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Ceremonia de beatificación de Ján Havlík en Eslovaquia

Ceremonia de beatificación de Ján Havlík en EslovaquiaTwitter @RehakLubomir

Obligado a extraer uranio por los comunistas y ahora nuevo beato de la Iglesia: así fue la vida de Ján Havlík

Ján Havlík fue beatificado el sábado en Eslovaquia. Fue encarcelado, torturado y obligado a trabajar en minas de uranio por el régimen comunista debido a su fe

Recluido durante diez años en campos de concentración de la Checoslovaquia comunista, el seminarista vicenciano Ján Havlík fue sometido a trabajos forzosos, maltratado, torturado y obligado a extraer uranio.

Víctima de la represión comunista, Havlík no se entregó al desaliento ante la fatalidad de su destino. Consciente de que no podría escapar a las garras del régimen prosoviético de su país, decidió emprender, en secreto, la misión de difundir el Evangelio entre sus compañeros de presidio.

Esa labor evangelizadora, sin embargo, le acarrearía nuevas condenas, torturas y maltratos.

Fotografía policial del beato Ján Havlík

Fotografía policial del beato Ján HavlíkRedes Sociales

Hoy Ján Havlík es beato tras la ceremonia de beatificación celebrada el sábado en el Santuario Nacional de Šaštín, Eslovaquia, presidida por el Cardenal Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos.

Este domingo, el Papa Francisco hizo referencia a su beatificación tras el rezo del Ángelus en la plaza de San Pedro del Vaticano, y pidió que «que su perseverancia en testimoniar la fe en Cristo sea de fortalecimiento a quienes todavía hoy sufren pruebas similares».

Según la biografía difundida por la agencia Fides, el beato Ján Havlík nació el 12 de febrero de 1928 en Dubovce, en la actual Eslovaquia. Sus pares, Karol y Justina eran obreros pobres, pero con una profunda espiritualidad católica.

Desde su infancia, una fe sencilla basada en la oración y en la esperanza penetró en el corazón de Ján, lo que le llevó a plantearse su vocación.

Para discernir ese llamado a la vida religiosa, ingresó con trece años en la Congregación de la Misión de San Vicente de Paúl.

Frecuenta el seminario menor de los vicencianos en Banská Bystrica y continúa su camino de discernimiento vocacional, hasta que en el año 1948 el Partido Comunista checoslovaco, respaldado por la Unión Soviética, da un golpe de Estado, derroca el gobierno legítimo y se instaura una cruel dictadura comunista, que no se derrocará hasta 1990.

A la larga, el comunismo destruiría el Estado checoslovaco, país que hoy no existe, y, de la misma manera, trataría de destruir la vida de Ján Havlík y de otros bravos laicos, seminaristas, sacerdotes, religiosos y religiosas católicos.

La irrupción del comunismo obligó a Ján a interrumpir sus estudios hasta 1949, cuando retomó el noviciado. Tampoco lograría terminar en esa ocasión. La policía política checoslovaca decretó en abril de 1950 la operación Akce K, cuyo objetivo era destruir todas las órdenes religiosas masculinas.

Ján y sus compañeros del noviciado fueron detenidos, internados en un campo de concentración para su «reeducación» y sometidos a trabajos forzados durante tres meses.

Recuperada la libertad, Ján retomó su formación en la clandestinidad hasta que fue detenido de nuevo el 29 de octubre de 1951 en una gran redada contra los seminaristas vicencianos.

Durante los 15 meses que duró su arresto, sufrió torturas y maltratos. En febrero de 1953 llegó la inevitable condena: 14 años de trabajos forzados por alta traición. En un posterior proceso de apelación se le redujo la pena a 10 años de trabajos forzados.

Señala la reseña biográfica de Fides que el beato Ján Havlík fue internado en un campo de concentración, donde le obligaron a trabajar en condiciones inhumanas extrayendo uranio de las minas de Jáchymov.

En 1958 recibió una nueva acusación. En esta ocasión se le acusaba de pertenencia a una asociación clandestina de prisioneros.

La acusación se sostenía en testimonios que apuntaban a que había difundido entre sus compañeros de encierro copias manuscritas por él mismo del libro Humanismo integral, del filósofo católico francés Jacques Maritain.

Durante el juicio, Ján Havlík no se escondió y reconoció que estaba llevando a cabo una actividad evangelizadora en prisión. Se le añadió un año más a su pena.

Condenado por segunda vez debido a su fe, a partir de 1958 Ján Havlík comenzó a sufrir un notable deterioro físico como consecuencia de los malos tratos y torturas. Internado en un psiquiátrico, lo trasladaron en varias ocasiones de prisión hasta que lo liberaron, tras cumplir su condena, el 29 de octubre de 1962.

Ján Havlík murió el 27 de diciembre de 1965 como resultado del daño físico y psicológico sufrido por las torturas en prisión, pero antes dejó por escrito dos obras esenciales para la espiritualidad católica: El Viacrucis de las almas pequeñas y Diario.

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