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Effetá Vallecas

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Hakuna, Emaús, Proyecto Amor Conyugal: seis claves comunes de los movimientos que generan más conversiones

Seminarios de la Vida en el Espíritu, Bartimeo, Hakuna, Effetá… Miles de jóvenes y no tan jóvenes están volviendo a la fe en España gracias a una serie de retiros y actividades promovidas por realidades eclesiales casi recién nacidas

«Jamás había vivido algo parecido», «Esta experiencia me ha cambiado la vida», «Estoy deseando invitar a un amigo», «Con esta gente me voy al fin del mundo…». Todas estas frases, absolutamente reales, se pueden escuchar cada vez que concluye una actividad de los nuevos movimientos evangelizadores que están protagonizando una transformación de la Iglesia en España.

Lo mismo da que se trate de una Hora Santa de Hakuna, un Seminario de la Vida en el Espíritu, un fin de semana de Encuentro Matrimonial o una convivencia de Bartimeo para adolescentes: la experiencia común de quienes participan en estas nuevas realidades –muchas de las cuales cuentan sólo con unos pocos años de vida–, es que suponen un alto impacto espiritual que les anima a integrarse en la Iglesia y, sobre todo, que les permite tener un «encuentro con una Persona (Cristo), que da un nuevo horizonte a la vida y con ello, una orientación decisiva», según las célebres palabras de Benedicto XVI en Deus Cáritas est.

Diferentes carismas para diferente público

Merece la pena precisar que cada una de estas nuevas realidades evangelizadoras tiene su propio carisma e incluso su propio «público objetivo». Por ejemplo, los retiros de Encuentro Matrimonial, el Proyecto de Amor Conyugal, o los talleres Forta de Schoenstatt están enfocados a la espiritualidad del matrimonio; Hakuna, Effetá, Bartimeo y LifeTeen triunfan sobre todo entre adolescentes y jóvenes; mientras que los retiros de Emaús y los Seminarios de Vida en el Espíritu están diseñados especialmente para los adultos, aunque los primeros se centren en aquellos alejados de la Iglesia y los segundos busquen revitalizar la fe de los católicos «de toda la vida». El celo apostólico de estos movimientos por renovar la vida de fe de cualquier bautizado es tal, que incluso hay Seminarios de Vida en el Espíritu y retiros de Emaús únicamente para aquellos sacerdotes «que hayan perdido el amor primero», como escribía san Juan en el Libro del Apocalipsis.

Tampoco comparten la misma personalidad jurídica: mientras que Lifeteen, Effetá, Bartimeo o Emaús son «métodos» que pueden aplicarse en cualquier parroquia, otros como Hakuna, Encuentro Matrimonial y Proyecto de Amor Conyugal son movimientos con entidad propia.

Una tercera vía son los encuentros de Familias Invencibles, los Seminarios de Vida en el Espíritu o los talleres Forta, que están organizados por realidades eclesiales concretas –la Renovación Carismática los dos primeros, y Schoenstatt los talleres–, aunque estén abiertos a personas que no pertenezcan a sus comunidades.

Métodos y carismas interconectados

No obstante, ninguno de estos nuevos movimientos es un compartimento estanco, y es muy frecuente que, por ejemplo, los jóvenes que han vivido una experiencia transformadora en Effetá lleven a sus padres a un retiro de Proyecto de Amor Conyugal, o que sacerdotes «revitalizados» en un Seminario inviten a familias de su parroquia a un concierto de Hakuna.

En rigor, esta pluralidad de personalidades y métodos es la lógica habitual en la historia de la Iglesia. Ya se lo escribía san Pablo a los cristianos de Corinto, allá por el año 54 d.C.: «Hay diversidad de carismas, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de actuaciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. Y a cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para el bien común».

