El ermitaño que enseña a laicos a orar: «Lo necesitamos como respirar»
El padre Carlos abandona en contadas ocasiones su ermita pontevedresa para ayudar a otros a descubrir la oración
Después de 20 años como sacerdote de Getafe (Madrid), Carlos Ruiz Saiz «colgó los hábitos» (diocesanos) para enfundarse el hábito ermitaño. Habían sido dos décadas de dedicación plena a los jóvenes, a la parroquia y a la diócesis, pero en el fondo de su corazón seguía ardiendo una pequeña llama que le invitaba a «adentrarse en la espesura», en palabras de San Juan de la Cruz. La espiritualidad carismática y la vida contemplativa fueron transformando su interior: «La mezcla de vida monástica y apostólica hizo arder mi corazón», recuerda.
Ahora, retirado en la pequeña ermita de Santa María de Alba (Pontevedra), acoge a los peregrinos del Camino de Santiago y enseña a los laicos a orar. El pasado domingo, en la capilla de Santa Tecla del municipio pontevedrés de La Guardia, mantuvo un encuentro de oración con numerosos laicos.
«Necesitamos la oración tanto como respirar», subrayó el eremita en una entrevista que le hizo Carolina Buceta, de la Oficina de Medios de Comunicación Social de la diócesis de Tui-Vigo. «No es simplemente una cosa bonita que podemos hacer, sino que lo que más necesitamos es sentirnos necesitados», añade. «Entonces es cuando, de verdad, vamos a buscar a Dios de todo corazón. Y una vez que uno lo busca de todo corazón, el Espíritu Santo lo da, porque Jesús lo dice: 'Pedid y se os dará, buscad y encontraréis'. Y, ¿cómo no nos va a dar el Espíritu nuestro Padre?», se pregunta.
El padre Carlos observa que muchos católicos «probablemente nunca han llegado a orar». «Hemos vivido la celebración, hemos vivido el servicio y, de alguna manera, hemos vivido oraciones; hemos dicho oraciones. Pero haber entrado de verdad en lo secreto y hablado con el Padre, hay muchísimos, muchísimos cristianos que nunca lo han hecho», señala. «Lo han hecho cuando eran niños y hablaban con Dios como un niño. Y luego quizás se perdió esa familiaridad», constata. Sin embargo, el ermitaño comprueba que «hay como un despertar en muchas personas; hay una necesidad muy grande». «Pero tenemos que dar espacio a algo nuevo. O sea, no es algo que tengamos que recuperar; creo que es algo que tenemos que descubrir», añade.
El ermitaño reconoció que «vivimos en un tiempo muy ansioso». «Es una característica de nuestro tiempo: la ansiedad. Y también la distracción; casi la hiperactividad», lo que complica la oración porque «no es nada fácil recogerse». Por eso, el padre Carlos explica que, «igual que nos relacionamos con las personas abrazándolas, también nuestro cuerpo es capaz de ayudarnos a entrar dentro de nosotros». «Ésta es la oración del corazón que enseñan los monjes del oriente cristiano: ayudarnos con la respiración, una respiración profunda que nos permita aquietar el interior y luego ir soltando el aire con el nombre de Jesús, diciendo ¡Jesús, Jesús! Y eso, al repetirlo pausadamente, va haciendo que podamos entrar dentro de nosotros», concluye.
El ermitaño participará este miércoles en un encuentro con jóvenes en la sede de Hakuna en Las Rozas (Madrid) a las 19:30 horas.