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Juan María Larrañaga era laico consagrado del Regnum Christi desde 2007

Juan María Larrañaga era laico consagrado del Regnum Christi desde 2007RC

El laico que se consagró a Dios desde su silla de ruedas

Fallece a los 57 años de edad en Madrid Juan María Larrañaga Ysasi-Ysasmendi, consagrado del Regnum Christi

Su vida se apagó en la víspera del pasado día de Navidad, a los 57 años de edad, a consecuencia de las complicaciones derivadas de una infección y neumonía, según ha informado el movimiento Regnum Christi, en el que se había consagrado a Dios en 2007. Juan María Larrañaga Ysasi-Ysasmendi nació en Madrid el 12 de abril de 1967. Ya en su nacimiento enfrentó graves problemas de salud debido a la espina bífida. Su abuelo materno, consciente de la gravedad de la situación, lo bautizó a las pocas horas de vida. En 1977 hizo su Primera Comunión en el colegio de los Sagrados Corazones de Madrid, preparado por su madre y su tía Ana, religiosa de esa congregación religiosa.

En su adolescencia, Juan Mari se alejó de la práctica de la fe y pasó a considerarse agnóstico. Sin embargo, en una peregrinación a Lourdes de 1988, experimentó un inicio de conversión, que se intensificaría dos años después en una segunda peregrinación a Lourdes, en la que tuvo profundas conversaciones sobre la compatibilidad entre ciencia y fe, y acabaría por madurar algo después.

Juan Mari, con su madre, fallecida en 2022

Juan Mari, con su madre, fallecida en 2022RC

La primera etapa de su vida estuvo marcada por la rehabilitación física, llegando a alcanzar un notable grado de autonomía hasta que, en 1993, sufrió una crisis que lo dejó temporalmente inmóvil: «Durante las Navidades quedé hecho un muñeco de trapo. Tenía las articulaciones que, al más mínimo movimiento, veía las estrellas. Me hicieron toda clase de pruebas sin resultado. A finales de febrero de 1993 fui ingresado en la Unidad de Neurología del Hospital Puerta de Hierro de Madrid. Después de varios días y tras una serie de análisis, se me diagnosticó una inflamación en la médula a la altura cervical producida por un virus», contaba en un antiguo blog. A partir de entonces, su salud irá deteriorándose, perdiendo movilidad y capacidad de expresión.

Su encuentro con el Señor

En su camino de reencuentro con el Señor y vuelta a la práctica de la fe, contó con el acompañamiento de personas del Regnum Christi, habiendo conocido a un legionario de Cristo en su primera peregrinación a Lourdes. En 1997 se incorporó al Regnum Christi.

En 2000, comenzó a discernir su vocación a la vida consagrada. Tras varios años, en 2007 decidió dar el paso definitivo. El 15 de diciembre de ese año se consagró a Cristo haciendo los votos privados de pobreza, castidad y obediencia, convirtiéndose así en laico consagrado. Este momento culminó un camino de entrega total a Dios, como contaba en una entrevista en 2013: «Tras seis años de tiras, novias y aflojas, tuve que decir, como Jeremías,: 'Me sedujiste, Señor, y me dejé seducir'» (Jr 20, 7). Para Juan María, «estar consagrado a Dios es como estar casado con Cristo y, por extensión, con toda la Iglesia universal, poniéndome a su servicio», dijo.

La noche oscura de los sentidos

Juan Mari tenía muchas dificultades para comunicarse verbalmente en sus últimos años de vida, pero eso no le impedía escribir —aunque con gran dificultad— con su ordenador. Eso le permitía mostrar la inmensa obra que Dios iba haciendo en su interior, no exenta, en muchas ocasiones, de sufrimiento: «Mi relación con el Señor, en cuanto a los sentimientos se refiere, era, y es, muy fría. No siento nada. Estoy en esa 'noche oscura' de la que tanto hablan los 'grandes místicos'. Es una lucha en la cual parece como que, cuanto más sabes acerca de Dios, menos lo sientes y tiendes a pensar que estás perdiendo la fe. En esta situación se encontró la Madre Teresa de Calcuta. Actualmente, ésta es mi situación», confesó en una entrevista que le hicieron en mayo de 2013.

Juan Mari, con el cardenal Carlos Osoro en Lourdes

Juan Mari, con el cardenal Carlos Osoro en LourdesRC

«Hace algunos años, estando en Lourdes delante de Jesús sacramentado, sentí en mi corazón una voz (no la oí físicamente) que me decía: 'Vete con los tuyos. Ahí te quiero Yo'. Entonces, interpreté mal aquellas palabras y empecé una relación, un noviazgo, que duró cerca de tres años en los cuales llevé a mi novia otra vez a la Iglesia. Al tercer año, al término de unos ejercicios espirituales, empecé a ver que quizás no era aquella la voluntad de Dios. Cuatro meses después, rompimos de mutuo acuerdo. Ella es ahora mi ahijada de Confirmación», recordaba en esa misma entrevista. En esa ocasión, desvelaba que la virtud que más le pedía a Dios «es la humildad, junto a la paciencia y la mansedumbre, ya que las considero propias de Jesucristo en la Cruz».

Peregrino en Lourdes

Por sus condiciones de salud, vivió su consagración desde su casa. En 2019, sus padres, ya mayores y con dificultades de salud, y él pasaron a vivir con la familia de su hermana, quien lo atendería en todo. En febrero de 2020 falleció su padre y en noviembre de 2022, su madre. Juan Mari era muy devoto de la Virgen María, en particular de Nuestra Señora de Lourdes, a cuyo santuario peregrinó múltiples ocasiones con la Hospitalidad de Lourdes, la última vez el pasado mes de octubre.

Juan Mari en Lourdes con Radek Biernaki, un consagrado polaco del Regnum Christi

Juan Mari, en Lourdes con Radek Biernaki, un consagrado polaco del Regnum ChristiRC

Su celo apostólico le movía a preocuparse por su propia formación y por la de los demás, estudiando la Biblia y las diferencias entre la Biblia católica y la Biblia protestante. Encomendaba en sus oraciones a sus familiares, amigos, conocidos, misioneros, personas necesitadas, interesado siempre en su bien espiritual. Buscaba contagiar ese celo a su alrededor. El último año y medio de vida le fue especialmente difícil por el deterioro de su salud y la dificultad para comunicarse. Con fe, desolación, paciencia y esperanza, repetía cada noche el versículo de Job: «El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó; bendito sea el nombre del Señor».

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