¿Por qué tenemos pesadillas?
Afectan especialmente a los niños, aunque en la edad adulta también aparecen de forma más esporádica
Todo el mundo ha sufrido alguna vez una pesadilla. Alguien que te persigue con un arma, quieres gritar pero no puedes, los dientes se te caen, se muere un ser querido o te caes desde un rascacielos. Los patrones suelen ser los mismos, pero no evita que no nos sobresalte en mitad de la noche, llegando incluso a hacernos gritar, sudar o sufrir un aumento del ritmo cardíaco.
Según Quironsalud, se trata simplemente de un sueño perturbador asociado a sensaciones negativas, como ansiedad y angustia, que provocan alertamientos y despertares durante el sueño.
Afectan especialmente a los niños, que comienzan a tenerlas entre los tres y los seis años y se mantienen hasta los diez, cuando comienzan a disminuir, tal y como apunta la Clínica Mayo. Aun así, en la edad adulta también aparecen, aunque de forma más esporádica.
Ocurren con mayor frecuencia durante el sueño de movimientos oculares rápidos (REM), la etapa asociada con sueños intensos, indica la Sleep Foundation. Las pesadillas surgen con más asiduidad en la segunda mitad de la noche, cuando se pasa más tiempo en el sueño REM.
Al despertar, es normal ser muy consciente de lo que sucedió en el sueño y sentir agobio. Los síntomas físicos como cambios en la frecuencia cardíaca o sudoración también pueden detectarse después de despertarse.
Causas
A pesar de que no se conoce exactamente los motivos que causan las pesadillas, sí se ha demostrado que existen varios factores que contribuyen a sufrirlas:
- Estrés o ansiedad. Aquellas personas que pasan por situaciones estresantes, traumáticas o a las que les preocupa algo en concreto pueden tener más probabilidades de tener pesadillas.
- Medicamentos. Algunos fármacos afectan al sistema nervioso y pueden tener repercusión en nuestros sueños.
- Fiebre y enfermedades respiratorias.
- Libros y películas de terror. Leer libros o ver películas con esta temática antes de irse a dormir puede hacer que nos condicionen e influyan en el sueño.
- Falta de sueño. Un horario cambiante del mismo hace que nos despertemos con frecuencia, que durmamos menos y de forma más irregular, lo que puede propiciar el riesgo de tener pesadillas, ya que el insomnio está asociado.
- Consumo de ciertas sustancias. El alcohol y otras drogas opioides pueden afectar a partes del cuerpo que regulan el suelo, haciendo que este sea más pesado. De la misma forma, la abstinencia también puede contribuir.
- Condiciones de la salud mental. Las personas que padecen depresión, esquizofrenia o trastorno bipolar, entre otras enfermedades mentales, suelen sufrir pesadillas en tasas más altas.
Cómo evitarlas
Sleep Foundation recomienda una serie de pautas que, de seguirlas, reducirán las posibilidades de tener pesadillas:
- Seguir un horario de sueño constante
- Evitar la cafeína y el alcohol
- Reducir el tiempo delante de pantallas antes de acostarse
- Utilizar métodos de relajación
- Crear un entorno de sueño reconfortante
¿Debemos consultar a un médico?
Como hemos dicho, aunque menos común que en el caso de los niños, es habitual tener pesadillas en la edad adulta de forma ocasional. Sin embargo, en caso de que esta situación se convierta en habitual o afecte al estado de ánimo y la calidad del sueño, sería recomendable consultar a un especialista.