A continuación, en las bodas de Caná, Cristo al transformar el agua en vino «abre el corazón de los discípulos a la fe, gracias a la intervención de María, la primera entre los creyentes», afirma Juan Pablo II, que continúa explicando que, con la predicación del Reino y la llamada a la conversión, Jesús inicia «el ministerio de la misericordia», que continúa en el «sacramento del Perdón que ha confiado a su Iglesia».