Los beneficios del tomate para combatir los problemas intestinales
Se ha demostrado que las dietas ricas en frutas y verduras ejercen efectos positivos en la microbioma intestinal. Sin embargo, se sabe poco sobre el efecto específico de frutas o verduras individuales en los perfiles de microbios intestinales. En el caso del tomate, diferentes estudios han demostrado que su consumo puede prevenir el desarrollo de enfermedades cardiovasculares y cerebros vasculares así como ciertos tipos de cáncer.
Un estudio reciente, publicado en la revista Microbiology Spectrum, afirma que el consumo de tomate a corto plazo altera la microbiota intestinal hacia un perfil más favorable. En concreto, la investigación llevada a cabo con lechones como un modelo fisiológicamente relevante del metabolismo humano, 20 animales fueron asignados a una dieta de control o suplementada con tomate en polvo (ambas con macronutrientes combinados e isocalóricas) durante 14 días.
Tras dos semanas de comer una dieta rica en tomate aumentó la diversidad de microbios intestinales y alteró las bacterias intestinales hacia un perfil más favorable.
«Es posible que los tomates proporcionen beneficios a través de su modulación del microbioma intestinal», dijo la autora principal del estudio Jessica Cooperstone , profesora asistente de horticultura y ciencia de cultivos y ciencia y tecnología de alimentos en la Universidad Estatal de Ohio.
«Los patrones dietéticos generales se han asociado con diferencias en la composición del microbioma, pero los efectos específicos de los alimentos no se han estudiado mucho», dijo Cooperstone. «En última instancia, nos gustaría identificar en los seres humanos cuál es el papel de estos microorganismos particulares y cómo podrían estar contribuyendo a los posibles resultados de salud».
Así se hizo el estudio
Diez cerdos de control recién destetados fueron alimentados con una dieta estándar y otros diez fueron alimentados con la dieta estándar ajustada de modo que el 10 % del alimento consistiera en un polvo liofilizado elaborado a partir de los tomates.
La fibra, el azúcar, las proteínas, las grasas y las calorías fueron idénticas para ambas dietas. Las poblaciones de cerdos de control y de estudio vivían por separado, y los investigadores que realizaron el estudio minimizaron el tiempo que pasaban con los cerdos, una serie de precauciones diseñadas para garantizar que cualquier cambio en el microbioma observado con la dieta del estudio pudiera atribuirse a compuestos químicos en los tomates.
Se detectaron comunidades microbianas en los intestinos de los cerdos en muestras fecales tomadas antes de que comenzara el estudio y luego siete y 14 días después de la introducción de la dieta.
Los resultados mostraron dos cambios principales en los microbiomas de los cerdos alimentados con una dieta rica en tomate: aumentó la diversidad de especies de microbios en sus intestinos y las concentraciones de dos tipos de bacterias comunes en el microbioma de los mamíferos cambiaron a un perfil más favorable.
Un primer paso
Pero el impacto de los tomates en el microbioma intestinal sigue siendo un misterio, y Cooperstone asegura que estos hallazgos en cerdos, cuyo tracto gastrointestinal es más similar al sistema humano que el de los roedores, sugieren que es una vía que vale la pena explorar: «Esta ha sido la primera investigación sobre cómo el consumo de tomate podría afectar el microbioma y hemos caracterizado qué microbios están presentes y cómo ha cambiado su abundancia relativa con esta intervención del tomate», sin embargo, la investigadora afirma: «Para comprender realmente los mecanismos, necesitamos hacer más trabajos a largo plazo en humanos. Una mejor comprensión podría conducir a más recomendaciones dietéticas basadas en evidencia para la salud a largo plazo».