Esta podría ser la clave para controlar el envejecimiento, según Stanford

La secuenciación del genoma humano prometía una revolución en la medicina, pero los científicos pronto se dieron cuenta de que un modelo genético por sí solo no muestra el cuerpo en acción. Eso requirió comprender el proteoma: todas las proteínas, expresadas por nuestros genes, que forman la maquinaria celular que realiza la mayor parte de las funciones del cuerpo. Ahora, otro conjunto de moléculas conocido como lipidoma (todos los lípidos de nuestro cuerpo) está aportando más detalles de la fisiología humana.

Los lípidos son una categoría amplia de moléculas pequeñas, grasas o aceitosas, que incluyen triglicéridos, colesterol, hormonas y algunas vitaminas. En nuestro cuerpo, forman membranas celulares, actúan como mensajeros celulares y almacenan energía; Desempeñan papeles clave en la respuesta a las infecciones y en la regulación de nuestro metabolismo.

Nuestro genoma es esencialmente estable. Nuestro proteoma, aunque influenciado por nuestra salud y nuestro medio ambiente, depende en gran medida de lo que codifican nuestros genes. Por el contrario, nuestro lipidoma puede verse alterado directamente, en parte, por lo que comemos y los microbios que viven dentro de nuestro intestino, haciéndolo más maleable y quizás más receptivo a las intervenciones. Pero la cantidad y variedad de moléculas de lípidos (hay al menos miles) ha hecho que sea difícil estudiarlas.

El lipidoma puede verse alterado, en parte, por lo que comemos y los microbios que viven dentro de nuestro intestino

«Los lípidos están muy poco estudiados», dijo Michael Snyder, profesor de Genética de Stanford W. Ascherman: «Están involucrados en prácticamente todo, pero debido a que son tan heterogéneos y hay tantos, probablemente no sepamos qué hacen realmente la mayoría de los lípidos».

Un nuevo estudio del laboratorio de Snyder, publicado en Nature Metabolism, se encuentra entre los primeros en profundizar en el lipidoma humano y rastrear cómo cambia en condiciones saludables y enfermas, particularmente en el desarrollo de la diabetes tipo 2.

Indicadores de salud

Los investigadores descubrieron que, aunque el lipidoma de cada persona tiene una firma distintiva que permanece estable con el tiempo, ciertos tipos de lípidos cambian de manera predecible con la salud de una persona.

Por ejemplo, más de la mitad de los lípidos catalogados se asociaron con la resistencia a la insulina (cuando las células del cuerpo no pueden usar la insulina para absorber la glucosa de la sangre), lo que puede provocar diabetes tipo 2.

«Cada molécula asociada con una enfermedad tiene la posibilidad de decirnos más sobre el mecanismo y puede servir como objetivo para afectar la progresión de la enfermedad», dijo Daniel Hornburg, compañero de Snyder.

Envejecimiento rápido y lento

El amplio rango de edad de los participantes del estudio (de 20 a 79 años) y la duración del mismo permitieron a los investigadores ver cómo cambia el lipidoma con el envejecimiento. Descubrieron que la mayoría de los lípidos, como el colesterol, aumentan con el envejecimiento, pero algunos, incluidos los ácidos grasos omega-3, conocidos por sus beneficios para la salud, disminuyen. Además, estos signos de envejecimiento en el lipidoma no se producen al mismo ritmo en todas las personas. La resistencia a la insulina, por ejemplo, parece acelerarlos.

«Esto plantea la interesante cuestión de si los perfiles de lípidos podrían predecir si un individuo envejece biológicamente más rápido o más lentamente», dijo Si Wu, coautor principal del estudio.

Otra idea sorprendente, dijo Wu, fue la constancia con la que ciertos grupos de lípidos, como las fosfatidiletanolaminas unidas a éter, que se cree que son antioxidantes y participan en la señalización celular, se asociaron con una mejor salud. Pueden ser candidatos para nuevas formas de controlar la salud o incluso tomarse como suplementos dietéticos.