Eduardo López Bran

Dr. Eduardo López Bran, director de la clínica IMEMADaniel Vara

Entrevista | Jefe del Servicio de Dermatología del Hospital Clínico San Carlos  Eduardo López Bran: «Existe una explicación científica de por qué el pelo trasplantado no se cae»

El doctor Eduardo López Bran, uno de los mayores expertos a nivel mundial de dermatología capilar, resuelve las principales dudas relacionadas con la alopecia

La alopecia, definida como la pérdida progresiva de cabello, se ha convertido en una de las enfermedades crónicas más frecuentes a nivel mundial, afectando tanto a hombres como a mujeres. Las estadísticas de calvicie a nivel mundial describen que a partir de los 50 años el 50 % de los hombres la sufren. En mujeres, a partir de los 69 años experimentan algún grado de adelgazamiento del cabello.

El doctor Eduardo López Bran, jefe del Servicio de Dermatología del Hospital Clínico San Carlos, director de la Clínica Imema y uno de los mayores expertos a nivel mundial de dermatología capilar, explica en una entrevista en El Debate los motivos de la pérdida de pelo, quien es candidato a un trasplante capilar o los avances científicos que podrían revolucionar los tratamientos para frenar la calvicie.

–¿Cuándo debe preocuparnos una caída capilar? ¿Cómo saber si esa pérdida de cabello es temporal o permanente?

–El pelo tiene un ciclo, llamado ciclo del folículo piloso, que hace que pase por unas fases sucesivas de crecimiento, reposo y caída. En condiciones normales, cuando finaliza ese ciclo, se ha sustituido por pelo de idénticas características al que se ha perdido. En términos numéricos, si se lava la cabeza una vez al día, la cantidad de pelo que se arrastra con un lavado de media son unos 100 pelos.

Cuando hay un problema de alopecia, en primer lugar se acelera el ritmo de caída normal del cabello y en segundo lugar, el pelo que se pierde se va sustituyendo progresivamente por un pelo cada vez más fino, menos pigmentado, que va a crecer menos, etcétera.

Debemos preocuparnos cuando el paciente observa que el número de cabellos que se desprenden en la ducha o el peinado supera la cantidad normal que no suele llamar la atención. Si esa caída se mantiene en el tiempo, sí habría que acudir a consulta con el dermatólogo para confirmar que estamos ante una pérdida patológica de pelo.

–¿Se podría detener o ralentizar?

–En primer lugar, lo necesario es establecer un diagnóstico. Hay muchas causas de pérdida de pelo, aunque es cierto que la más frecuente es la alopecia androgénica o calvicie común, que afecta tanto a hombres como a mujeres en distintos porcentajes y en distintas etapas de la vida y sigue patrones evolutivos diferentes en hombres y mujeres. Un diagnóstico correcto, estableciendo las causas de la pérdida de pelo va a permitir una actuación terapéutica bajo la supervisión y el control del dermatólogo, que permite detener en muchos casos la caída del pelo cuando es incipiente o incluso revertir el proceso cuando ya está un poco más avanzado.

Disponemos de tratamientos médicos eficaces tanto para hombres como para mujeres que permiten detener la caída

En el momento actual disponemos de tratamientos médicos eficaces tanto para hombres como para mujeres que permiten detener la caída en muchos casos, y en otros devolver parte del pelo perdido cuando la alopecia no está muy avanzada. Y si estuviese más avanzada, tendríamos que hablar de otras opciones.

–Se habla mucho de técnicas naturales, ¿existe algo que no sea químico que funcione?

–Ya en los papiros egipcios encontrábamos referencias a muchas sustancias, productos o procedimientos que prometían prevenir la caída del pelo o devolverlo cuando se hubiese perdido. Lamentablemente, hay pocas opciones que no pasen por una adecuada higiene capilar o un tratamiento activo medicamentoso utilizando fármacos aprobados por las agencias reguladoras y que tienen unos ensayos clínicos que los avalan antes de esa comercialización.

