
Agostino Gemelli fue un médico, psicólogo y religioso italiano
De la logia masónica al hábito franciscano: la conversión de Agostino Gemelli, fundador del 'hospital papal'
El fraile dejó su huella fundando una de las universidades católicas más influyentes de Europa, cuyo impacto desembocaría en la fundación de un hospital que salvaría la vida de Juan Pablo II
«Mira, voluntario, me estoy muriendo lejos de los míos. Si estuviera aquí mi madre, me daría un beso. ¿Me lo puedes dar tú?». Edoardo Gemelli, joven médico en un hospital militar de Milán, se quedó paralizado ante la súplica de aquel soldado agonizante.
No era solo la muerte lo que le estremecía, sino la pregunta que retumbaba en su interior: ¿Qué haría Jesucristo? Dudó, pero al final se inclinó y besó al moribundo, quien también le pidió que avisara al capellán para que le llevase la comunión, dos gestos que, aunque no dieron pie a una conversión repentina, marcarían un punto de inflexión en su vida para siempre.
Su abrazo a la fe se gestaría tras un proceso lento, casi imperceptible, que comenzó años atrás, cuando aún era un estudiante de universidad. Nació en Milán en 1878 en una familia donde la religión no tenía cabida. Su padre, masón confeso, organizaba reuniones de logia en casa. Edoardo fue bautizado por 'la costumbre', podría decirse, pero creció alejado de cualquier referencia religiosa.
De hecho, sus padres le matricularon en el colegio militar Longoni «tal vez para mantenerle alejado de cualquier influencia clerical, tal vez para inculcarle el sentido del deber», indica María Sticco, una de sus biógrafas. En todo caso, el objetivo tuvo éxito e, influenciado por las ideas racionalistas y apasionado por la ciencia, creció alejado de todo lo que tuviera relación con Dios.Cuando el escepticismo se empezó a quebrar
Sin embargo, un amigo que haría en su juventud, Ludovico Necchi, nunca lo dio por caso perdido. No le intentó transmitir la fe con sermones, sino con lo único que podía interesar a Gemelli: la razón y la ciencia. Cuando estudiaron juntos Medicina en Pavía, le puso en contacto con sacerdotes católicos, como monseñor Pietro Maffi, quienes empezaron a desmontarle el mito que el brillante pero inquieto Edoardo pensaba sobre la incompatibilidad entre fe y ciencia. «No es un mensaje preciso de fe, pero algo que debilita en su mente la antítesis ciencia-religión», llegó a decir Maffi sobre él.
Al terminar la carrera, fue destinado al hospital militar de Milán. Para entonces, su curiosidad por la fe ya había sido despertada. A finales de 1902, intrigado por la rutina de su amigo Necchi y sus compañeros clérigos, quiso saber más sobre su vida cotidiana. Descubrió que, antes de iniciar su jornada en el hospital, asistían a misa al amanecer.
Un día, con permiso para acompañarlos, presenció discretamente la celebración desde la puerta de la capilla. No cruzó palabra con nadie al salir, pero algo en él había cambiado. Se preguntó qué impulsaba a aquellos religiosos y monjas a entregarse con tanta dedicación al cuidado de los enfermos, con una serenidad que contrastaba con el sufrimiento que veían a diario.
Ese encuentro con la fe encarnada en la entrega de los religiosos marcó en él un punto de inflexión. Poco después, el encuentro con un soldado moribundo en el hospital fue el detonante final. En Jueves Santo de 1903, recibió la Primera Comunión y decidió entregarse a la vida religiosa. Sin decírselo a su familia, ingresó en el noviciado franciscano y se convirtió en fray Agostino. Cuando sus padres lo descubrieron, intentaron secuestrarlo para hacerlo cambiar de opinión, sin lograrlo.
Armonizar fe y razón
Pero el nuevo fraile no dejó atrás su rigor intelectual. En un tiempo en que la Iglesia y la ciencia parecían enemigas irreconciliables, Gemelli demostró que podían caminar juntas. Especialista en psicología, fisiología e histología, fundó en 1909 la Rivista di Filosofia Neo-Scolastica y defendió la escolástica ante la Sociedad Filosófica Italiana con tal brillantez que el papa Pío X lo llamó al Vaticano.

Una vista general muestra la estatua del Papa Juan Pablo II fuera del Hospital Gemelli
Años después, Gemelli dio vida en Roma a una de las universidades católicas más influyentes de Europa: la Universidad Católica del Sagrado Corazón, con la visión de crear una institución que formara a la élite intelectual de Italia y situara al catolicismo en el centro de la vida pública.
Con el respaldo del filósofo Benedetto Croce y la bendición papal de Benedicto XV, su proyecto fue un paso decisivo en la integración de la Iglesia con la sociedad italiana. Gemelli, quien fue su primer rector y catedrático de Psicología, cimentó así un legado espiritual e intelectual que perdura hasta hoy.

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El 'Vaticano III'
En 1964 nació el Policlínico Universitario Agostino Gemelli como parte integral de la Universidad Católica del Sagrado Corazón, consolidándose con el tiempo como uno de los hospitales más prestigiosos de Italia y Europa. Este centro médico alcanzó notoriedad desde que en 1981 salvó la vida de Juan Pablo II tras el atentado que sufrió en la plaza de San Pedro.
Aquel día, su secretario personal Stanisław Dziwisz tomó la decisión histórica de trasladar al Papa herido al Gemelli, marcando un antes y un después en la asistencia médica a los Pontífices que solían ser atendidos en el Vaticano.

Fotografía tomada el 13 de mayo de 1981 que muestra a Juan Pablo II cayendo tras tras ser alcanzado por los disparos
Desde entonces, varios Papas, incluido Francisco hasta hace apenas unos días, han sido atendidos allí, siendo este hospital considerado como el «Vaticano III», como solía bromear el Papa polaco al considerarlo como una tercera residencia, después de San Pedro y Castel Gandolfo.
Fray Agostino Gemelli murió en 1959. En su funeral, el cardenal Montini –futuro Pablo VI– lo definió en pocas palabras: «Amó por encima de todo a la Iglesia, la gran familia gobernada por la Verdad y la Caridad».