Los seis rasgos comunes

A pesar de sus múltiples diferencias, es posible encontrar, al menos, 6 rasgos comunes compartidos por todas estas nuevas realidades evangelizadoras:

  • Cuidado por la liturgia

En contraste con los abusos litúrgicos de las últimas décadas, que han llevado incluso al Dicasterio para la Doctrina de la Fe a publicar la reciente Nota «Gestis Verbisque» para acabar con la «multiplicación» de estos «actos gravemente ilícitos» que incluso «pueden invalidar los sacramentos», estos nuevos movimientos muestran un singular cuidado por la liturgia.

Los cantos, las lecturas, las vestimentas sacerdotales y la participación de los fieles no están libres de sus notas personales –particularmente original es el caso de los impulsados por la Renovación Carismática, que ha llevado al Papa Francisco a bromear con ellos como si fuesen una «escuela de samba»–, pero en todos los casos se respetan de modo escrupuloso las rúbricas prescritas por la Iglesia.

No hay, por tanto, poemas de Tagore sustituyendo a los Salmos, ni manteles de cuadros sobre el altar, ni laicos fingiendo consagraciones, ni sacerdotes sin estola celebrando la Eucaristía o en el confesionario.

  • Búsqueda de la belleza

Como respuesta a la «cultura del feísmo» que se ha instalado en la sociedad y de la que participa «la fealdad de ciertas iglesias y de su decoración» según denunció el Pontificio Consejo para la Cultura en su documento Via Pulchritudinis, las nuevas realidades evangelizadoras se caracterizan por una búsqueda sensible de la belleza.

Tal vez sea Hakuna quien mejor encarna esta característica, que ha transmitido como por contagio no sólo a otros movimientos, sino también a parroquias, grupos de oración y de catequesis, etc. Dentro de las propias comunidades católicas es frecuente escuchar, con más agradecimiento que recelo, comentarios sobre la «hakunización» de los grupos de jóvenes.

Oraciones a la luz de las velas, composiciones musicales producidas de forma profesional, Horas Santas con focos en torno al Santísimo, imágenes y láminas que mueven a devoción y que huyen tanto de lo kitsch como de lo mediocre, cartelería más cercana al marketing que a las típicas cartulinas de tablones de anuncio parroquiales… Todo cuenta para hablar a una sociedad acostumbrada a lo emocional, desde la conciencia de que la belleza acerca a Dios.

  • Comunidad

Frente a la «idolatría del yo» y al «individualismo radical» tantas veces denunciados por el Papa Francisco –la última ocasión, el 10 de febrero a propósito de la canonización de la primera santa argentina, Mamá Antula (https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2024-02/papa-peregrinos-argentinos-por-la-canonizacion-de-mama-antula.html)–, las nuevas iniciativas evangelizadoras enfatizan su carácter comunitario.

La imagen más emblemática de este aspecto es la de las clausuras de los retiros de Emaús, Effetá o Bartimeo, con los asistentes abrazados y cantando a coro, acogidos por quienes han hecho con anterioridad la misma experiencia e incluso llevando la misma camiseta blanca –un símbolo que busca recordar la importancia del Bautismo para iniciar una nueva vida desde la Gracia de Dios–.

Además, no pocos de estos gestos recogen prácticas eficaces para generar sentimiento de pertenencia, pero que habían sido abandonadas durante años, o mantenida sólo en algunos grupos: los estandartes de Acción Católica, la acogida comunitaria de Cursillos de Cristiandad; los himnos de ciertas congregaciones…

  • El mensaje de siempre

Ni Agenda 2030, ni revisionismo sinodal, ni oraciones por el planeta, ni las «colonizaciones ideológicas» denunciadas por Benedicto XVI y por el Papa Francisco: el corpus doctrinal que comparten las nuevas realidades que propician miles de conversiones cada año en España es «el de toda la vida», el expresado en las Escrituras, la Tradición y el Magisterio de la Iglesia.

