Semana Santa 2024
La saeta de Antonio Machado, cantada por Serrat que acompaña a la mayoría de procesiones de España
Desde que el cantautor catalán puso música a este poema, se ha convertido en pieza insustituible de la Semana Santa de muchas ciudades y pueblos por todo el país
Tomando como referencia una saeta popular, Antonio Machado compone el poema La saeta, incluido en Campos de Castilla: 16 versos octosílabos –salvo el décimo, que es tetrasílabo–, agrupados en cuatro conjuntos estróficos, dos cuartetas y dos redondillas, con la siguiente disposición de rimas consonantes:
Redondilla: versos 5-8, rima aguda /-úz/; y 6-7, rima llana /-éras/.
Cuarteta: versos 9-11, rima llana /-ía/; y 10-12, rima llana /-óres/.
Redondilla: versos 13-16, rima aguda /-ár/; y 14-15, rima llana /-éro/.
La saeta
para subir al madero,
para quitarle los clavos
a Jesús el Nazareno?
Saeta Popular
¡Oh, la saeta, el cantar
al Cristo de los gitanos,
siempre con sangre en las manos,
siempre por desenclavar!
¡Cantar del pueblo andaluz,
que todas las primaveras
anda pidiendo escaleras
para subir a la cruz!
¡Cantar de la tierra mía
que echa flores
al Jesús de la agonía,
y es la fe de mis mayores!
¡Oh, no eres tú mi cantar!
¡No puedo cantar ni quiero
a ese Jesús del madero,
sino al que anduvo en el mar!
Desde que el cantautor catalán Joan Manuel Serrat puso música a este poema, se ha convertido en pieza insustituible de la Semana Santa de muchas ciudades y pueblos de España, acompañando a la riquísima imaginería que sale a las calles en procesión; partitura interpretada por centenares de bandas al servicio de las distintas cofradías.
Sin embargo, los cuatro versos finales del poema permiten interpretar de modo inequívoco el sentir de Antonio Machado, alejado del sentimiento popular («y es la fe de mis mayores» -verso 12-): canta al hombre, «al que anduvo en el mar» (verso 16). Se refiere Machado al llamado mar de Galilea, también conocido como lago de Tiberiades o lago de Genesaret, en Israel, lugar en el que, según los Evangelios, Jesús caminó sobre sus aguas. Y, en este sentido, el poeta alude, por tanto, a las virtudes de Jesús como hombre, cuya doctrina se apoya en la filantropía. De esta misma opinión en Antonio Sánchez Barbudo: «Ese Jesús al cual él [Machado] quisiera cantar es simplemente el Hombre». Y aun cuando la intención de Antonio Machado no sea la de cantar a Jesús crucificado («al Jesús de la agonía» –verso 11–; «a ese Jesús del madero» –verso 15–), lo que es evidente es la veneración que por él siente el pueblo andaluz. Y, en cualquier caso, estos versos alcanzan un profundo valor lírico, y la entonación exclamativa les añade una enorme emotividad.