Audiencia general
Francisco recuerda a Siria en la audiencia general: «Que puedan vivir en paz y seguridad en su amada tierra»
El Papa concluyó su ciclo de catequesis sobre el Espíritu Santo y la Iglesia, destacando la importancia de la esperanza como una fuerza transformadora que impulsa a los cristianos
Durante la audiencia general de este miércoles, 11 de diciembre, el Santo Padre expresó un profundo deseo de paz en regiones martirizadas por conflictos como Siria, Ucrania, Palestina, Israel y Myanmar. «Sigo lo que está sucediendo en Siria, en este momento delicado de su historia», afirmó, apelando a que se alcance «una solución política que promueva responsablemente la estabilidad del país».
«Que el pueblo sirio pueda vivir en paz y seguridad en su amada tierra, y que las diversas religiones puedan caminar juntas en la amistad y el respeto recíproco por el bien de dicha nación, afligida por tantos años de guerra», enfatizó.
En este contexto, el Papa concluyó su ciclo de catequesis sobre el Espíritu Santo y la Iglesia, destacando la importancia de la esperanza como una fuerza transformadora que impulsa a los cristianos a mantenerse firme en la fe y activa en su misión.
Francisco comparó a la Iglesia con una barca impulsada por el Espíritu Santo, a quien describió como «la vela que la hace avanzar en el mar de la historia». Explicó que la esperanza no es un simple deseo de que todo salga bien, sino una certeza fundamentada en la fidelidad de Dios a sus promesas. «No es una virtud pasiva, sino activa, que ayuda a que las cosas sucedan», puntualizó. Instó a los fieles no solo a tener esperanza, sino a irradiarla y sembrarla, especialmente en tiempos de adversidad.
El Pontífice recordó la exhortación de san Pedro: estar siempre preparados para explicar la razón de la esperanza, pero hacerlo con amor y respeto. «No son los argumentos los que convencen, sino el amor que sepamos transmitir», señaló, subrayando que esta es la forma más efectiva de evangelización y está al alcance de todos.
Francisco cerró su mensaje deseando que el Espíritu Santo ayude a los creyentes a «abundar en esperanza», un regalo que, según él, la Iglesia puede ofrecer al mundo, «sobre todo en momentos en que todo parece arriar las velas».