Los consejos de la OCU para evitar riesgos con la carne cruda

La comida no solo sirve para alimentarnos y mantenernos nutridos y sanos. También es una fuente de placer, de disfrute y algo en torno a lo que reunir a amigos y familiares. Sin embargo, si no cocinamos bien ciertos productos, esta puede convertirse en nuestra peor pesadilla.

En verano es más habitual probar platos atrevidos o apostar por barbacoas y otros métodos de cocina al aire libre. Sin embargo, los riesgos por infectarse con una bacteria intestinal tras comer carne cruda o poco cocinada aumentan a medida que suben las temperaturas. Por todo ello, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) nos ofrece una serie de consejos para que un mal bocado no nos arruine las vacaciones.

Los peligros de la carne cruda

Nos gustan las hamburguesas poco hechas, o disfrutar de un exquisito steak tartar o un buen carpaccio. No obstante, las altas temperaturas pueden facilitar que proliferen bacterias en la carne sin cocinar, con el consiguiente riesgo. Entre los patógenos más habituales encontramos la Escherichia, la Salmonella, la Campylobacter, que pueden derivar en intoxicaciones alimentarias graves.

Para evitar poner en riesgo nuestra salud podemos seguir estos sencillos consejos:

• La carne picada y el pollo nunca deben comerse crudas o poco cocinadas. Es importante, en el caso del segundo, que una vez que lo saquemos de la olla, la sartén o el horno, la carne se desprenda sin dificultades del hueso.
• Nunca debemos dejar la carne a temperatura ambiente más del tiempo estrictamente necesario, ni antes ni después de cocinarla.
• No es recomendable cocinar carne congelada, ya que es fácil que ciertas partes no se cocinen como es debido. Siempre es aconsejable esperar a que se descongele completamente antes de ponerla al fuego.
• La contaminación cruzada es una de las principales causas de intoxicación alimenticia. Nunca debemos utilizar los mismos platos y utensilios para la carne cruda y la carne ya cocinada.
• Tampoco debemos reutilizar los líquidos y salsas con los que hayamos marinado la carne cruda, ya que pueden contener bacterias y otros patógenos perjudiciales para nuestra salud.