios estoy ahora mismo sana y en remisión completa de la enfermedad. Pero, en realidad, yo creo que el milagro va mucho más allá, porque esto ha acercado a muchísima gente a Dios; gente que estaba alejada o con una fe dormida. Y para mí realmente ese es el verdadero milagro.

— Entonces también hay una explicación médica a su recuperación...

— Sí, la medicina ha intervenido y mi tumor finalmente no era tan malo como en un principio se pensaba, En un inicio creían los médicos que era un cáncer de ovario con extensión peritoneal y, cuando abrieron y cogieron las muestras y lo analizaron, ya vieron que no, que era de apéndice, que tiene un pronóstico mucho mejor que el de ovario. Pero veo claro y cristalino que también fue un milagro.

Lola Rosique tenía un cáncer extendido por muchos órganos

Lola Rosique tenía un cáncer extendido por muchos órganosThorun Piñeiro

— Vamos al principio: Usted estaba con su marido y sus cuatro hijos de viaje en Italia un verano de hace tres años.

— Así es. Yo llevaba ya muchísimo tiempo con dolor abdominal, pero me había hecho pruebas unos meses antes y parecía que estaba todo bien. Así que normalicé el dolor y tampoco estaba excesivamente preocupada. Las mujeres somos muy resistentes, la verdad, sobre todo cuando hemos tenido cuatro embarazos. Pero una de esas noches en Italia, como realmente me dolía el abdomen, me estuve palpando. De repente me noté una masa y, por el sitio, la localización y la consistencia, supe con total claridad que eso era un cáncer. Inicialmente pensé que era de páncreas o de hígado, porque me lo toqué bastante alto. El tumor de páncreas tiene uno de los peores pronósticos, y el de hígado tampoco tenía mucha mejor pinta. Me quedé realmente asustada y temerosa, porque claro, no piensas que puedas morir tan pronto.

— Se lo comentó, entonces, a su marido.

— Claro, claro. Los niños todavía eran relativamente pequeños y yo no tenía ninguna seguridad, ninguna confirmación. Se lo comenté a Pablo, que es una persona muy sensata. Mi marido me intentó tranquilizar, pero él sabía que yo tengo buen ojo clínico por mi profesión. Teníamos dos opciones: volver a España corriendo con el coche, o esperar tres días a que saliera el ferry. Decidimos esperar, porque precipitar el viaje tampoco nos haría llegar mucho antes. Esos días fue cuando, casualmente y sin estar previsto, pasamos por Asís para hacer un poco de tiempo antes de nuestro regreso.

«Me tiró de las orejas»

— ¿Y qué pasó en Asís?

— Llegamos allí con la intención de ver la basílica de San Francisco, dar un paseo y volvernos rápido, porque el ferry salía por la tarde desde Roma. Hacía un calor terrible, porque era agosto. Mi marido vio en distintas tiendas que había muchas cosas de Carlo Acutis, y mis hijas habían oído hablar de él en el cole. Los sacerdotes les habían hablado del beato Carlo, como un modelo, un ejemplo a seguir para ellas. Les habían enseñado imágenes del cuerpo, que está en muy buen estado de conservación, pero no sabíamos que estaba en la iglesia del Despojo, allí mismo. Decidieron ir, porque estaba a 200 metros de distancia, pero era cuesta arriba y con muchísimo calor, y lo vi enormemente lejos. Casi me negué a ir. Pero yo creo que Carlo me tiró de las orejas y me dijo: Tienes que estar aquí. Fuimos y allí nos encontramos delante del cuerpo de Carlo.

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Lola Rosique ha obtenido más favores a través del «influencer de Dios»Thorun Piñeiro

— ¿Qué ocurrió?

— Hay un banco justo donde está el cuerpo de Carlo, en una urna de cristal. Y entonces yo caí rendida. Me senté ahí, delante del cuerpo del beato, y le dije: Carlos, tú sabes mejor que yo por qué estoy aquí...

— ¿... y qué le pidió?

