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Imagen de archivo del Papa Francisco

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«La nueva encíclica del Papa va más allá del positivismo y destaca la profundidad del corazón humano»

Francisco lamenta en su cuarta encíclica, 'Dilexit nos', la «complicidad, tolerancia e indiferencia» de algunos países ante las nuevas guerras

La sala de prensa del Vaticano ha sido el escenario de la presentación de Dilexit nos, la cuarta encíclica del Papa Francisco, en la que se aborda el amor humano y divino que emana del Corazón de Jesucristo. Durante la rueda de prensa, se recordó el llamado del Pontífice a los fieles a renovar su devoción al Sagrado Corazón, resaltando la importancia de la ternura en la fe, el compromiso con el servicio a los demás y el fervor misionero.

Con aportes de monseñor Bruno Forte, teólogo y arzobispo de Chieti-Vasto, Italia, y de sor Antonella Fraccaro, responsable general de las Discípulas del Evangelio, se ofreció una lectura más profunda del documento y su aplicación en el mundo actual.

Monseñor Forte enfatizó que el mensaje de la encíclica no es solo un invitación a la devoción, sino que también es una profunda reflexión teológica . El Papa, inspirado por la figura de Diego Fares, un jesuita amigo suyo a quien Bergoglio acogió como novicio en la Compañía de Jesús y lo acompañó al sacerdocio, aborda tres puntos fundamentales: la importancia del Sagrado Corazón, la necesidad de recurrir a él y el fruto de su devoción en la vida de las personas.

El arzobispo señaló que, aunque algunos puedan interpretar esta devoción como un acto meramente emotivo o vean el magisterio de Francisco «aplastado sobre lo social, como a veces se ha entendido de torpemente», aclaró que «el mensaje que este Papa ha dado y sigue dando a la Iglesia y a toda la humanidad procede de una única fuente, presentada aquí de la manera más explícita: Cristo Señor y su amor por toda la humanidad». Citando a Romano Guardini, Forte añadió: «Solo el corazón sabe acoger», y subrayó que volver al corazón es esencial para restaurar la armonía en nuestras vidas.

De hecho, el Pontífice alerta en el documento sobre la creciente disonancia en las dinámicas sociales contemporáneas: «Viendo cómo se suceden nuevas guerras, con la complicidad, tolerancia o indiferencia de otros países, o con meras luchas de poder en torno a intereses parciales, podemos pensar que la sociedad mundial está perdiendo el corazón». En un mundo donde «todo se compra y se paga» en medio de un «engranaje perverso» en el que «falta corazón», esta reflexión se vuelve aún más relevante.

Bruno Forte, al respecto, enfatizó que «en un momento de la historia dramático en tantos aspectos, marcado por guerras y conflictos que parecían un recuerdo lejano y que, en cambio, se han convertido en una trágica realidad en poco tiempo, volver a proponer la buena nueva del amor de Dios por cada ser humano es recordar a todos la fraternidad que nos une ante el único Padre y el amor que cambia el corazón y la vida de cualquiera que esté dispuesto a acogerlo en su corazón».

La encíclica «no es un refugio a los problemas»

Sor Antonella Fraccaro destacó la necesidad de que los fieles se enfrenten a preguntas fundamentales sobre su existencia y su relación con Dios, como «¿quién soy realmente?» y «¿qué sentido quiero que tenga mi vida?». Fraccaro enfatizó que el servicio que ofrece esta encíclica no debe interpretarse «como un refugio ante los dramáticos desafíos contemporáneos», sino como una propuesta del Evangelio que traza un camino de perdón, el cuál es «fundamental en la encíclica», y acogida. Además, subrayó que «en el centro de todo está el corazón, que es origen de todo bien» y que, en última instancia, Dilexit nos un compendio del mensaje del pontificado de Francisco: «Dios te ama y te lo ha mostrado de la forma más luminosa», añadió la religiosa.

Durante la rueda de prensa se abordaron varias preguntas sobre la nueva encíclica. Se planteó si estamos ante un cambio de paradigma en esta devoción, a lo que se respondió que, lejos de ser un acto «meramente intimista», busca convertirse en un «manantial que nutre el servicio a los demás». También se consultó sobre la posibilidad de un acto de consagración al Sagrado Corazón durante el Año Santo de 2025. El arzobispo Forte destacó que «siempre se puede realizar de forma personal y comunitaria», y agregó que la decisión se tomará en el marco del Jubileo, aunque «la encíclica ya nos invita a poner a Cristo en el centro».

Por otra parte, ante la cuestión sobre la novedad que presenta Dilexit nos, se respondió que «nos dice que el ser humano no se reduce al positivismo; hay una dimensión más profunda de todo, hay una visión antropológica fundamental». «Antes se reducía al hombre a una visión materialista», pero ante esto, «el Papa Francisco invita a redescubrir la magnitud del corazón humano».

El jansenismo fue otra de las dudas que se plantearon, ya que el Santo Padre hace referencia a esta herejía en el documento. Esta corriente presenta a Dios como distante e impasible ante los sufrimientos humanos, enfatiza la corrupción inherente del ser humano, y la necesidad absoluta de la gracia divina, que solo salva a aquellos predestinados desde su nacimiento.

Al respecto, monseñor Bruno Forte explicó que «hoy enfrentamos un jansenismo que, al igual que en el pasado, mira con sospecha con todo lo que no se puede cuantificar o medir». «El Papa Francisco», añadió, «con una operación muy inteligente destaca que no es suficiente un cálculo para cambiar el mundo: hay una dimensión más humana y más profunda. Hay que aceptar ser desafiados».

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