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El ictus afecta a los vasos sanguíneos que suministran sangre al cerebro.GTRES

Identifican un sorprendente factor que aumenta el riesgo de ictus un 61 %

En España, alrededor de 120.000 personas sufren un ictus cada año

El ictus es una de las enfermedades de mayor impacto mundial, siendo la segunda causa de muerte. En España, alrededor de 120.000 personas sufren un ictus cada año y fallecen alrededor de 25.000 personas. La edad es uno de los factores de riesgo principales de esta enfermedad, por lo que se espera que la incidencia siga en aumento. Sin embargo, según se recoge en el último informe del Ministerio de Sanidad Estrategia de Ictus del Sistema Nacional de Salud, el ictus no afecta únicamente a personas de edad más avanzada, ocurre en todos los grupos de edad, incluida la edad pediátrica y adolescencia. Según las proyecciones, se estima que para el año 2025 el número de casos anuales de ictus en Europa aumente a más de 1,5 millones.

Afortunadamente, hay otra realidad: el ictus puede prevenirse y curarse. Entre un 80-90 % de los ictus son evitables controlando los factores de riesgo, tales como la hipertensión arterial, la diabetes, el tabaquismo o la obesidad, entre otros.

Si es de sobra conocido que los condicionantes sociales, económicos y educativos influyen de manera notable en el riesgo, la detección, el tratamiento y el pronóstico tras sufrir un ictus, ahora, un nuevo estudio acaba de añadir un nuevo y sorprendente factor de riesgo: Las personas cuyos padres se divorciaron durante su infancia pueden tener un mayor riesgo más adelante en la vida.

En el trabajo, publicado en la revista PLOS One por Esme Fuller-Thomson de la Universidad de Toronto (Canadá) los investigadores analizaron específicamente el impacto del divorcio de los padres en la infancia entre adultos sin antecedentes de abuso infantil. Utilizaron datos sobre 13.205 adultos de 65 años o más del Sistema de Vigilancia de Factores de Riesgo Conductual de 2022.

Divorcio de los padres

El estudio descubrió que las personas que habían experimentado el divorcio de sus padres antes de los 18 años tenían 1,61 veces más probabilidades de sufrir un accidente cerebrovascular en comparación con los encuestados que no habían experimentado el divorcio de sus padres (AOR=1,61, IC del 95 %=1,15-2,24). La asociación no varió según el sexo y se mantuvo incluso después de controlar factores de riesgo conocidos como diabetes, depresión y pequeñas redes de apoyo social.

Los autores dicen que sus datos apoyan una asociación entre el divorcio de los padres durante la infancia y un mayor riesgo de accidente cerebrovascular, incluso en ausencia de abuso infantil y otros traumas.

La autora principal, Esme Fuller-Thomson, afirma: «Resulta sumamente preocupante que los adultos mayores que crecieron en familias divorciadas tuvieran un 60 % más de probabilidades de sufrir un ACV, incluso después de excluir a aquellos que habían sufrido abusos físicos o sexuales durante la infancia. La magnitud de la asociación entre el divorcio de los padres y el ACV fue comparable a la de factores de riesgo bien establecidos para el ACV, como el sexo masculino y la diabetes».

Entre las conclusiones del estudio, los firmantes afirman que los datos pueden no ser generalizables a las generaciones más jóvenes, que han experimentado tasas generales más altas de divorcio de los padres. Además, varios factores de confusión potenciales, como la presión arterial, el colesterol, el uso de anticonceptivos, la edad en el momento del divorcio de los padres y los tipos de accidentes cerebrovasculares, no estaban disponibles en los datos.

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