Entrevista a Tote Barrera y Cristy Salcedo, evangelizadores
«No se trata sólo de que la parroquia 'vaya bien', sino de que sepa adónde va»
Este matrimonio dedicado exclusivamente a la evangelización orienta a sacerdotes para lograr la conversión pastoral de sus parroquias. Y con éxito
Hablan con la autoridad y el conocimiento de quienes llevan más de 25 años evangelizando; leyendo, estudiando, entrando en contacto y «haciendo red» –como les gusta repetir– con otros evangelizadores de todo el mundo que tienen la intuición –o la gracia– para conseguir dar con la clave para evangelizar con éxito.
No es fácil quedar con el matrimonio compuesto por Tote Barrera y Cristy Salcedo, porque les llaman de casi todas las diócesis españolas y muchas del extranjero –e incluso de Roma– para que compartan su experiencia y aporten soluciones dirigidas a grupos, movimientos y parroquias. Algo así como una auditoría externa o una asesoría pastoral que arroja luz sobre los siguientes pasos a seguir. Conocen muchos casos de éxito en España y en todo el mundo, y han compilado toda su experiencia a través de la asociación Nunc coepi (que, en latín, significa «Ahora comienzo»), con la que pretenden «hacer que suceda el cambio y la transformación pastoral en la Iglesia, entrenando, inspirando, equipando y acompañando a personas, parroquias y comunidades».
Antes de esto, fueron los responsables de que los cursos Alpha se propagaran rápidamente por parroquias, grupos y movimientos de toda España (que realizan 18.000 personas al año) y crearon los multitudinarios encuentros de verano ENE, Sumérgete y, desde hace dos años, Transforma, que volverá a congregar a cientos de personas del 27 al 30 de junio en el campus de Montepríncipe de la universidad San Pablo CEU (Boadilla del Monte, Madrid).
–¿Qué hacen en Nunc coepi?
–Nos dedicamos a dar formación para líderes de Iglesia, especialmente a sacerdotes. Tenemos el curso Pastores Gregis Christi, que dura seis meses y está dirigido a sacerdotes que tengan en su corazón la inquietud por la renovación pastoral de sus parroquias.
–¿En qué consiste?
–Se trata de un curso de liderazgo y conversión pastoral en el que se aúnan tres cosas: lo que la Iglesia nos está pidiendo sobre nueva evangelización; la conversión pastoral de las estructuras, y todos los instrumentos que existen a nuestra disposición en el mundo del liderazgo, de las relaciones humanas, de la empresa, etc. Y por supuesto, una espiritualidad para todo esto, que es la de Pentecostés. Como el Espíritu Santo es el que hace todos los cambios, aunando los cuatro elementos se ofrece un curso al que vienen sacerdotes de toda España y continúa por la parroquia.
–¿Cuántos lo han hecho hasta ahora?
–Ya hay 120 sacerdotes que lo han completado.
–Y, cuando aplican lo aprendido en sus parroquias, ¿ven realmente un cambio?
–Todo el mundo sale con muy buenas intenciones. Mucha gente pone en práctica mucho de lo que aprende en el curso. Pero el proceso de renovación de las parroquias es eso: un proceso. Y lleva años. Con Pastores no pretendemos dar unas soluciones automáticas que la gente, en un año, va a tener la parroquia completamente diferente, sino que es proponerles empezar un camino, y un camino que conlleva mucho, porque conlleva un cambio de cultura, incluso de lo que tenemos en las parroquias hoy en día. Hay gente que avanza más rápido, otros dan pasos que se ven más, y hay gente que da pasos mucho más lentos, pero muchas veces más certeros.
–¿Algún caso de parroquias que hayan cambiado mucho tras el curso? Aunque no den nombres...
–Tenemos unos cuantos: en una de ellas, el sacerdote pensaba que todo iba bien, pero sentía una inquietud que le hizo venir al curso. Muy pronto llegó a una conclusión: «¡No me había enterado de nada de lo que la Iglesia propone sobre nueva evangelización!». Entonces adoptó métodos de primer anuncio. Y nos dijo: «¿Cómo es posible que yo lleve en una parroquia tantos años y no estemos haciendo evangelización explícita?». Convocó entonces un grupo formidable de laicos, que ahora mismo le acompañan.
Para él ha sido un cambio de mentalidad, ¡yéndole bien!. Porque eso es lo más llamativo: que «le iba bien». A veces uno piensa: «Bueno, vienen sacerdotes al curso porque se sienten necesitados, o porque les va fatal, o porque nadie va a sus parroquias».
Sin embargo, hay párrocos que tienen demasiado trabajo y «les va bien» en ese sentido. Precisamente, esos son los sacerdotes a los que más les puede aprovechar el curso, porque no se trata solo de que «te vaya bien», se trata de que vayas a alguna parte y de que estés dando pasos no solo de conversión pastoral, de repensar las estructuras, sino de hacer lo que hace la parroquia. Al final, hacemos muchas cosas en nuestras parroquias, pero no estoy tan seguro de que estemos haciendo las que debemos hacer.
