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Entrevista a Jaqui Lin en El Debate

Entrevista a Jaqui Lin en El DebateMiguel Pérez

Entrevista

Jaqui Lin: «Un sacerdote me dijo que podía 'arañar' almas y que mi ministerio fuese la música»

La cantante catalana se presentó al talent show «Factor X» interpretando varias canciones sobre su historia de fe

Hay ocasiones en las que resulta complejo manifestar públicamente la fe, más aún en la televisión. No parece ser un problema para Jaqueline Capdevila, más conocida como Jaqui Lin. Esta joven cantante de Lérida se presentó al talent show «Factor X» para interpretar sus temas sobre su fe.

¿Cómo decides acudir a un talent show y piensas que es el lugar para hablar de tu fe?

—Cuando empecé a escribir mis canciones ¿Dónde estarás?, Gloria a Dios, ese nuevo proyecto enfocado a Dios y a poner mi don al servicio, fueron los meses en los que se me presenta la oportunidad de Factor X. Pero ya tenía mi primer disco publicado, un proyecto chulo e ir a un talent me costaba. Luego me motivó porque era un altavoz. Que las canciones lleguen a más corazones. Ellos vieron que había algo especial que no habían visto nunca. Creo que el Señor, en ese momento, me coge de la mano y me dice que yo te he pedido algo, tú lo estás haciendo y ahora te vamos a ir a ese programa a que des voz y lo expongas como si fuera un trabajo de final de curso delante de un juez.

¿Cómo lo viviste?

—Esta propuesta es distinta y es muy honesta con quien yo soy y como era algo de verdad, conectó con todo el mundo, tanto con el jurado como con el público. Incluso, el equipo detrás de cámaras. El misterio de eso es que mucha gente alejada de Dios, muchos no creyentes, no podían para de cantar esa canción. Y pensé «qué guay» porque al final esa canción se convierte en un rezo. Tiene un Padrenuestro, se menciona a san José, a la Virgen María. Dios va sembrando en cada uno y esas personas que no creen, cantando esa canción, pues va trabajando inconscientemente. Lo vi como algo superbueno.

¿Qué proceso de composición sigues? ¿Tienes alguna rutina, rezas…?

—Siempre compongo en el garaje de mi casa. Es un lugar que me inspira porque es muy sencillo, austero y, desde la pequeñez de un garaje, están saliendo canciones sencillas, pero que llegan a muchos corazones. Es como el misterio que está pasando ahora. Siempre que me pongo a escribir, lo primero que hago es invocar, rezar y le digo al Señor: yo quiero ser instrumento, susúrrame, inspírame melodías y letras que puedan conectar con la gente. Nunca voy con una idea predeterminada de lo que quiero escribir, sino que me pongo a improvisar. También depende del beat que escucho o de cómo estoy empezando esa composición que cuenta una historia, sobre todo mi historia de fe, lo que yo he ido viviendo a lo largo de ese tiempo.

Tus canciones son reflejo de tu vida de fe. ¿Cómo ha sido esa vida?

–Siempre he sido una persona creyente y tengo una familia católica. Mis padres están divorciados y durante muchos años no éramos practicantes, no conocíamos los sacramentos en sí, no teníamos una relación cercana con Dios. Fue mucho más tarde que yo empecé a tener sed y ganas de búsqueda mientras estudiaba filosofía en segundo de carrera. Escuché el testimonio de Eduardo Verástegui y, a raíz de él, me calaron muchas cosas, el estilo de vida que llevaba. Empecé a leer la Biblia, a frecuentar los sacramentos. Dios me agarró cuando tenía 21 o 22 años. Su sello siempre ha estado muy impregnado en mí, siempre me ha hecho muy dócil y me ha ido moldeando hasta que ahora estoy entendiendo muchas cosas.

En ese proceso de mayor cercanía a Dios, ¿ha habido algo que te haya impactado más?

—Hubo momentos muy especiales. Yo siempre quiero hacer su voluntad, no es fácil, a veces no sé qué me pide. Entonces, necesito un director espiritual que me guíe. Me acuerdo, también, de cuando hice un viaje a Medjugorje que tuve un momento clave y fue la semilla para este proyecto de música para su gloria. Mediante el sacramento de la Confesión con un sacerdote franciscano, tuvo el poder de verme el alma, un poco como el Padre Pío. Sabía quién era por dentro sin explicarle demasiado. Entonces, ahí me dijo que yo podía «arañar» almas, que mi ministerio fuese el de la música y este proyecto, que era lo que Dios y la Virgen me pedía. Me sentía así, me han dado algo increíble y no quiero desperdiciarlo o irme de este mundo sin haberlo puesto al servicio de los demás.

Me han dado algo increíble y no quiero irme de este mundo sin haberlo puesto al servicio de los demás

¿Tienes ese acompañamiento espiritual en la música?

—Ahora mismo estoy en un momento de búsqueda. Conozco a muchos sacerdotes, tengo relación con muchos. De hecho, en el último videoclip de La Verdad, sale un sacerdote muy amigo mío. Siempre estoy en contacto con ellos y cualquier duda que tenga, la compartimos. Otro con el que conecté mucho es el de Medjugorje, pero vive en Estados Unidos y es un poco complicado el acompañamiento a distancia. Lo pido porque lo necesito y me haría mucho bien encontrar al director.

¿Qué grupos católicos escuchas?

—Yo siempre he vivido la fe sola, independientemente. Yo no conocía comunidades, grupos de jóvenes católicos y no sabía que existían. Un amigo me comentó sobre un grupo de Hakuna en Barcelona que se reunía cada lunes para adoraciones y demás. También hice el retiro de Effetá un par de veces. En cuanto a música, pues a Hakuna lo he escuchado mucho, también grupos latinoamericanos. Athenas me gusta mucho. Ahora hay muchos convertidos, como Daddy Yankee. Hay muchos que me han inspirado, por supuesto

¿Cuáles son tus planes de futuro?

—Con todo lo que ha pasado, siento que Dios me llama a esta misión y ahora me ha cogido de la mano y no puedo escaparme. Tengo que seguir haciendo esto, que además es lo que me apasiona y lo que me gusta. Espero seguir sacando música para arañar almas, sobre todo las más necesitadas. Mi idea es seguir trabajando este proyecto y que Dios me lleve donde quiera, me pongo a su servicio.

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