Con el Catecismo como brújula para despejar todas las dudas e inquietudes de aquellos que se acercan a la fe católica –en muchas ocasiones incluso por primera vez–, estos movimientos tratan de encarnar aquello que más de 300 veces reclamó Juan Pablo II desde que habló por primera vez de «nueva evangelización» ante la Asamblea del CELAM en 1988: «Una evangelización nueva en su ardor, en sus métodos y en su expresión», pero «proponiendo sin ambigüedades la doctrina de la Iglesia».

  • La fuerza del testimonio

Eso sí, aunque el mensaje sea «el de toda la vida», hay un matiz crucial que comparten lo mismo las «enseñanza» de un Seminario de Vida en el Espíritu, que en las dinámicas de Encuentro Matrimonial, o en las charla de Emaús: la expresión predominante no es la exposición teórica de los preceptos de la Iglesia, sino el testimonio personal de católicos corrientes que tratan de vivir la fe con coherencia, aunque de modo imperfecto, en su día a día y en sus entornos cotidianos.

En algunos casos se trata de testimonios desgarradores, sorprendentes o heroicos, pero la mayor parte de las ocasiones son personas normales y corrientes, con vidas ordinarias, las que muestran cómo vivir la fe en el mundo de hoy. Algo que provoca un sentimiento de empatía entre los que escuchan, y un estímulo para su propia vida de fe.

Tampoco esto es algo nuevo para la Iglesia. De hecho, mucho antes de que Google y Amazon se diesen cuenta de lo importante que son las reseñas personales para convencer a los usuarios de las bondades de un producto o de un mensaje, ya había señalado Pablo VI en 1975 que «el hombre contemporáneo escucha más a gusto a los que dan testimonio que a los que enseñan, o si escuchan a los que enseñan, es porque dan testimonio». Y enfatizaba: «Para la Iglesia, el primer medio de evangelización consiste en un testimonio de vida auténticamente cristiana».

  • Lo más importante: el Santísimo

Y aunque todo lo anterior sea santo y seña de todos estos nuevos movimientos evangelizadores, tal vez el rasgo más importante y compartido sea el cristocentrismo. Más en concreto, la centralidad de la Adoración Eucarística y el reconocimiento de la presencia real de Jesucristo durante la Eucaristía y en el Sagrario.

Si bien esta conciencia es algo nuclear de la fe católica desde sus orígenes, la secularización de las últimas décadas dentro de la propia Iglesia ha llevado a extremos como que, por ejemplo, 7 de cada 10 católicos de Estados Unidos no crean que Jesús se hace presente en el pan y el vino de la misa, como revelaba un estudio del Pew Research Center en 2019.

La respuesta de estas nuevas realidades al «abandono casi total del culto eucarístico» que ya denunció Juan Pablo II en Ecclesia de Eucharistia ha sido radical: poner a Jesús Eucaristía en el centro de todas sus actividades.

Los ejemplos de cómo el Santísimo es uno de los ejes centrales de cada uno de estos encuentros evangelizadores sobreabundan: los esposos rezan ante Jesús sacramentado tanto en PAC como en Encuentro Matrimonial, Forta o Familias Invencibles; los jóvenes y adolescentes de Lifeteen, Bartimeo o Effetá se postran ante la Custodia para rezar; mientras se desarrolla un retiro de Emaús, el equipo que lo organiza se turna ante el Sagrario para orar por quienes están participando en él; e incluso en los conciertos que Hakuna ha celebrado en el Wizink Center o en la plaza de Vistalegre se habilitaron y dignificaron escoberos o camerinos para que la Hostia estuviese expuesta (y acompañada) mientras sobre el escenario se desarrollaba el espectáculo.

Búsqueda de la belleza, respeto a la liturgia, vida en comunidad, la enseñanza del Magisterio, testimonio personal y conciencia de que Jesús está en la Eucaristía: tal vez lo más transgresor de estas nuevas realidades que generan miles de conversiones cada año sea… no abandonar aquello que siempre ha funcionado.

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