Dr. Alfonso Galán: «El cáncer es una enfermedad hasta cierto punto prevenible»
El médico, especialista en antienvejecimiento, explica cómo mantenernos en el mejor estado posible al ir cumpliendo años
Desde hace décadas los científicos tratan de encontrar el elixir de la eterna juventud estudiando los mecanismos del envejecimiento. Equilibrar nuestro sistema metabólico y hormonal, disminuir la inflamación y el estrés oxidativo con una dieta cardiosaludable, controlando el sobrepeso y el estrés y fomentando un sueño reparador o ejercicio físico contribuye todo ello a alargar la vida.
Alfonso Galán, médico especialista en antienvejecimiento de Neolife, clínicas de medicina preventiva antienvejecimiento, explica a El Debate, cómo podemos optimizar nuestro estado de salud y mantenernos en el mejor estado posible con el paso de los años.
– Todos queremos envejecer de forma saludable, pero ¿en qué consiste la medicina antienvejecimiento?
–La medicina antienvejecimiento trata de llevarnos a nuestro estado de salud más completo. Un estado de salud no entendido como la ausencia de enfermedad, sino de bienestar físico, mental y social del individuo. Esto no es una cosa nueva que nos hayamos inventado ahora, ya lo dijo la OMS en el año 1948. Nosotros llevamos a nuestros pacientes al estado más óptimo a nivel metabólico, hormonal, a nivel composición corporal, cognitivo... a todos los niveles.
–A los 30, 40 años estamos bien, pero queremos no perder esa salud. Vamos a la clínica y ¿cuál es el primer paso?
–El primer paso ya lo has dado con el planteamiento de querer mejorar la salud o mantenerte. En la franja de los 30 a los 40 años lo que el paciente viene buscando es un estudio para mantener o mejorar la salud. Nosotros hacemos un cuestionario inicial de 13 páginas y se entrevistan 45 minutos con uno de los médicos de Neolife.
Repasamos ese cuestionario y vemos sus objetivos, sus problemas subjetivos de salud y les proponemos en ese momento un chequeo hecho a medida para las necesidades de ese paciente, con esa idea que tenemos de su estado de salud en ese momento y sus inquietudes. Hacemos pruebas muy especiales, alguna de ellas seguramente ya se las han hecho en sus chequeos habituales, pero que nosotros interpretamos de una forma un poco diferente, más estricta. No nos vale cualquier valor de cualquier biomarcador. Buscamos valores óptimos. Y ¿por qué? Porque sabemos que esos valores óptimos basados en literatura científica, nos llevan a un beneficio de salud a corto, medio y largo plazo.
Con los resultados en la mano empezamos el tratamiento y vamos haciendo nuestros controles cada tres meses con analíticas completas, con las pruebas que veamos necesarias para asegurarnos de estar logrando los objetivos.
–¿Y cuáles son esos tratamientos?
–Cuando uno se pone a investigar en redes sociales, en vídeos, a leer sobre longevidad, sobre antienvejecimiento, nos encontramos a gente hablando de cosas pequeñas. De aspectos quizá un poquito más superfluos y que nosotros no manejamos de inicio. Me explico. Te van a hablar de un suplemento que han visto que alarga la vida en ratones, por ejemplo, y nosotros nos preguntamos, ¿esa persona come bien? ¿Esa persona entrena? ¿Tiene rutina de ejercicio adecuada? ¿Cuál es su porcentaje de grasa? ¿Cuál es su grasa visceral? ¿Cómo está su metabolismo? ¿Cómo es su colesterol? ¿Cómo están sus arterias?
Tenemos que poner una base sólida, asegurarnos de que está en el estado más óptimo de salud. Y luego ya, efectivamente, viene esa parte más pija del antienvejecimiento pero nosotros primero hacemos una medicina con los pies en la tierra. Se lo explicamos a los pacientes de la forma más tonta pero real y es que lo único que tiene que ocurrir para que cumplas 40, 50, 60, 70, 100 años es que no te mueras por el camino. De qué nos vamos a morir: De enfermedad cardiovascular y cáncer, por ejemplo. Tenemos que asegurarnos de que tu riesgo cardiovascular y tu riesgo de padecer un cáncer está lo más bajo posible. A partir de ahí crecemos y practicamos todas estas cosas que la ciencia nos permite para optimizar el estado de salud de nuestros pacientes.
–¿Cómo tratan en la clínica de medicina antienvejecimiento a sus pacientes?
– Los pilares del tratamiento son:
Nutrición, con un equipo de nutricionistas que hace una nutrición adaptada a cada paciente en función de un estudio previo. Conocemos todo a nivel metabólico, estudios intestinales, alergias, intolerancias, todo lo que te puedas imaginar. El que quiere un menú cerrado tiene un menú cerrado. El que quiere opciones tiene opciones. Es más un coaching nutricional. Tenemos hasta una app que te hace la compra.
Ejercicio. No existe la terapia antienvejecimiento sin ejercicio. Ni lo plantees, ni lo pidas. Sin ejercicios no hay terapia de envejecimiento.
