Ginés García, obispo de Getafe: «Francisco es Pedro, y a mí me basta»
El único obispo español miembro del Dicasterio para la Comunicación del Vaticano analiza con El Debate la primera década de este pontificado
Monseñor Ginés García Beltrán (Lorca, Murcia, 3 de octubre de 1961), nombrado por el Papa Francisco obispo de Getafe en 2018, sigue sus pasos desde un observatorio privilegiado.
Es, de hecho, el único obispo español miembro del Dicasterio para la Comunicación de la Santa Sede, el organismo vaticano que gestiona los medios de información del vaticano, la comunicación institucional y la pastoral de la comunicación en el mundo. En 2016 fue nombrado consiliario nacional de la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP).
En la Conferencia Episcopal Española es miembro de la Comisión Ejecutiva desde marzo de 2020. Asimismo, forma parte de la Comisión Permanente.
El Debate ha querido hacer un balance con monseñor Ginés sobre los diez años de pontificado del Papa Francisco que ahora celebramos.
Necesito estar en comunión con el Papa para sentir la Iglesia y sentirme en ella
–¿Quién es Francisco para usted? ¿Qué influencia ha tenido en su vida sacerdotal?
–Cada uno de estos papas ha influido en mi ministerio. El Papa Francisco me ayuda a vivir en confianza y en humildad. Muchas veces sus palabras y sus gestos me interpelan delante de Dios; incluso hay momentos que me pueden doler y hasta molestar, pero cuando lo miro con sinceridad, ante Dios, veo que tiene razón. Me llaman a cambiar, a vivir en autenticidad. Francisco transmite autenticidad, y me ayuda a serlo a mí también.
–¿Dónde vivió la fumata blanca? ¿Su primer pensamiento al verle en el balcón?
–Estaba de visita pastoral en Freila, un pueblo de mi anterior diócesis, Guadix. Seguíamos a través del móvil las fumatas, y supimos que había Papa. Celebramos la Misa en la que ya lo encomendamos, y después fuimos a una casa a verlo salir al balcón.
No esperaba que el arzobispo de Buenos Aires fuera el elegido, pero desde el primer momento hice mi aceptación y adhesión de corazón al Sucesor de Pedro. Es verdad que la escenografía de la primera aparición había cambiado, pero sus palabras fueron de consuelo y me sentí muy en comunión con él, y con toda la Iglesia. Necesito estar en comunión con el Papa para sentir la Iglesia y sentirme en ella, es cuestión de salud espiritual. Francisco es Pedro, y a mí me basta.
Me llama la atención del Papa su memoria para reconocerte
–¿Qué rasgo destaca de Francisco?
Quizás una imagen puede contestar, la del Papa en una plaza de San Pedro del Vaticano vacía en medio de la pandemia. Su palabra y sus gestos nos mostraron a un hombre auténtico, representan el momento histórico que vivimos.
El Papa transmite autenticidad que no deja indiferente a nadie. Es un hombre libre, marcado, como todo, por nuestra historia personal. Venido de otro continente, jesuita en todo, hombre de Dios. No hay artificio en él. Creo que es espontáneo, pero no improvisa, cada palabra es fruto de su reflexión y de su experiencia de Dios. Sabe descansar en Dios y no sucumbe ante los problemas. El Papa transmite paz. Al mismo tiempo es hombre de discernimiento, abierto al Espíritu, que no abandona a la Iglesia, ni la lleva al error.
–¿Alguna anécdota?
–Siempre me llama la atención del Papa su memoria para reconocerte. Se podría pensar que es una técnica, pero no solo reconoce, sino que es capaz de preguntar o sacar un tema que exige verdadero conocimiento. Y lo hace con cercanía y simpatía. Siempre que he estado con el Papa me he sentido acogido, sabe crear un ambiente familiar de cordialidad verdaderamente hermoso.
Muchas veces los niños me preguntan si conozco al Papa, y cómo es de cerca. Siempre contesto: como lo veis en la TV. Es así.
El Papa cala en la gente, de dentro y de fuera
–¿Qué cambio o qué valor ha aportado a su diócesis el Papa?
De lo esencial o constitutivo de la fe, lógicamente, no cambia nada. Pero es verdad que las enseñanzas de un Papa y su estilo personal termina marcando la vida de la Iglesia universal.
En cada momento el Espíritu Santo pone al frente de la Iglesia el Papa que necesita, y cada uno pone acentos concretos a la tarea de la evangelización.
Creo que la primera Exhortación apostólica del Papa Francisco, Evangelii Gaudium, que es su programa, ha marcado mi diócesis, y todas. Su apuesta misionera es un programa necesario para este momento de la historia. Una Iglesia en salida, discípulos misioneros, la propuesta del cuidado de la naturaleza, y el trabajo en favor de la amistad social en el mundo, son propuestas de calado, sin olvidar la llamada a la santidad, y la sinodalidad.
El Papa cala en la gente, de dentro y de fuera, y esto se trasluce en el lenguaje y en la vida de las comunidades. Sin olvidar que hay personas y grupos que miran con espíritu crítico este pontificado, pero, ¿cuándo no ha sido así?