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El Papa Francisco durante su discurso junto al gobernador general de Papúa Nueva Guinea, Bob DadaeAFP

Viaje Apostólico a Papúa Nueva Guinea

El Papa pide a las autoridades de Papúa Nueva Guinea «estabilidad» para «un desarrollo sin excluir a nadie»

El Pontífice ha alabado el papel de las mujeres en la sociedad, afirmando que son ellas «las que llevan adelante un país»

Papúa Nueva Guinea es un país donde abundan los recursos naturales. Brillan, en especial, sus reservas de minerales de oro, cobre y níquel, así como de petróleo y gas. Sin embargo, según la OXFAM, es el país con el nivel de desigualdad más alto en toda Asia y el Pacífico. También el territorio, sin contar el África subsahariana, con el puesto más bajo en el Índice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas.

El viernes por la noche, el Papa Francisco cambiaba Indonesia por este país. Allí, ante las autoridades y después de reunirse con el gobernador general, Bob Dadae, aprovechó su primera intervención para instar a una mejor repartición.

«Es justo que se tenga debidamente en cuenta en la distribución de los ingresos y la utilización de la mano de obra las necesidades de las poblaciones locales, de manera que se produzca una mejora efectiva de sus condiciones de vida», proclamaba.

Clamor por el cambio climático

Otro de los puntos clave que el Pontífice está abordando en este viaje apostólico es el cuidado del medioambiente. Papúa Nueva Guinea ocupa el tercer puesto en el mundo de mayor biodiversidad, pero adolece de una deforestación masiva por las empresas madereras.

El mismo gobernador pedía ayuda al Papa con la actuación frente al cambio climático. «Es real. El aumento del nivel del mar está afectando medios de vida de nuestra gente en las islas remotas. Apreciamos el trabajo de sus misioneros, pero también pedimos sus oraciones y su apoyo para la acción y el compromiso global», expresaba Dadae.

Francisco apelaba a la «responsabilidad de gobernantes y ciudadanos juntos, para favorecer todas las iniciativas oportunas para valorizar los recursos naturales y los recursos humanos, de tal modo que se pueda dar vida a un desarrollo sostenible y equitativo, que promueva el bienestar de todos, sin excluir a nadie».

Se necesita «estabilidad en las instituciones» para que los resultados sean «duraderos», expresaba en presencia del gobernador general y ante el primer ministro, James Marape.

También ha hecho una llamada a la paz, pues las agresiones tribales que allí se producen «causan muchas víctimas, no permiten vivir en paz y obstaculizan el desarrollo».

«Hacer crecer un país»

El Pontífice ha alabado el papel de las mujeres en la sociedad, afirmando que son ellas «las que llevan adelante un país». «Las mujeres tienen la fuerza de dar vida, de construir, de hacer crecer un país. No olvidemos a las mujeres, que ocupan el primer lugar en el desarrollo humano y espiritual», añadía.

Explicaba que lo femenino es un don especial de Dios para «generar una nación y como madre naturaleza protege y sostiene a la humanidad». Del mismo modo, pedía «respetar el surgimiento de la mujer en un mundo libre».

Papúa Nueva Guinea registra una de las tasas más elevadas de violencia contra la mujer y los niños en todo el mundo, reconociendo uno de cada tres hombres que había maltratado a su esposa, mientras que dos de cada tres mujeres decían haber sido agredidas por sus maridos.

Un estudio de 2006 recogía que el 60 % de los hombres entrevistados admitía haber participado en una agresión grupal.

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