Suplementación. Por muy buenos que sean nuestros nutricionistas, es muy difícil obtener de la alimentación todas las vitaminas, minerales y oligoelementos que necesitas para que todas las reacciones químicas de tu cuerpo funcionen bien. Y con el estudio que hacemos vemos los puntos donde necesitamos incidir.
Suplementación de reemplazo hormonal. Hablamos de hormonas sexuales, testosterona en hombres, estradiol, progesterona, testosterona en la mujer. Pero manejamos todos los ejes hormonales: tiroides, suprarrenal, melatonina, hormona de crecimiento, todo lo que te puedas imaginar y optimizar todas esas hormonas en el caso particular de cada paciente, crea enormes beneficios.
Detoxificación: Hay que quitar alcohol y tabaco, vapeo. A veces también incluso metales pesados son otra clase de tóxicos que tenemos que controlar.
Manejo del descanso. No nos gusta mandar hipnóticos, no nos gusta mandar pastillas y hacemos, por ejemplo, unos estudios de sueño muy interesantes donde miramos cómo está el paciente genéticamente predispuesto a dormir, cómo es la secreción de melatonina y de acuerdo a eso optimizamos la producción de melatonina para tener el mejor descanso posible de la forma más natural y un descanso reparador en todos los sentidos.
Estrés. Siempre digo que no podemos meternos en cómo los pacientes se ganan la vida pero es cierto que intentamos decirles que reduzcan los factores que les producen estrés. Pero como no podemos controlar esos estresores externos, nos encargamos de poner un 'paraguas' a nivel hormonal, a nivel metabólico, para que esa suprarrenal no sufra todo ese estrés.
–¿Cómo influye el estrés o la falta de sueño?
–Enormemente. En los pilares del tratamiento de Neolife, tenemos el ejercicio, la alimentación, la suplementación, la optimización hormonal, el manejo del estrés, el manejo del descanso, la dosificación eficiente. Esos dos puntos que has preguntado son pilares del tratamiento. Te puedo mencionar todos los estudios que quieras sobre lo importante que es tener un buen descanso nocturno. Datos de mortalidad de un 20 o 30 % en gente que reconoce tener un sueño insuficiente y no reparador. Son datos increíbles. Gente con privación de sueño tres días entra en prediabetes, riesgo de cáncer. Toda la reparación que tiene que ocurrir durante la noche no ocurre si no llegamos a fases de sueño profundo. Hay estudios donde nos dicen que no vale cualquier forma de descansar. No vale con tomarte una pastillita. Miramos esos estudios y vemos que ese sueño no es reparador, no está haciendo su trabajo adecuadamente y no tiene el mismo resultado que aquellos que duermen de una forma más natural.
Respecto al estrés, es un factor que afecta a todos los niveles. En Neolife somos modestamente expertos y conocidos por como manejamos las hormonas y uno de los ejes hormonales menos conocidos es el eje suprarrenal, esa pequeña glándula que tenemos encima de nuestros riñones. Esa glándula tiene que modular el estrés al que estamos sometidos.
Nuestros pacientes, que son gente ocupada, gente muy importante en sus campos, en sus profesiones y que tienen un estrés importante, los médicos miramos con mucho, mucho detenimiento cómo está la función suprarrenal, cómo produce esas hormonas tan importantes que tiene que producir esa glándula suprarrenal. El ejemplo más claro es el cortisol, la hormona del estrés. El cortisol debe estar bien, ni alto, ni bajo. Cuando se ha sometido la suprarrenal durante mucho tiempo a mucho estrés ya ni siquiera haces bien ese cortisol que es fundamental para que puedas salir de cualquier apuro, ya sea una reunión o correr si te va a atropellar un Uber. Igualmente podríamos hablar de cómo afecta a nivel cognitivo, de cómo afecta tu microbiota, nuestras bacterias intestinales... el estrés es un enemigo peligroso.
– ¿Se puede evitar el cáncer?
– Sí, por supuesto. El cáncer es una enfermedad hasta cierto punto prevenible. Nosotros hacemos un estudio genético a nuestros pacientes y aunque los genes hablen de una predisposición, una mutación o una variante que predispone a cáncer no quiere decir que necesariamente vayas a morir de ello o que lo vayas a presentar. Hay muchas cosas que podemos hacer. Por ejemplo, la obesidad es un factor de riesgo de primer orden. ¿Qué puedo hacer? Estar más delgado, bajar ese porcentaje de grasa.
El ejercicio baja tu riesgo de padecer cáncer incluso más allá de lo que has conseguido quitándote la grasa. El tabaco mejor ni comentarlo. Tenemos diferentes suplementos, vitaminas, minerales y oligoelementos que asegurándonos de que estén en su sitio, prevenimos la presencia de un cáncer. Tener un buen ritmo intestinal, cuidar de nuestro intestino, el tratamiento hormonal en la menopausia que pese a lo que se pueda decir o que esté en el imaginario popular, previene la aparición de cáncer de todo tipo.
