«Los ciclomotores tienen matrícula, los seres humanos, nada»
El Vaticano abre la séptima lavandería gratuita para migrantes y personas sin hogar
En San Ferdinando, un pequeño municipio de la provincia de Reggio Calabria, en el sur de Italia, cientos de migrantes procedentes de países como Senegal, Malí y Burkina Faso sobreviven en condiciones precarias debido a su situación irregular. Para atender sus necesidades básicas, el Vaticano ha inaugurado una nueva lavandería, la séptima en Italia, destinada a ofrecer de forma gratuita un lugar donde puedan lavar su ropa y ducharse.
El proyecto ha sido promovido por Procter & Gamble Italia, con la colaboración de Haier Europa, la Limosnería Apostólica y la diócesis de Oppido Mamertina-Palmi. «Es una forma de devolver la dignidad a personas que no se mueren de hambre, sino de muerte porque se sienten invisibles», afirmó el cardenal limosnero de la Santa Sede, Konrad Krajewski, según recoge COPE. Además, este espacio contará con servicios adicionales para ayudar a los migrantes a regularizar su situación legal en Italia.
Krajewski, quien visitó las chabolas de la zona, relató una conversación que ilustra el drama de estas personas: «Cuando fui, pregunté: ¿Qué necesitáis? ¿Saben lo que me contestaron? '¡Queremos ser visibles!'. Un hombre me miró a los ojos y me dijo: llevamos muchos años viviendo aquí, necesitamos documentos. Los ciclomotores tienen matrícula, los seres humanos, nada», declaró a los medios vaticanos.
La lavandería, equipada con cinco duchas y cuatro lavadoras, estará gestionada por voluntarios de Cáritas de Oppido Mamertina-Palmi. El director de Cáritas, Michele Vomera, destacó que, además de la falta de servicios básicos, la burocracia es una barrera insalvable para estas personas: «No tienen médico de cabecera, ni código fiscal, ni lo que para nosotros son nimiedades, pero para ellos son obstáculos insalvables».
Esta iniciativa responde al llamado del Papa Francisco de cara al Jubileo de Roma 2025, de acoger y atender a personas marginadas. Según Vomera, aunque muchas asociaciones ya brindan comida, el desafío ahora está en atender la higiene y la regularización legal, trabajando en sinergia con diversas entidades para dar respuesta a las necesidades más urgentes de estas personas.