El sacerdote testigo de la presencia de la Virgen en Medjugorje que hablaba a los peregrinos de conversión
En 1982, tras conocer las apariciones de la Virgen en Medjugorje, se sintió llamado a servir en este lugar, donde se trasladó oficialmente al año siguiente
El padre Slavko Barbaric fue un sacerdote franciscano que dedicó gran parte de su vida a difundir y vivir los mensajes de la Virgen María, que desde 1981 se aparece en Medjugorje, un pequeño pueblo de Bosnia-Herzegovina. El padre Slavko Barbaric fue un sacerdote franciscano que dedicó gran parte de su vida a difundir y vivir los mensajes de la Virgen María, que desde 1981 se aparece en Medjugorje, un pequeño pueblo de Bosnia-Herzegovina.
Fue un hombre de fe, de oración, de ayuno, de caridad y de paz, que acompañó a miles de peregrinos que acudieron a este lugar de gracia y conversión. Nacido el 11 de marzo de 1946 en Dragicina, una aldea cercana a Medjugorje. Ingresó en la orden franciscana en 1965 y fue ordenado sacerdote en 1971. Estudió en Sarajevo, Graz y Friburgo, donde obtuvo el doctorado en pedagogía religiosa y el título de psicoterapeuta. Trabajó en varias parroquias de Herzegovina, como Capljina, Mostar, Blagaj y Humac, donde fue capellán y profesor de seminaristas.
Llamado a servir en Medjugorje
En 1982, tras conocer las apariciones de la Virgen en Medjugorje, se sintió llamado a servir en este lugar, donde se trasladó oficialmente al año siguiente, por petición del obispo Zanic. Desde entonces, se convirtió en un colaborador cercano de los videntes y en un guía espiritual de los peregrinos. Dirigió las adoraciones eucarísticas, las oraciones ante la cruz, el rezo del rosario en el Podbrdo y el vía crucis en el Krizevac, donde terminó su vida terrenal.
El padre Slavko escribió numerosos libros de contenido espiritual, basados en los mensajes de la Virgen, que han sido traducidos a veinte idiomas y publicados en más de 20 millones de ejemplares en todo el mundo. Algunos de sus títulos son: Oren con el corazón, Dame tu corazón herido, Celebren la misa con el corazón, En la escuela del amor, Adoren a mi hijo con el corazón, Con Jesús y María en el Gólgota hacia la resurrección, Oren juntos con el corazón gozoso, Madre, guíanos a la paz, Sígueme con el corazón y Ayunen con el corazón.
También escribió artículos en diversas revistas y fue redactor jefe del boletín de San Francisco en Capljina. Colaboró con las revistas Tradición Católica, Vocero de la Paz y con la radioemisora Mir de Medjugorje. Además, habló incansablemente a los peregrinos, en varios idiomas, sobre la importancia de la conversión, la reconciliación, la confianza en Dios y la entrega total a su voluntad.
Debido a los grandes daños provocados por la guerra, fundó y dirigió una institución para la educación y el cuidado llamada la Aldea de la Madre, en la cual actualmente viven más de 60 personas (huérfanos de guerra, niños de padres separados, madres solteras, ancianos abandonados y niños enfermos). Allí, el padre Slavko les ofreció un hogar, una familia y una esperanza.
Una muerte inesperada
El padre Slavko falleció el 24 de noviembre de 2000, a los 54 años de edad, tras haber subido al monte Krizevac para rezar el vía crucis con un grupo de peregrinos. Mientras descendía, se sintió mal y se desplomó. Los médicos no pudieron hacer nada por salvarle la vida. Su muerte fue inesperada, pero también providencial, pues coincidió con el aniversario de la primera aparición de la Virgen en la colina de las apariciones, el 24 de junio de 1981.
El padre Slavko fue enterrado en el cementerio de Medjugorje, junto a la iglesia de Santiago. Su tumba es visitada por miles de personas que le agradecen su testimonio y le piden su intercesión. La Virgen, en su mensaje del 25 de noviembre de 2000, dijo: «Queridos hijos, hoy cuando el cielo está cerca de ustedes de manera especial, los invito a la oración para que a través de la misma puedan sentir a mi Hijo Jesús en el corazón. Hijitos, hoy los invito a entregarse totalmente a Jesús, para que Él pueda habitar en ustedes y a través de ustedes. Hijitos, éste es el tiempo de la gracia. Por eso, oren, oren, oren hasta que la oración se convierta en alegría para ustedes. Gracias por haber respondido a mi llamado». El padre Slavko respondió a este llamado con toda su vida y ahora goza de la presencia de Jesús y de María en el cielo.