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Imagen de la limpieza del baldaquino que se llevó a cabo en 2007

Imagen de la limpieza del baldaquino que se llevó a cabo en 2007Gtres

Todo listo en el Vaticano para la inauguración del baldaquino el próximo domingo

Después de una histórica inversión de 700.000 euros y una restauración de nueve meses, la imponente estructura de Bernini volverá a brillar con el esplendor con el que fue concebida hace cinco siglos

Poco más de nueve meses y una gran cantidad de chapa y pintura es lo que ha necesitado el histórico monumento de 30 metros que se alza en la basílica de San Pedro para volver a brillar para una cita muy especial: el Jubileo. Durante este tiempo, el baldaquino de Bernini ha estado rodeada de andamios, lonas y plataformas metálicas, ofreciendo a los turistas una vista poco habitual y un inusual escenario en la basílica, debido a esta restauración histórica que está a dos pasos de poner punto y final.

Antes de cerrar este capítulo, El Debate tuvo la oportunidad, de caminar literalmente por encima de este imponente monumento de Bernini. En medio de los 40.000 visitantes diarios que visitan el templo más importante de la cristiandad, este imponente monumento, sostenido por cuatro columnas majestuosas, se considera el corazón de la basílica de San Pedro, ya que se encuentra directamente sobre el altar principal y alineado con una antigua necrópolis romana, donde descansa la tumba de san Pedro, el primer Papa.

A scaffolding is mounted around the baldachin of St. Peter's basilica to start its restoration on February 21, 2024 in the Vatican. The large Baroque sculpted bronze canopy over the high altar of St. Peter's Basilica by artist Gian Lorenzo Bernini dated from 1634. (Photo by Andreas SOLARO / AFP)

La restauración del baldaquino comenzó el pasado 21 de febreroAFP

Una restauración que «dejará a todos boquiabiertos»

Desde lo alto de los andamios que superaban los 20 metros de altura, se podía apreciar tanto la obra maestra de Gian Lorenzo Bernini como los trabajos de restauración en curso. El baldaquino, una estructura impresionante de bronce dorado, fue creado por el artista renacentista entre 1624 y 1635 por encargo del Papa Urbano VIII, inspirado en las antiguas columnas de mármol que rodeaban la tumba de san Pedro en la antigua basílica.

Ahora, la obra maestra de Bernini ha recuperado su esplendor tras su primera restauración en 250 años. Durante el proceso, el majestuoso monumento también ha sacado a la luz rastros de tiempos pasados, donde aquellos privilegiados que tuvieron la oportunidad de subir para restaurar y limpiar la estructura dejaron no solo firmas, dedicatorias y oraciones, todavía claramente visibles, sino también objetos cotidianos como restos de comida, plumeros, una suela de zapato, un sombrero de papel del siglo XIX, e incluso una lista de la compra que mencionaba cebollas y tomates. El cardenal Mauro Gambetti, arcipreste de la basílica, presentó los resultados a la prensa, calificando la restauración como «memorable y extraordinaria».

Susana Sermati, una de las restauradoras que ha participado en el proyecto, compartió su experiencia, subrayando que «el mayor reto fue la envergadura de la obra y el tiempo limitado con el que contábamos, lo que exigía un alto nivel de profesionalismo». A pesar de estas complicaciones, el equipo logró realizar una limpieza exhaustiva que ha puesto de manifiesto la belleza del dorado en el monumento, permitiendo apreciar la «sensación y profundidad del material», algo que ella considera una auténtica joya artística.

Carlo Usai, otro de los implicados en la restauración del baldaquino, explicó que el proceso de restauración implica documentar el estado de las obras y realizar pruebas para determinar el mejor método. Su entusiasmo por el arte se hizo evidente cuando previó la reacción de los visitantes, quienes «quedarán boquiabiertos al contemplar la magnificencia de las obras» y comprenderán «la considerable cantidad de esfuerzo, energía y recursos que se han destinado a este proyecto».

En efecto, la inversión económica en la restauración ha sido considerable, alcanzando los 700.000 euros, aportados por la Orden de los Caballeros de Colón, además del número de personas que han participado físicamente en el proyecto. Antes de iniciar los trabajos, los expertos dedicaron seis meses a evaluar el estado de este monumento, que pesa más de 200 toneladas, de las cuales 60 son del bronce que contiene.

Esta semana ha concluido la restauración del baldaquino, y se planea retirar los andamios y protecciones para que, el próximo 27 de octubre, el mundo pueda volver a contemplarlo con el esplendor con el que fue concebido hace cinco siglos. La fecha de inauguración es especialmente significativa, ya que coincide con la Jornada Mundial de Oración por la Paz, promovida por san Juan Pablo II en 1986, y el cierre de las sesiones del Sínodo de la Sinodalidad, que dieron comienzo el pasado 2 de octubre.

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