Pero sí que es verdad que una dieta equilibrada, la ausencia de hábitos tóxicos o el control de los mismos, sentido común y un cierto optimismo ante la vida puede ayudar a conseguir una piel y un pelo más lustroso y voluminoso, pero difícilmente van a detener la caída.

El lavado frecuente del pelo no conlleva su pérdida

– ¿Cada cuanto tiempo hay que lavar el pelo?

–Una higiene capilar correcta conlleva el lavado frecuente del pelo, incluso diario. Es verdad que todavía existe una creencia entre la población de que el lavado frecuente puede contribuir a perder el pelo. Afortunadamente, el esfuerzo realizado por parte de las sociedades científicas y de los medios de comunicación han ido, poco a poco, consiguiendo trasladar que el lavado frecuente del pelo no conlleva su pérdida.

Es cierto que con el lavado puedes observar que cierta cantidad de pelo muerto se va desprendiendo. Como decía un científico, es como el tallo de una flor seca clavado en la arena que se desprende con la mínima manipulación.

Si se lava el pelo una vez a la semana se van a perder 700 pelos, 100 por 7. Si se lava una vez al día, se van a perder 100. La cantidad de pelo que se arrastra con un lavado es el pelo muerto y el lavado frecuente es el primer tratamiento.

Higiene capilar

–¿Cómo debe hacerse el lavado del cabello?

–Una higiene capilar correcta debe combinar un champú suave de uso frecuente con un champú de tratamiento en función de la patología del cuero cabelludo que pueda tener el paciente. Graso, caspa, dermatitis seborreica... Todo bajo una prescripción facultativa, va a ser el primer tratamiento.

Después de esa higiene capilar, en los casos en que haya una pérdida patológica de pelo, habrá que instaurar un tratamiento médico a base de Minoxidil o Finasterida local u oral a base de esteroides orales o en forma de mesoterapia, plasma rica en proteínas o el láser capilar de baja intensidad.

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–Ha comentado el láser capilar. ¿En qué consiste?

–Es un conjunto de diodos que emiten una luz de baja intensidad, una luz láser que lo que pretende es mejorar la circulación a nivel capilar y la distribución y la absorción de cualquier producto que apliquemos localmente.

–¿Quién puede y quién no hacerse un trasplante capilar?

No todo el mundo puede trasplantarse. Para poder trasplantarse con éxito hace falta tener una zona donante con recursos. Con el trasplante lo que se pretende es redistribuir de una manera más estética el pelo que el paciente, sea hombre o mujer, tiene en la zona donante.

Hay pequeñas variaciones en la zona donante de hombres y mujeres. En ellos, el área donante es toda la herradura que va de una oreja a otra. Esta herradura tiene una longitud, una anchura y una densidad o cantidad de pelo por centímetro cuadrado. Si nosotros multiplicamos la longitud de la herradura por la anchura y por la densidad que tiene el paciente, nos va a dar un número total de unidades foliculares.

De ese número total, podemos llegar a extraer de un 30 a un 40 %. El ratio entre el área dadora y el área calva o área receptora es muy relevante porque lógicamente, cuanto más ampliemos la superficie a repoblar, menos densidad por centímetro cuadrado vamos a poder obtener. Por lo tanto, hay que tener un ratio entre zona donante y zona receptora que sea satisfactorio para lograr las expectativas que tiene el paciente.

–¿Hay una fuente inagotable de pelo para trasplantar?

–Hay un concepto erróneo de que el trasplante tiene una fuente inagotable de pelo. Ya me gustaría a mí. Sería el primer candidato, pero lamentablemente cuando tú tienes una zona donante escasa, pelo fino, el cuero cabelludo donde lo vas a implantar no tiene espesor, hay muy pocas probabilidades de supervivencia.

Por contra, cuando el paciente tiene una buena zona donante, una zona receptora con un espesor suficiente, vamos a poder obtener resultados estupendos, definitivos, naturales, indetectables y van a permitir rejuvenecer mucho a los pacientes, transformando la cara ovoide que se produce con las fases avanzadas de la alopecia androcéntrica en una cara rectangularizada, que es algo que conlleva rejuvenecimiento facial, rejuvenecimiento capilar, mejora la autoestima y la confianza de los pacientes y les devuelves a una etapa mucho más temprana desde el punto de vista capilar de su vida.

