En el equipo de fútbol del Papa, las mujeres serían siempre titulares
En su nuevo discurso, el Papa ha vuelto a defender apasionadamente a las mujeres. Esta vez en su discurso a los universitarios y en el marco de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), para afirmar que las mujeres son «indispensables» en todos los ámbitos laborales y directivos
El Papa Francisco ya ha comenzado sus actos en la JMJ con una salud óptima, a tenor de la dureza de su primer discurso ante las autoridades lusas, a las que por extensión y junto a toda Europa, los –nos– acusa de fomentar el negocio de la eutanasia, de mirar hacia otro lado con el drama de los migrantes y la inacción ante la guerra y el enfrentamiento entre los hombres.
Y ahora, en su nuevo discurso, ha vuelto a defender con fuerza y apasionadamente a las mujeres. Esta vez ante los universitarios, para recordar que las mujeres son «indispensables», aunque en el «inconsciente colectivo» se piense que «son de segunda». Pero para el Papa, no.
A su juicio, la contribución femenina es indispensable. «¿cuántas veces está pensar que las mujeres son de segunda? Son suplentes, no juegan de titulares, y eso existe en el inconsciente colectivo», se ha preguntado Francisco, sabiendo que nadie reconocería públicamente tal inconsciente, a pesar de que la realidad apunta a otro escenario y a nombres masculinos en las plantillas.
La insatisfacción
El Papa se ha apoyado en la Biblia para demostrar, de paso, los cambios que él mismo ya introduce en los pasillos vaticanos. En la Escritura se ve «cómo la economía de la familia está en buena parte en manos de la mujer»; su «sabiduría» es la que «regenta la casa, que no tiene como objetivo exclusivamente el beneficio, sino el cuidado, la convivencia, el bienestar físico y espiritual de todos».
En este sentido, Francisco ha invitado a sus oyentes a vivir el riesgo de «buscar y arriesgar», de ser protagonistas, de poner en el centro a la persona, valorando ese sentirse siempre «insatisfechos» en el corazón, ya que este es «un buen antídoto contra la presunción de autosuficiencia y el narcisismo» que sólo busca la autocomplacencia a través de la manipulación de otras vidas y de la creación que según la expresión paulina «sufre dolores de parto».