— Esto lo he compartido en pocas ocasiones... Me da un poco de pudor porque es algo muy íntimo, pero creo que igual puede hacerle bien a alguien. Yo sabía que él había sido un gran devoto de la Eucaristía, y le pedí que mis hijos tuvieran ese amor por ella como lo había tenido él, lo mismo que los adolescentes de mi familia, que son un montón, porque somos siete hermanos.

Una vez que pedí eso, ya pedí por mí, pero no egoístamente, porque yo, gracias a Dios, he tenido una vida súper plena. Vengo de una familia preciosa, con unos padres que nos quieren con locura y que han dado la vida por nosotros, que nos han transmitido la fe. Tengo un marido que yo creo que es el mejor marido del mundo; unos hijos preciosos; una profesión que adoro. Me gusta muchísimo mi trabajo. No puedo pedir mucho más. Y tengo fe; ¡realmente poco más podía pedirle! Pero, sí; le pedí que me gustaría poder acompañar a mis hijos en esta adolescencia, que no es fácil, y poder verles crecer. Esa fue mi petición a Carlo...

— ¿Y qué ocurrió entonces...?

— Pues yo llevaba, como te decía, mucho tiempo que no me encontraba bien, con dolor abdominal, y ese día estaba especialmente cansada. Y entonces, de repente, después de estar ahí un rato rezando, noté una paz indescriptible. O sea, no hay palabras, por mucho que te lo intente explicar. Eso solo se puede vivir. Fue una sensación de paz interior y de bienestar físico impresionante. Lo percibí clarísimamente.

— ¿Cuánto duró esa sensación?

— ¿Más o menos? Pues como una media hora. Al salir de allí, le dije a mi marido: Estoy perfecta. O sea, sé que tengo algo grave, pero me voy a curar, no tengo ninguna duda. Probablemente no iba a ser un camino fácil –como luego comprobamos–, pero sabía que tenía que pedirle a Carlo la intercesión y que él me iba a ayudar.

Pruebas y análisis

— Regresan a Murcia y, claro, inmediatamente empezarían los análisis, las pruebas, los hospitales...

— Claro. Nada más llegar a Murcia, empieza la batería de pruebas. El primer día ya nos dicen que hay un tumor que probablemente esté bastante extendido, que hay que esperar un par de días, porque era fin de semana.–El lunes me hicieron el TAC y vieron que había un tumor en el ovario de gran tamaño que afectaba prácticamente a todo el abdomen porque estaba en el hígado, en el bazo, en el peritoneo. Había implantes de tumor por todos sitios.

Nos sentamos en el banco del hospital, rezamos, lloramos, cogimos fuerza. Yo pedí sobre todo que la noticia no impactara muchísimo a mi familia, porque sabía que mis padres iban a sufrir muchísimo y que mis hijas también. Le pedimos al Señor que nos ayudara, que les inspirara, que les iluminara, que estuvieran tranquilos. Lo comunicamos y comenzó una cadena de oración impresionante.

Mis padres fueron a misa esa misma tarde, y le dijeron al sacerdote, don Leandro, que rezara por mí. Él les sugirió que fuera yo a recibir la unción de enfermos al día siguiente. Fui con mi marido y, después de recibirla, me impuso las manos. Noté una paz espiritual muy, muy profunda.

Antes de irnos, nos dijo: Esperad un momento. Se marchó y regresó... ¡con una reliquia del beato Carlo!

— ¿No le habían contado nada de su visita a la tumba del influencer de Dios?

— ¡Nada! Mi marido y yo nos miramos y dijimos: Pero bueno, ¿esto qué es? Nos dio la reliquia y me dijo: Hasta que te cures. La reliquia de Carlo me acompañó en el quirófano en Murcia, en Madrid, en todas las sesiones de todo esto. Y ahora la voy compartiendo con otras personas. Es un don que yo he recibido y lo tengo que compartir. Ahora concretamente lo tiene un niño que se llama Carlos, al que diagnosticaron un linfoma hace tres días... Desde aquí os pido que recéis por él, si puede ser...

