Entrevista con Alfonso Carrasco Rouco, obispo de Lugo
«El reto de la educación católica viene de las presiones para hacer penetrar ideologías no acordes con la fe»
El presidente de la Comisión para la Educación y Cultura habla con El Debate de los retos de la educación católica en España, de la necesidad de seguir las leyes de cada Gobierno y de cómo se concreta todo ello tras el congreso La Iglesia en la Educación
El congreso la Iglesia en la Educación va a congregar a 1.200 profesionales docentes en Madrid este sábado 24 de febrero. Se pone así fin a la serie de encuentros en torno a los nueve ámbitos en los que la Iglesia está presente con su identidad e ideario cristiano, que ayudan a reconocer y reflexionar sobre su compromiso y presencia educativa: colegios de ideario cristiano (religiosos, laicales, diocesanos); profesorado de Religión Católica; Profesorado cristiano en los diversos centros de enseñanza; Centros de Educación Especial; Centros de Formación Profesional; Universidades católicas y Centros Universitarios; Colegios Mayores y Residencias Universitarias; Educación no formal, voluntariado, tiempo libre y otros proyectos culturales; y Parroquia-Familia-Escuela.
El obispo de Lugo, Alfonso Carrasco Rouco, también presidente de la Comisión Episcopal para la Educación y Cultura, habla con El Debate de los retos de la educación católica en España, de la necesidad de seguir las leyes de cada Gobierno y de cómo se concreta todo ello tras el congreso La Iglesia en la Educación.
–En los últimos dos años se ha invertido la curva de crecimiento de alumnos en centros católicos. Venía creciendo hasta 2020, de 1.521.196 alumnos en 2018 a 1.525.215 en 2020, y baja a 1.502.868 en 2022. ¿a qué causas se pueden atribuir estos datos?
–No dispongo de una investigación detallada sobre las causas de este descenso. Puedo suponer, sin embargo, que haya influido la evolución demográfica, con una cierta disminución en el número de alumnos que son escolarizados. Por otra parte, también el número de los colegios católicos puede haber bajado ligeramente, por decisión de sus titulares.
–En este sentido, ¿se podría volver a invertir y que empiece a crecer de nuevo?
–No parece que vaya a subir rápidamente la tasa de natalidad en nuestra sociedad. La presencia de alumnos hijos de familias inmigrantes, en cambio, es una realidad que puede aumentar; muchas envían sus hijos a colegios católicos. Será importante para el futuro mantener y renovar nuestra propuesta educativa.
Hay presiones para hacer penetrar antropologías e ideologías no concordes con la feObispo de Lugo y presidente de la Comisión de Educación y Cultura
–¿Cuáles son los principales retos de la educación católica en España?
–El reto principal es cumplir la propia misión para los hijos de la Iglesia y para toda la sociedad. En esta tarea, la educación católica se encuentra hoy con algunos retos procedentes de su propia realidad. Necesita crecer en conciencia de la propia identidad, como nos dijo recientemente el Dicasterio. Ello interpela a los sujetos titulares, a menudo institutos de vida consagrada, pero también instituciones diocesanas o realidades laicales. Es igualmente un desafío revivir los carismas y la vocación educativa, expresar vitalmente de nuevo la capacidad educativa de la fe cristiana, de la experiencia eclesial. También saberse partícipes de la misión educativa de la Iglesia es un reto siempre actual, con muchas implicaciones prácticas: poner en común recursos, colaborar en los desafíos, apoyarse en las necesidades, privilegiar el caminar común.
Por otra parte, la educación católica se encuentra también con retos procedentes de su inserción en la sociedad y de su relación con el Estado. Conviene hoy dar respuesta a una presentación de la educación, a un relato, que reinterpreta nuestra historia educativa, la presencia de la Iglesia en la educación, como una realidad subsidiaria y a superar en el horizonte de una «escuela pública y laica». Aunque estas posiciones no se corresponden con la realidad histórica y jurídica, dar respuesta razonada ante toda la sociedad es un reto importante, que influirá en el futuro de la educación.
En la actual situación, la realización práctica del sistema de conciertos conlleva también diversos desafíos, que van desde la reglamentación escolar a lo más económico, decisivos para la pervivencia de la libertad de enseñanza y la pluralidad en nuestro sistema educativo. Quisiera recordar también, entre otros, los retos que se plantean al mantenimiento del ideario por la educación católica, debido a las presiones legislativas y administrativas para hacer penetrar antropologías e ideologías no concordes con la fe cristiana en cuestiones educativas fundamentales, como por ejemplo las afectivo-sexuales.
Estamos también en una encrucijada eclesial, que será decisivaObispo de Lugo y presidente de la Comisión de Educación y Cultura
–¿Como se conjugan estos desafíos con la necesidad de seguir las distintas leyes de educación del Gobierno?
–La educación católica se sitúa por convencimiento y lealmente en el marco legislativo de nuestra sociedad. Queremos estar de pleno derecho en esta gran ágora pública. Por otra parte, nuestro marco jurídico defiende la libertad de conciencia y religiosa, la libertad de enseñanza, el derecho a la educación y los derechos de las familias. La posibilidad de ofrecer una educación católica y el derecho al propio ideario han sido defendidos firmemente por la jurisprudencia.
En este horizonte hemos de realizar una verdadera educación católica, respetuosa de la legislación vigente en cada momento; pero también consciente de las libertades en juego en la labor educativa y dispuesta a defenderlas. Ello será un bien para toda la sociedad.
–¿Se encuentra la educación católica en una encrucijada?
–La educación católica comparte la encrucijada que está viviendo nuestra sociedad, con sus transformaciones demográficas, con sus mutaciones socio-políticas, con la rápida evolución tecnológica, con el crecimiento de la pluralidad de culturas y religiones.
Todo ello puede ser vivido como un desafío, una llamada a nuestra responsabilidad. Urge más que nunca el cumplimiento de la misión educativa de la Iglesia. No puede sin más darse por descontado, suponer que seguirá sucediendo como siempre. Necesita ser asumido de corazón de nuevo, por todos, obispos y fieles, desde la comunidad eclesial (diócesis, parroquias, familias) y con la gracia y los carismas del Espíritu. En este sentido estamos también en una encrucijada eclesial; que será decisiva, a mi parecer, para el futuro y la libertad de nuestra sociedad.
La Iglesia no hace simplemente propuestas teóricas en educaciónObispo de Lugo y presidente de la Comisión de Educación y Cultura
–¿Cuál es la propuesta de este congreso y cómo se puede concretar para el futuro?
–La propuesta de este congreso es la de un encuentro en que participan los protagonistas de la presencia educativa de la Iglesia en nuestra sociedad; para asumir de nuevo la propia misión, como miembros de la Iglesia, y plantearse juntos los desafíos actuales.
La Iglesia no hace simplemente propuestas teóricas en educación; sino que propone una realidad vivida, presente y actual, que quiere crecer en conciencia y ser dicha con inteligencia, y que desea seguir comprometiéndose con las necesidades educativas de la sociedad. Espera hacer así una aportación significativa al debate público sobre el mejor modo de dar forma a nuestro sistema educativo.
Sabemos que, para ello, más que nunca, tenemos que asumir nuestra misión educativa desde la comunión y la participación en la vida de la Iglesia. Y esperamos que el Congreso signifique un paso adelante, que abra caminos y que potencie nuestra presencia y nuestro compromiso como educación católica.