–Para la mujer, la menopausia es un momento de cambio. ¿Qué tipo de tratamientos son los más eficaces a partir de los 40/50 años?
–La edad habitual de la menopausia son los 51, tres años antes o tres después. En esa ventana, las mujeres pierden sus reglas porque los ovarios dejan de hacer su función que es madurar folículos para, eventualmente ser madre, dar una nueva vida y producir hormonas. Tres hormonas fundamentales: estradiol, progesterona y testosterona. La menopausia es el momento en que ese ovario deja de funcionar, ni madura folículos, ni produce esas hormonas. Puedes no tener síntomas o tener los clásicos sofocos o cambios de carácter.
Además, luego pasan muchas cosas que no son visibles, de las que no somos conscientes. Esas hormonas han estado protegiendo a la mujer a nivel antropológico durante toda su vida fértil para que puedan llevar adelante un embarazo y cuando se pierden, desgraciadamente hay un declive a nivel piel, a nivel músculo, a nivel hueso, se acumula grasa, a nivel vascular, las arterias sufren, aumenta el riesgo de cáncer. Incluso parámetros muy avanzados de estudio cardiovascular que no se modifican desde el nacimiento al llegar la menopausia se modifican. Tenemos que devolver al cuerpo esas tres hormonas. Conocemos muy bien como hacerlo, sabemos la secuencia adecuada, con cuales podemos ir un poco más rápido, con cuáles tenemos que ir un poquito más lento, con cuáles debemos empezar antes o después, viendo siempre los niveles hormonales y el estado de la paciente.
– ¿Qué pasa con los hombres?
–Los hombres también tenemos problemas cuando perdemos nuestras hormonas pero en nuestro caso esa pérdida es más paulatina. El testículo deja de producir testosterona. Una hormona que es de los hombres pero también de las mujeres. Para ambos es importante solo que los hombres tenemos diez veces más. Esa es la diferencia. Los hombres dejamos de producir testosterona de una forma paulatina y nos vamos acostumbrando a que no somos los mismos. No te ejercitas de la misma manera, tu vida sexual no es la que era, a nivel cognitivo, concentración, asertividad, seguridad de carácter no eres el mismo, pero como sucede poquito a poco, no te das tanta cuenta como las mujeres con la menopausia que a veces puede ser muy brusca.
En el caso de los hombres, la testosterona ha estado protegiendo nuestras arterias –y piensa que la enfermedad cardiovascular es la causa principal de muerte en el planeta–, así que cuando la testosterona no está en su sitio, acumulamos más placa, más aterosclerosis, más riesgo cardiovascular y por lo tanto hablamos de mayor posibilidad de infarto o ictus. Devolver la testosterona a los hombres mejora enormemente todos esos aspectos a nivel cabeza, a nivel músculo, a nivel hueso, a nivel grasa, a nivel sexual y a nivel arterial.
–Ha hablado de la masa visceral ¿Qué es esto? ¿Cómo influye?
–Nuestro cuerpo necesita tener grasa para tener ese depósito de energía. Tenemos dos tipos fundamentales de grasa. La grasa subcutánea, el clásico michelín que nos tocamos y que no nos gusta ver pero que básicamente es un depósito de energía. Tiene un comportamiento, bastante 'benigno'. Pero luego, tenemos la grasa visceral, que es la que está detrás del abdomen, detrás del músculo, dentro del abdomen, alrededor de las asas del intestino, alrededor del hígado, incluso dentro del hígado, alrededor de los riñones. Esa grasa visceral tiene un comportamiento mucho más maligno y siempre decimos que es el enemigo público número uno del siglo XXI. Porque se comporta como un órgano endocrino, como una glándula que está liberando constantemente mediadores inflamatorios que van a afectar cada vez a más órganos. Esta inflamación que produce la grasa visceral sabíamos y lo consideramos un factor de riesgo cardiovascular que repito, daña tus arterias, pero también daña tu cerebro. Está en la base de enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson, el Alzheimer.
La inflamación tiene entidad propia y el acúmulo de grasa visceral es uno de esos factores que lleva a esa inflamación de bajo grado. ¿Por qué acumulamos grasa visceral? Por todos los sospechosos habituales, pero en el contexto que estamos hablando, perder nuestras hormonas hace que acumulemos esa grasa visceral.
– ¿Cuánto tiempo lleva notar los beneficios del tratamiento?
–Tienes beneficios a corto, medio y largo plazo. Incluso ahora estamos trabajando y ofreciendo unos beneficios a cortísimo plazo, con los drives intravenosos de antioxidantes, vitaminas o minerales que hemos detectado que nuestros pacientes no tienen. Los beneficios se notan casi desde el inicio y normalmente, por decirte un tiempo, al cabo de seis meses tenemos casi todo corregido a nivel metabólico, siempre contando con la ayuda del paciente que debe implicarse, cumplir las instrucciones y nos acompaña en este camino hacia la salud para lograr resultados muy pronto. Una cosa que decimos siempre en consulta a los pacientes: las hormonas no son fármacos, llevan su tiempo.