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Las exposiciones organizadas por la Santa Sede en la Bienal se ubican dentro de una cárcel de mujeres en la Isla de la Giudeca

Las exposiciones de la Santa Sede en la Bienal se ubican dentro de una cárcel de mujeres en la Isla de la GiudeccaFabio Cremascoli

Dentro del pabellón del Vaticano en la Bienal de Venecia: guiado por reclusas y prohibidos los móviles

Con mis ojos es el nombre que ha recibido la serie de exposiciones que el Vaticano va a llevar a la Bienal de Venecia, que reúne a media docena de artistas y un grupo de reclusos, de máxima seguridad incluidos

Con mis ojos solo podrá verse a través de estos mismos, los de cada visitante. El pabellón a cargo de la Santa Sede para la Bienal de Venecia de 2024 se encuentra dentro de la prisión de mujeres de la Isla de Giudecca, por lo que todas las personas que lo quieran visitar tendrán que dejar su teléfono en el exterior y disfrutar con todos los sentidos de las obras.

Las reclusas que allí cumplen condena serán las guías de la muestra artística y el 28 de abril recibirán la esperada visita del Papa Francisco. Este año, la 60ª Exposición Internacional de Arte de Venecia ha sido organizada por un curador hispanoamericano y tiene como lema «extranjeros de todas partes».

El Vaticano ha participado en las últimas ediciones de la muestra de arte y arquitectura, pero este año cuenta con algunas novedades. Además de ser la primera vez que un Pontífice la visita, las autoridades italianas han dado permiso a los comisarios del Vaticano para instalar las obras en el interior de una prisión de mujeres e incluso, de involucrar a las reclusas en su elaboración.

Media docena de artistas han trabajado junto a las reas como ejemplo físico de la defensa del Papa del diálogo, la solidaridad y la fraternidad. Uno de artífices de las obras, Maurizio Cattelan, –escultor de algunas polémicas obras como La Nona Ora, en la que se ve a Juan Pablo II derribado por un meteorito–es el encargado de una de las obras centrales de Con mis ojos, que los curadores han descrito como una «gran obra de arte al aire libre» que se instalará en la fachada de la capilla de la prisión y cuyo tema central será la paternidad.

El artista italiano Maurizio Cattelan, junto a su obra La Nona Ora

El artista italiano Maurizio Cattelan, junto a su obra La Nona OraAFP

Bruno Rancine, uno de los comisarios de la exposición, ha explicado las condiciones de seguridad de la obra, entre las que se encuentra la prohibición de las fotografías, con el fin de que «esta experiencia se quede en la memoria de los visitantes». Además de haber colaborado para la elaboración de las obras, las reclusas serán también las guías que acompañarán a los aficionados al arte a través de las distintas salas del pabellón.

Aunque no de esta manera, los presos de alta seguridad también han participado, por ejemplo, proporcionando sus propias fotografías para una obra de Claire Tabouret, o la composición de poemas para la instalación dela artista Simone Fattal. Dentro del estand se va a proyectar un corto de 12 minutos en el que participan algunos presidiarios como actores bajo la dirección de Marco Perego y la actriz Zoe Saldaña, y cuya temática es la libertad.

A cambio de su participación voluntaria, según cuenta el jefe de la administración penitenciaria del Ministerio de Justicia de Italia, Giovanni Russo, los presos recibirán los mismos beneficios que hubieran obtenido apuntándose a programas internos de rehabilitación, educativos o laborales.

¿Por qué en una cárcel? Ha sido una decisión «inesperada», ha declarado el ministro de Cultura y Educación del Vaticano, José Tolentino de Mendonça, pero «totalmente consistente» con el llamamiento del Santo Padre a que los artistas se comprometan con los más desfavorecidos y el mandato de las obras de misericordia de dar de comer al hambriento, de beber al sediento, vestir a los desnudos o visitar a los encarcelados.

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