El obispo motero se despide de sus fieles: «La misión es ir a los que esperan una palabra de amor»
Giulio Mencuccini, religioso de la Congregación de la Pasión («pasionistas»), es conocido por todos como el «misionero en moto», el medio de transporte que ha acompañado sus 48 años de labor misionera
Con su motocicleta ha recorrido kilómetros y kilómetros por las escarpadas carreteras de Kalimantan Occidental. Ha visitado aldeas, celebrado la Eucaristía y administrado los sacramentos; ha impartido catequesis; ha llevado el anuncio del Evangelio a indígenas que nunca habían oído hablar de Cristo; ha guiado caravanas con ayuda humanitaria, o sencillamente ha hecho largos viajes para pasar unos días con comunidades de lugares remotos. Por eso, el obispo Giulio Mencuccini, religioso de la Congregación de la Pasión («pasionistas»), es apodado y conocido por todos como el «misionero en moto», el medio de transporte que ha acompañado sus 48 años de labor misionera en los bosques de Borneo.
El último obispo extranjero
El obispo ha entregado con alegría en el corazón, la titularidad de la diócesis de Sanggau, en la provincia de Kalimantan Occidental, a su hermano, también pasionista, el indonesio Valentinus Saeng. Monseñor Mencuccini ha concluido con emoción y gratitud su servicio pastoral en Indonesia.
Me di cuenta de que el mío podía ser un servicio pastoral incluso 'divertido'
«Os saludo con alegría en el corazón, os dejo en buenas manos», ha dicho a los fieles. «Estoy contento porque el Papa ha elegido a mi sucesor, el segundo obispo de la diócesis de Sanggau». Monseñor Mencuccini considera la presencia de un nuevo obispo indígena (Valentinus Saeng es nativo dayak) y además joven (54 años) como «una gran bendición para nuestra diócesis de Sanggau», apreciando en particular la «fuerte pasión de su hermano por los nuevos métodos de evangelización». Con el nombramiento de monseñor Saeng, todas las diócesis de Indonesia pasan a estar dirigidas por obispos indonesios, ya que Mencuccini era el último obispo (y misionero) extranjero en el país.
El Obispo recuerda con entusiasmo el tiempo de su misión en Borneo, que cumplió con particular dinamismo, siempre moviéndose mucho: «A menudo quería hacer varias visitas a todos los pueblos de la diócesis y participar plenamente en las fiestas culturales y tradicionales de los diversos lugares, para poder estar realmente con los fieles. Sus rostros, su sencillez, su fe, todos estos hermosos recuerdos permanecerán siempre en mi corazón. He dicho a los fieles que los considero y los consideraré siempre a todos hermanos y hermanas en la misma fe».
Luz y levadura
«Cuando fui elegido obispo de la diócesis de Sanggau», prosigue, «elegí Ministerium meum in ministrando como lema pastoral. En un territorio tan vasto y densamente boscoso, existen grandes dificultades para llegar a las zonas remotas. Con el tiempo, me di cuenta de que el mío podía ser un servicio pastoral incluso 'divertido', siempre sorprendente, nunca estático, hecho de muchos viajes en moto, en compañía de muchos jóvenes».
En los 32 años de su misión, la población católica en los dos distritos civiles de Sanggau y Sekadau, ambos parte de la diócesis, ha crecido hasta unos 340.000 fieles de una población total de 700.000. El Obispo dice a los fieles: «Ahora os toca a vosotros: espero que seáis sal, luz y levadura en esta diócesis, caminando juntos por el enriquecimiento espiritual y la prosperidad humana de todos. Estaré siempre cerca de vosotros con mis oraciones».
Los habitantes de los distritos de Sanggau y Sekadau han enviado numerosos mensajes de profunda gratitud al obispo–motorista. Las autoridades civiles locales también le han dado las gracias y han reconocido su meritoria labor en pro del desarrollo de las comunidades locales, recordando las numerosas iglesias, escuelas, guarderías, centros sociales e instalaciones para la juventud que ha construido, organizado y que ahora funcionan en beneficio de la sociedad.
Ir hacia el prójimo
Mencuccini nació en 1946 en Fossacesia (Chieti - Italia) e hizo su profesión solemne de votos en la Congregación Pasionista en 1964. Diez años después, marchó a Indonesia y fue ordenado obispo en Sanggau el 3 de junio de 1990.
Durante los 48 años de su misión en Indonesia, no ha dejado nunca de cultivar su pasión como motociclista misionero durante sus breves estancias en Italia. Ha guiado a cientos de motociclistas en la marcha solidaria anual en moto de Fossacesia a Rosello, en su región natal de Abruzzo. También ha organizado y dirigido concentraciones de motos en el santuario de San Gabriel de la Dolorosa (Teramo), sensibilizando a los jóvenes motoristas sobre la solidaridad y la ayuda concreta a las misiones. «La misión –concluye– es ir, moverse, ir hacia el prójimo, hacia los que esperan una palabra de amor, un mensaje de esperanza para sus vidas, con la alegría del Evangelio de Cristo».