–¿Y cuáles son las que debemos hacer?
–¿De qué se trata una parroquia? Se trata de la salvación que nos trae Jesucristo y de la misión de la Iglesia. Muchas veces las parroquias se convierten, sin querer, en un club social, en un lugar donde se hacen actividades y en algo que yo creo que es un auténtico fenómeno: una franquiciadora de grupos y de experiencias.
Hay parroquias que parecen tener mucha vida, pero les falta coherencia interna, ese decir, tener un solo corazón, un solo camino, en el sentido de que todo el mundo vaya en la misma dirección, de que mire al mismo sitio. A veces, lo que hemos hecho es «subcontratar» espacios franquiciados, por decirlo de alguna manera. Y estamos ofreciendo experiencias, pero que son experiencias espirituales a la carta en donde la gente viene a consumir.
Así, no salimos de esa mentalidad de individualismo consumista en la que, como dice Rod Dreher en La opción benedictina, está sumida la Iglesia. Muchas veces la oferta es una más en medio de tantas y queremos algo más, queremos frutos de salvación.
–¿En qué se tienen que convertir esas parroquias para que no sean franquiciadoras?
–Para nosotros, la visión que yo creo que el Señor nos ha puesto es que se tienen que convertir en verdaderas comunidades. Cuando hablamos de comunidades, es una palabra que parece muy, muy amplia. Se suele hablar de parroquia como comunidad de comunidades. Lo que nosotros estamos viendo es que debería ser una sola comunidad, con lo cual no sería una franquiciadora. O sea, tenemos que convertirnos en una comunidad de salvados. Y yo creo que si empezamos por ahí, se pueden dar cambios importantes.
Hay parroquias que se convierten en 'franquiciadoras' de grupos y experienciasEvangelizadores
–Todo esto lo vais a desarrollar en el Encuentro Transforma de junio en Madrid.
–Sí; queremos hacer en verano lo mismo que hemos hecho durante el año con los párrocos que han asistido al curso. Además, lo más importante, es juntar a todos los actores de la nueva evangelización que trabajan en red para buscar un espacio de innovación, de provocación, si se puede llamar también así, en el que hay una temática muy clara y e intentamos que la gente venga porque quiere abrirse una dinámica de trabajo, de cambio, de innovación en la Iglesia.
Es un gran encuentro de liderazgo para la Iglesia, en el que los actores y los protagonistas no son simplemente las «estrellas» que vienen a impartir charlas. Se trata de abrir visión, de ofrecer un camino y también de compartir intuiciones y experiencias de párrocos, de comunidades, de gente, de la Iglesia que, en general, siente esta llamada de la nueva evangelización, está caminando o quiere ponerse a caminar.
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–¿Son muchos los que tienen esa misma visión?
–Bueno, tenemos una convocatoria límite de 500 personas. Pero nos conformamos con que vengan los que Dios quiere que vengan. Pero me gustaría agregar una cosita en relación a lo que dijimos al principio sobre el trabajo que hacemos.
–Adelante.
–Quizá lo más importante de lo que el Señor nos ha puesto en las manos es el post Pastores. Lo que continúa es ese trabajo, ese itinerario que van a hacer los párrocos y lo van a hacer en red. El Encuentro Transforma pretende ser ese espacio donde toda esa gente que está en red nos juntamos y visionamos juntos, escuchamos la voz de Dios, juntos nos conocemos y vemos lo que hace cada parroquia, los que van un poco más adelante, los que van un poco más atrás. Yo creo que es el Encuentro Transforma: no es un congreso; es un encuentro para que todos busquemos la presencia de Dios.
Y la visión es una visión de una Iglesia que establece una red de prácticas en un momento en el que la cristiandad fenece y se nos llama un nuevo modelo de iglesia. No es un momento en el que tenemos que decir: «Bueno, este es el movimiento, este es el camino único que debemos seguir», sino que queremos celebrar la amplísima variedad y riqueza de las diferentes comunidades.
A la vez, poner en contacto a gente que está en lo mismo en diferentes lugares de España y del mundo entero. Me atrevo a decir que es establecer una especie de comunidad transversal: eso es la red. Estamos convencidos de la necesidad profunda del acompañamiento. Los párrocos necesitan acompañamiento, las parroquias necesitan acompañamiento, los procesos necesitan acompañamiento, y ese acompañamiento tiene que ser mutuo.
Lo que hacemos es poner juntos a todos los agentes para probar, equivocarse, aprender y animarse unos a otros. Y creo que eso es una visión también válida para rehacer la Iglesia, para reconstruir una Iglesia que se siente en crisis y que necesita caminos practicables de nueva evangelización.