Una persona lee un libro junto a la ventana

Una persona lee un libro junto a la ventanaFreepik

La lectura protege las funciones cognitivas y puede prevenir el desarrollo del alzhéimer

Esta actividad ejerce un efecto positivo en varios aspectos cognitivos, incluyendo la concentración, la atención, la memoria y la capacidad de visualización

Se estima que más de 900.000 personas padecen demencia en España, siendo la causa más común la enfermedad de Alzheimer, que puede representar entre un 60 % y un 70 % de los casos. Es por ello que los investigadores ahondan en la búsqueda de métodos que puedan prevenir este deterioro cognitivo.

El Ace Alzheimer Center Barcelona destaca la relevancia de cultivar el hábito de la lectura como una medida para estimular y preservar la función cognitiva, además de prevenir enfermedades como el Alzheimer y otras formas de demencia. Más allá de ser un simple entretenimiento, la lectura se erige como una de las prácticas más beneficiosas para la salud mental, ya que activa la actividad cerebral y refuerza las conexiones neuronales.

La lectura ejerce un efecto positivo en varios aspectos cognitivos, incluyendo la concentración, la atención, la memoria y la capacidad de visualización. Estos beneficios actúan como un escudo protector contra el declive cognitivo, lo que resalta la importancia de incorporar este hábito desde una edad temprana y mantenerlo a lo largo de la vida.

Además de preservar las habilidades cognitivas, la lectura también contribuye a reducir el estrés, un factor desencadenante de diversas dolencias neurológicas, como las cefaleas, y promueve una mejor higiene del sueño cuando se practica antes de dormir.

Mantener el cerebro activo es fundamental para mejorar su funcionamiento y aumentar la agilidad mental. En este sentido, la lectura es una herramienta invaluable, ya que ayuda a aumentar la reserva cognitiva, un concepto crucial que explica cómo el cerebro puede compensar los cambios asociados con la edad o enfermedades neurodegenerativas, permitiendo que las personas conserven sus habilidades cognitivas.

Además de la lectura, otros factores como el nivel educativo, el estilo de vida y las actividades de ocio también contribuyen a incrementar esta reserva, ofreciendo una mayor protección contra el deterioro cognitivo. Mantener un hábito de lectura frecuente durante más de cinco años y completar al menos la educación primaria son elementos clave para una protección significativa contra estas enfermedades.

Por último, es importante destacar el papel crucial de la lectura en el tratamiento y la mejora de la calidad de vida de las personas que ya padecen Alzheimer. Leer en voz alta puede ayudar en el trabajo del lenguaje y la memoria, y contribuir significativamente a preservar las funciones cognitivas. Es fundamental adaptar las lecturas a las necesidades e intereses individuales de cada paciente para hacer de esta actividad una experiencia atractiva y, en muchos casos, memorable.

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