Además, hay un concepto médico que es devolver la protección física que confiere el cabello. El pelo está ahí para protegernos físicamente de las radiaciones solares y de otras inclemencias climatológicas. Los que sufrimos alopecia tempranamente tenemos más probabilidades de desarrollar un cáncer de piel porque hemos perdido la protección. El Sol irradia y llega al cuero cabelludo y está generando lesiones que en el futuro pueden ser un cáncer de piel.

– ¿A qué edad se recomienda hacer un trasplante capilar?

–Creo que la edad no es el criterio fundamental. Siempre que el paciente tenga un buen estado de salud y un ratio entre zona donante y zona receptora óptimo, podremos hacer un trasplante.

Es verdad que el gran crecimiento de la demanda se está produciendo en pacientes jóvenes que, ante los primeros síntomas de calvicie, quieren volver a recuperar el pelo.

En este caso tenemos que tener en cuenta la edad, porque si trasplantamos a pacientes muy jóvenes en los que su alopecia no está estabilizada, les tendremos que decir que probablemente con el avance de su alopecia tendrán que volver a realizar un nuevo trasplante en el futuro. Y en segundo lugar, les tendremos que informar que hay que preservar zona donante para un hipotético futura trasplante, porque hacer el primer trasplante puede resultar razonablemente sencillo si tienes mucha zona donante, pero si te la castigan mucho con 25 años te puedes encontrar que con 40 la zona donante se ha quedado diezmada y no va a ser posible la intervención.

En conclusión, hay que informar adecuadamente de las expectativas de lo que podemos lograr con una correcta planificación de la intervención acompañado de una buena ejecución.

–¿Cuáles son los cuidados postoperatorios?

– Es como si hiciésemos una plantación, tenemos que abonarlo para tener la mejor cosecha posible. Y el abono es la utilización de una serie de fármacos que tienen un doble objetivo. Por un lado, conseguir el mejor y más rápido crecimiento del pelo trasplantado y, por otro, prevenir la pérdida del no trasplantado. También podemos utilizar diferentes tratamientos para conseguir una cicatrización más rápida de las heridas que se forman con el trasplante.

El conjunto de una planificación adecuada, una ejecución correcta y un adecuado tratamiento post va a conseguir, en el marco de un tratamiento integral, un magnífico resultado de los pacientes si hemos hecho una adecuada selección de los pacientes que vamos a intervenir.

–¿Cómo se realiza exactamente una intervención?

–Es un procedimiento laborioso y complejo para el que se necesitan profesionales con experiencia y equipos bien organizados en un entorno clínico seguro.

Un trasplante requiere, en primer lugar, una preparación del paciente: confirmar que estamos ante un paciente sano, con una adecuada historia clínica, con una encuesta pre anestésica e incluso la realización de una analítica previa que confirme que el paciente no tiene ninguna contradicción. Hay que recordar que es una intervención que tiene una duración de entre cuatro a seis horas y se realiza con anestesia local y con un pequeño tranquilizante para conseguir que el paciente esté confortable, tranquilo y seguro bajo el control de un anestesista.

A continuación, y tras haber pactado con el paciente en consulta el diseño de la zona receptora, se realiza el trasplante. Normalmente, se hace un rasurado completo y se inyecta debajo de la piel de la zona receptora un poco de suero para distenderla. De esta manera vamos a poder implantar mayor número de unidades foliculares por centímetro cuadrado. Esto es importante porque cuanta más densidad haya sobre todas las líneas anteriores, mejor va a ser el resultado estético.

A continuación procedemos a la extracción de las unidades foliculares del área donante, evitando la destrucción de la unidad para lo que se utiliza la tecnología adecuada.

Una vez finalizada la implantación, el paciente puede irse a casa y al día siguiente acude para el lavado de la zona. Se le dan todas las instrucciones necesarias y a partir de ahí se hace un seguimiento continuado.

