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Propaganda de los Cristianos Alemanes en la puerta de una iglesia, antes de la elecciones de 1933

Propaganda de los Cristianos Alemanes en la puerta de una iglesia, antes de la elecciones de 1933

90 años de la Iglesia confesante, el pacto de los cristianos alemanes contra los nazis

Ante la unificación de las iglesias cristianas en una nacional, algunos obispos y pastores no estuvieron de acuerdo con la mezcla de la fe cristiana con la ideología nazi

Hitler había metido el nazismo hasta en las iglesias. A la católica no le llegó el turno debido a la lucha insistente de Eugenio Pacelli, nuncio pontificio, y la gran autoridad de los obispos germanos, pero la protestante no corrió la misma suerte. Sus distintas ramas fueron unificadas en la Iglesia Evangélica Alemana, liderada por el pastor abiertamente nazi Ludwig Müller, quien en 1931 ya había fundado el movimiento de los cristianos alemanes (Deutsche Christen, por su nombre original). Junto con el obispo Joachin Hossenfelder, propusieron supeditar la fe al nacionalsocialismo y crear un cristianismo ario doblegado ante las políticas del Tercer Reich.

Las características propias de Alemania justificaban que el cristianismo se adaptara a ellos y no ellos a la doctrina. Se expulsó de la iglesia a los bautizados con antepasados judíos y se excomulgo a los militantes en partidos antinazis. Asimismo, se prohibió la conversión y bautismo de judíos e incluso se eliminó el Antiguo Testamento por completo, por todas sus referencias judaicas. Jesucristo fue declarado ario y el antisemitismo era defendido. El pueblo judío era el que había asesinado a Cristo.

No todos estuvieron de acuerdo con esto. Así es como un grupo de obispos cristianos llegaron secretamente a la ciudad de Barmen (hoy apenas un barrio de Wuppertal). Entre sus miembros más destacados figuran nombres como Dietrich Bonhoeffer, Martin Niemöller o el teólogo suizo Karl Barth. Todos ellos consideraban que los Deutsche Christen habían corrompido la Iglesia y sus enseñanzas al hacerla servil al Estado y que la ideología nazi contradecía lo escrito en el Evangelio. En seis tesis quedó redactada la declaración de Barmen, el documento base de la Iglesia confesante.

Las seis tesis de la declaración de Barmen

  • La única fuente de revelación es la Palabra de Dios, Jesucristo. No se aceptarán otras fuentes posibles, poderes terrenales, por ejemplo.
  • Jesucristo es el único Señor de todos los aspectos de la vida personal. No debería haber ninguna otra autoridad.
  • El mensaje y el orden de la iglesia no deben verse influenciados por las convicciones políticas actuales.
  • La Iglesia no debe estar gobernada por un líder («Führer»). No hay jerarquía en la Iglesia (Mt 20, 25s).
  • El Estado no debe cumplir la tarea de la Iglesia y viceversa. Tanto el Estado como la Iglesia se limitan a sus propios asuntos.
  • Por lo tanto, la Declaración de Barmen rechaza (i) la subordinación de la Iglesia al Estado (8.22-3) y (ii) la subordinación de la Palabra y el Espíritu a la Iglesia.

La respuesta de los fieles luteranos fue positiva. Tras la formación de la Iglesia confesante, 140 pastores de la iglesia nacional denunciaron como falsas las enseñanzas del obispo y el teólogo nazi. Debido al prestigio que ganó en poco tiempo, el régimen eliminó la obligación de acatar a Müller. Pudo ser una victoria de los confesantes, de no ser por la creciente y hostigante persecución que comenzaron a sufrir. En 1937 la Gestapo cerró el seminario clandestino de la Iglesia confesante en Finkenwalde y a su director, Dietrich Bonhoeffer, le quedó prohibido predicar, enseñar o hablar en público. El centro de formación continuó funcionando de forma clandestina hasta el comienzo de la guerra.

Tras la trágica noche de los cristales rotos (1938), los miembros de la Iglesia confesante abrieron en Berlín una oficina de ayuda con el objetivo de ayudar a los cristianos perseguidos por razones étnicas, pero terminó acogiendo también a personas de otras religiones. Se llamó la oficina del pastor Grüber y gracias a su labor pronto se salvó la vida de 2.000 judíos. En 1940, el buró fue clausurado y el pastor y varios de sus colaboradores fueron enviados a campos de concentración.

Otro de los más resonados nombres de entre los confesantes,Bonhoeffer fue arrestado en abril de 1943 y sentenciado a muerte, acusado de colaborar en el atentado contra Hitler el 9 de agosto de 1944, aunque él ya llevaba tiempo en prisión. En 1945 fue ahorcado con cuerdas de un piano en el campo de Flossenbürg.

Los supervivientes de la Iglesia confesante convocaron a todas las confesiones protestantes en Stuttgart al final de la guerra. Allí hicieron en 1945 una confesión de culpa en la que la iglesia nacional evangélica (la que se había sometido al nazismo) expresó: «con gran dolor decimos, mal infinito fue llevado por nosotros a muchos países y pueblos». Tras esta reunificación, los confesantes dieron por concluido su papel temporal y la Iglesia cristiana de Alemania fue reestablecida.

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