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San Pedro, de Pedro Pablo Rubens

San Pedro, de Pedro Pablo RubensMuseo Nacional del Prado

Qué es la primacía de Pedro y por qué genera discusión entre los cristianos

Para la Iglesia católica, esta primacía de Pedro y su sucesor es un dogma establecido en el Concilio Vaticano I, pero el resto de iglesias cristianas no lo reconocen

«Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia». Con estas palabras, recogidas en el Evangelio, Jesús de Nazaret eligió ante sus doce apóstoles al primer Papa de la historia. Este fue algo así como el primer cónclave a cielo abierto, en Caesarea de Filipo, donde el único elector era el hijo de Dios.

Dos preguntas llevaron a Pedro a ser elegido entre sus hermanos apóstoles. El nazareno cuestionó: ¿Quién dice la gente que soy yo? Todos respondieron, pero a la segunda –«¿Y vosotros, quién decís que soy?»– solo Simón dijo «Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo». El hijo de Jonás fue entonces apodado Pedro y Jesús le ofreció las llaves del cielo. «Lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo», le advirtió.

Este pasaje es la base de la primacía o el primado de Pedro sobre los otros once. La misión de Pedro como cabeza de la Iglesia se ha ido sucediendo a lo largo de los siglos en el obispo de Roma, que tiene, por tanto, primacía entre todos sus hermanos obispos del mundo. Esta cuestión ha generado discusiones entre las distintas confesiones cristianas a medida que estas han ido naciendo.

Para la Iglesia católica, esta primacía de Pedro y su sucesor es un dogma establecido en el Concilio Vaticano I (1869-1870). Varios pontífices le han dedicado palabras y aclaraciones, como Juan Pablo II en su encíclica Ut unum sunt o el documento de Doctrina de la Fe del papado de Benedicto XVI.

No obstante, el resto de iglesias cristinas no reconocen este primado papal y de ahí que este sea punto de frecuentes discusiones ya desde el Cisma de Oriente, en el año 1054. En el caso de las confesiones ortodoxas consideran al Papa como patriarca de occidente y como el primer obispo entre sus iguales, pero nada de autoridad suprema.

Esta doctrina ha supuesto durante siglos un obstáculo para el ecumenismo, la búsqueda de la unidad de los cristianos. No obstante, la Iglesia católica y la ortodoxa llegaron a un consenso en 2007, concretado en el acuerdo de Rávena. Ambas coinciden en que Roma «preside en la caridad» –según una expresión de san Ignacio de Antioquía– y ocupa el primer lugar entre las sedes patriarcales y por tanto, su obispo es el protos (primero) entre los patriarcas.

En la constitución Pastor Aeternus de 1870, publicada tras el Concilio Vaticano I, se establece como dogma el primado papal junto con la infalibilidad papal. Negarlo conllevaría, según se advierte en el texto formado por Pío IX, la solemne excomunión.

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