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– ¿Es doloroso?

–El procedimiento se realiza bajo anestesia local con la administración de un pequeño tranquilizante, consiguiendo que el paciente esté cómodo, confortable, que la intervención no sea dolorosa. Al día siguiente, por prevención, se le administra al paciente y se le facilita una medicación por si tuviese dolor. Pero honradamente, en muchos años de práctica profesional es excepcional el paciente que necesita realizar analgesia después de la intervención.

–¿En cuánto tiempo podría salir a la calle?

–El paciente se encuentra bien al día siguiente de la cirugía, pero lógicamente tendrá unas costritas en los lugares donde hemos hecho las incisiones para la implantación y los lugares donde hemos hecho la extracción para obtener las unidades foliculares. Estas pequeñas costras se desprenderán en cinco o siete días. Puede haber una cierta inflamación de la frente que puede bajar a la zona de los ojos y de ahí se reabsorbe. En una semana el paciente tiene un aspecto estético presentable.

–Hay que ser conscientes que es una intervención quirúrgica

–Indudablemente. Yo creo que es necesario no banalizar este proceso. Es una intervención quirúrgica que dura entre cuatro y seis horas, dependiendo del número de unidades que vamos a trasplantar. Que hay que hacerlo en un entorno clínico seguro por un equipo de profesionales completo, desde el cirujano al anestesista, la enfermería entrenado y en un entorno seguro. Yo creo que banalizar este proceso y convertir esto en una factoría de pelo me parece serio.

–¿Qué diferencia hay entre la alopecia masculina y femenina?

–En las mujeres la zona donante es únicamente la zona central, la zona de la nuca, porque finalmente las mujeres pueden perder también el pelo en los laterales. Y si cogemos unidades que están predispuestas genéticamente para perderse también se van a perder cuando las llevemos a la zona receptora.

–¿Por qué este pelo no se cae?

–La gente pregunta ¿por qué no se me cae el pelo cuando se me trasplanta? Existe una explicación científica. A mediados del siglo XX se estableció el principio de la dominancia genética y eso es en lo que se basan los trasplantes. El pelo del área donante –en los hombres, la zona de la herradura que va de una oreja a la otra y en las mujeres la nuca–, no está predispuesto genéticamente para perderse. ¿Qué quiere decir esto? Que el pelo de esa área donante no tiene un receptor para una enzima que se llama la 5-alfa reductasa. Cuando la testosterona llega por la sangre y encuentra esa enzima, la 5-alfa reductasa se casa con ella y forma la 5-alfa dihidrotestosterona, que es la responsable final de la caída del pelo.

Estos folículos de la zona donante no tienen ese receptor y cuando los cambiamos de sitio, como no tienen receptor, la testosterona continúa llegando, pero no encuentra a quién unirse y el pelo no se cae. Por eso los trasplantes de pelo son definitivos, siempre y cuando hayamos hecho una correcta elección de la zona donante.

–¿Nos puede contar algo sobre lo que se avecina?

–Los que también somos clínicos y profesores universitarios no podemos obviar la investigación y en este sentido estoy muy satisfecho porque en el Hospital Clínico, en el servicio de Dermatología, conjuntamente con la Unidad de Terapia Celular, la Sala Blanca y conjuntamente con el Servicio de Medicina y Cirugía Experimental, pusimos hace ya algún tiempo en marcha un ensayo de investigación en el cual utilizamos células madres mesenquimales derivadas del tejido adiposo.

Una vez obtenidas se replican en la sala de terapia celular donde se consiguen millones de células que, combinadas con algún otro producto que forma parte de la patente internacional que tenemos en marcha, pues inyectamos en el modelo experimental, que son hasta la fecha unos ratoncitos en los que hemos inducido previamente la alopecia y estamos evaluando si el crecimiento del pelo es una realidad como deseamos y creo que muy breve plazo vamos a poder llevar la noticia de estos resultados que confiamos en que sean muy exitosos y aporten una nueva solución a los pacientes, que en el fondo es nuestro motivo por el que trabajamos.

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