Fundado en 1910
Patio de la casa de santa Teresa (Salamanca), donde se estableció la comunidad  josefina

Patio de la casa de santa Teresa (Salamanca), donde se estableció la comunidad josefina

Las Josefinas cumplen 150 años: la joven de Salamanca que siguió una «vocación para cambiar el mundo»

Bonifacia era la mayor de seis hermanos. Desde muy joven tuvo que empezar a trabajar, tras la muerte de su padre y quiso ser dominica, pero terminó fundando la congregación de las Siervas de San José

La lucha por la igualdad de género es una de las banderas del feminismo. Pocos saben que de las primeras defensoras de esta cuestión en España, de ello y del empleo digno, fue santa Bonifacia Rodríguez Castro, también fundadora de las Siervas de san José. La salmantina trabajaba en un taller de cordones en su ciudad natal. Era muy devota y pretendía santificar el trabajo mediante la oración.

Bonifacia era la mayor de seis hermanos. Desde muy joven tuvo que empezar a trabajar, tras la muerte de su padre. Junto a su madre, también muy piadosa, fundó la Asociación de la Inmaculada y san José, que después pasaría a llamarse Josefina, donde enseñaba a jóvenes sin recursos su oficio de cordonera.

Podría haber sido dominica y no haber fundado nunca las Siervas de San José, pero el encuentro con el jesuita catalán Francisco Javier Butiñá, que llegó a Salamanca en 1870 con gran inquietud hacia los trabajadores, cambió el rumbo de su vida. El catalán se convirtió en su director espiritual y a través de las chicas que trabajaban en la fábrica con Bonifacia, pensaron en crear una nueva congregación femenina destinada a evangelizar y privilegiar el trabajo de dignificación de la mujer.

En el mismo taller en el que trabajaban, seis chicas de la Asociación Josefina se convirtieron en las primeras hermanas de la congregación. Comenzaron su vida en comunidad el 10 de enero de 1875, hace 150 años. Esta cuestión ha marcado el carisma de la orden e incluso hoy continúan viviendo en lo que denominan comunidades-talleres.

Bonifacia Rodríguez Castro

Bonifacia Rodríguez Castro

En sus primeros años, se presentaron en el camino de la madre Bonifacia distintos retos. Butiñá, a su vuelta del exilio, fundó una comunidad josefina en Cataluña, con la intención de unificarla después a las Siervas. Finalmente, permanecieron independiente y se constituyeron como las Hijas de San José. Este episodio provocó que pidieran la destitución de la fundadora como superiora, pero se solucionó con la apertura de una comunidad en Zamora. Allí comenzó a vivir Bonifacia y allí moriría en 1905.

No fue hasta 1930 cuando la Santa Sede aprobó las constituciones de la orden, y hasta 1942, las definitivas. Cuando las religiosas recibieron la primera aprobación pontificia en 1901, no se incluyó la casa zamorana, porque León XIII había observado constituciones diversas, pero terminó solucionándose hacia 1907.

150 años después de su fundación, las Josefinas trabajan por promover la dignidad entre niñas y jóvenes, sobre todo en barrios obreros. El trabajo, la fe y el amor son sus pilares y están presentes en los cinco continentes. La madre Bonifacia fue beatificada por Juan Pablo II en 2003 y posteriormente canonizada por Benedicto XVI en 2011.

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