En la India queman efigies de Monseñor George Alencherry y del cardenal Leonardo Sandri
TRADITIONIS CUSTODES
Por qué queman fotos de un obispo indio en los disturbios por la liturgia siro-malabar
Para centrar una historia antigua y compleja, la Iglesia siro-malabar surgió del mundo siríaco, pero entró en la órbita de Roma en el siglo XVI y se latinizó en la liturgia y en las formas, como le pasa a todo el mundo cuando entra en contacto con otro. Pero también se latinizó en las polémicas a cuenta de la celebración hacia Oriente o hacia el pueblo de Dios, llegando a quemar efigies y fotos de sus pastores, si hace falta.
Santo Qurbana
A finales del siglo XIX, el Vaticano concedió a los católicos siro-malabares poderes de autogobierno por sus antiquísimas raíces, que se remontan hasta la misión del apóstol santo Tomás en la India.
En la encíclica Orientalium dignitas de 1894 , León XIII elogiaba la diversidad de formas litúrgicas orientales que habían «redundado enormemente en gloria y utilidad de la Iglesia».
Rito siro–malabar
El mismo Papa Juan Pablo II otorgó en 1992 a la Iglesia siro-malabar el estatus de arzobispado mayor, con la mayoría de poderes de un patriarcado oriental, y asistido por un sínodo de obispos.
Pero desde el principio se comprobó que Occidente ya había dejado su poderosa impronta en la tradición milenaria siro–malabar, como se ha visto en las últimas disputas, que hacen ridículas las objeciones de una parte del cristianismo romano sobre la conveniencia de celebrar la eucaristía según el rito tridentino o según la forma postconciliar. Lo saben mejor en la India con su liturgia eucarística, conocida como Santo Qurbana , con tres formas distintas de celebración: una simplificada de uso diario; otra dominical y otra reservada a grandes solemnidades, conocida como Raza.
Cruz siro–malabar
El Concilio
El Concilio Vaticano II animaba a «conservar su rito litúrgico legítimo y su forma de vida establecida, y que estos no pueden ser alterados excepto para obtener por sí mismos una mejora orgánica.», pero la liturgia romana de cara al pueblo también fue adoptada por algunos sacerdotes siro-malabares.
De este modo, un grupo de católicos quisieron conservar las antiguas raíces litúrgicas del Santo Qurbana en su forma original, aprobada por el mismo Papa san Juan Pablo II.
Sin embargo, algunos clérigos no quedaron del todo conformes con la renovación del antiguo rito y siguieron celebrando en la forma latina acostumbrada.
El Sínodo de los Obispos discutió durante años cómo introducir una manera unitaria de celebrar la liturgia, hasta que en 1999 se llegó a un compromiso:
El sacerdote se volvería al pueblo durante la Liturgia de la Palabra y luego giraría hacia el este para la liturgia de la eucaristía. Pero nuevamente, y a pesar del apoyo del Vaticano, no todo el clero quedó conforme y la práctica litúrgica y la comunión eclesial se resintieron.
El Papa Francisco
En julio de 2021, el Papa Francisco escribió una carta a todos los católicos siro-malabares para «proceder a una pronta implementación del modo uniforme de celebrar el Santo Qurbana, para el bien mayor y la unidad de su Iglesia» y en agosto de ese año, el Sínodo de Obispos siro-malabar aprobó la introducción de la liturgia uniforme en todas las diócesis, anunciando que la transición comenzaría el 28 de noviembre, primer domingo de Adviento. Allí donde el cambio pudiera ser problemático se extendió la fecha límite hasta el domingo de Pascua de 2022. Pero nada salió según lo planeado, según se ve en las imágenes.
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Los activistas quemaron efigies del cardenal Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales y el cardenal Mar George Alencherry, que adoptaban la liturgia uniforme en la basílica catedral siro-malabar de Santa María en Ernakulam un 10 de abril de 2022, rodeados por la policía.
En cuanto a los hechos, hay versiones encontradas de lo sucedido. Unos afirman que la liturgia fue interrumpida por activistas que «lanzaban improperios contra los sacerdotes». Otros, que los laicos apoyaban al clero y que «golpearon a estos activistas, y los expulsaron».
Entre las fuerzas del orden, según la agencia The Pillar había «3 superintendentes de policía, 4 inspectores, 12 subinspectores, 31 policías y 12 fuerzas de comando, así como policías de civil», intentando dar una idea del caos y los disturbios, a cuenta de una batalla litúrgica entre tradiciones y visiones encontradas.