— Sí, por supuesto. Y dice que ya le ha entregado previamente la reliquia a otros enfermos...

— Hay dos casos, concretamente, que son muy impactantes...

— Me encantará escucharlos.

Dos casos impactantes

— El primero es de una niña llamada Victoria, del colegio de mi hija pequeña. Tenía un cáncer terminal, con metástasis cerebral, y no se levantaba de la cama. Estaba realmente muy mal. Ese mismo día, en un ratito de oración, le pedí a Carlo por ella. Carlo me hizo ver con claridad que tenía que compartir con ella la reliquia. Y yo le dije: Carlo, ¡pero qué me estás contando! No conozco de nada a su madre. No puedo darle falsas esperanzas y decirle 'toma una reliquia, que yo me he curado'. Me hice la remolona.

Pero Carlo me insistió y me dijo: Tú verás. Pero tienes que hacerlo. Así que, finalmente, contacté con la madre y le dejé la reliquia. La niña estaba en cama porque no se podía mover ya con todas las metástasis. La niña era súper trabajadora y súper buena, y su deseo era volver al colegio. A los dos o tres días de tener la reliquia y de empezar a rezar, Victoria se empezó a levantar. Dejó la morfina, se le quitó el dolor. Recuperó cuatro kilos en un mes, y empezó a salir a la calle. Volvió al colegio. Su madre me decía: Mira, yo no sé lo que durará esto pero, desde luego, cada día es un regalo para Victoria y un regalo para mí. Porque hacía muchos meses que Victoria no podía hacer nada de esto. Esa mejoría duró un mes. Luego, justo a los dos días de estrenar la película de Carlo en los cines de Murcia, Victoria empezó a ponerse malita otra vez y a los tres días o así, falleció. Hay veces que el cielo no puede esperar...

— ¿Y el segundo caso?

— Es el de un niño de tres años que se llama Elías. Ocurrió el 3 de enero de este año. Nos llegó un mensaje por WhatsApp de que había un niño del cole de tres añitos que habían encontrado ahogado en la piscina. Le dije a Carlo: Tienes que hacer algo. Y me dijo: Hazlo tú. Y entonces contacté con un familiar del niño –porque me daba apuro escribirle a los padres– y me dijo: Sí, por favor, llévales la reliquia.

En poco más de 20 minutos estábamos en la UCI. Su madre me hizo pasar y estuve un rato abrazada a ella y al niño, que estaba intubado y había llegado al hospital en muy mal estado. Los médicos les dijeron que, si salía adelante –que era muy poco probable– las secuelas iban a ser muy severas porque no sabían el tiempo que había estado bajo el agua, porque las analíticas al llegar confirmaban la hipoxia de los tejidos.

Los padres de Elías son un matrimonio con una fe muy profunda. Yo estoy convencida de que lo que le salvó realmente fue la enorme fe de sus padres. Su madre, Maribel, me dijo: Mira, Lola, yo le he dicho al Señor que no soy quién para pedirle que cure a mi hijo ni que me lo devuelva. Simplemente le pido que, si es para que con su vida dé gloria a Dios, que viva, y si no, pues que Él disponga.

Al día siguiente empezaron a bajarle la sedación a Elías. Al otro día se despertó y estaba pidiendo un bocadillo de jamón... A los tres días estaba de vuelta en el cole.

— ¿Sin secuelas?

— Sin secuelas, nada; todo perfecto. Sus padres son del Camino Neocatecumenal. Es verdad que pertenecer a un grupo de la Iglesia en estos casos es muy bueno. ¡La comunión de los santos te ayuda más! En la puerta de la UCI, había un montón de gente rezando rosarios. Le habían llevado también un manto de la Virgen de Guadalupe, una reliquia de la fundadora del Camino, Carmen Hernández, y entre todos, se curó. No digo que fuera específicamente la reliquia de Carlo. Yo creo que fue la fe de esos padres la que obró el milagro.

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